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Turismo ruso a Cuba: nuevos tiempos

Por: César Gómez Chacón

Pese a guerras, cambios climáticos, pandemias, sanciones y otros desmanes del mundo actual, y también como su lógica consecuencia, la ruta de los rusos hacia Cuba se ensancha cada vez más.

La reciente visita a Moscú de Juan Carlos García Granda, ministro cubano de Turismo, confirmó que la Mayor de las Antillas abre con cariño y nuevas perspectivas sus puertas a los viejos y nuevos amigos de Rusia.

Una historia de hermandad que supera los 65 años, y el “idioma de Pushkin” como mejor vía de comunicación,  hacen más expedita y placentera la estancia de los rusos, en familia, en parejas y en grupos de conocidos, en los principales polos turísticos del archipiélago caribeño.

¿Qué buscan (y encuentran) los rusos en Cuba?

Para personas de un país donde prácticamente la mitad del año, entre los meses de septiembre y abril, las temperaturas suelen estar por debajo de los cero grados centígrados, los destinos de sol y playa son una bendición.

A Varadero y su tradicional proclamación como la playa más hermosa del mundo, se suman ahora, entre otras, la cayería al norte de las provincias de Villa Clara y Camagüey, con excelentes vías de acceso; sitios paradisíacos y modernos hoteles y marinas, en un ambiente de total armonía con la naturaleza. Sus litorales de arenas muy blancas y aguas azul turquesa, donde en las tardes juegan los delfines y vuelan las manadas de pelícanos y gaviotas, hacen palidecer de envidia a la mismísima Varadero.

En un supuesto recorrido de Oeste a Este, de unos 1 170 kilómetros desde Viñales en Pinar del Río (la tierra del mejor tabaco del mundo), hasta la ciudad primada de Baracoa, fundada en 1511 por los conquistadores españoles, hay que hacer un alto obligado en La Habana-capital; y seguir luego la ruta a pequeños saltos a través Matanzas, Cienfuegos, Santa Clara, Trinidad, Camagüey y la heroica Santiago de Cuba. Los más y menos jóvenes descubrirán una historia de seis siglos de leyendas y luchas; de héroes verdaderos; de piratas y mafiosos; del mito subyugante de los rebeldes barbudos y la Revolución de Fidel Castro y el Che Guevara.

Un pueblo amistoso, saludable y bien educado, mezcla de razas, culturas y religiones, que blasona de sus más genuinas tradiciones españolas, afrocubanas e incluso norteamericanas, tiene el ingrediente único en esta parte del planeta de poseer a decenas de miles de sus hijos agradecidos por la educación y el amor que recibieron durante más de tres décadas de estudios y trabajo en las ciudades y regiones de la extinta Unión Soviética. No se caminan muchos minutos por una calle cubana sin que alguien te tienda su mano y te salude en perfecto idioma ruso.

Nuevos tiempos, nuevas posibilidades

Luego de la pandemia de la COVID-19 y los sucesivos gobiernos estadounidenses de Donald Trump y Joe Biden, con sus absurdas políticas de bloquear también la llegada de visitantes a Cuba, el país reactiva con ímpetu su industria turística, motor principal de la economía nacional. Por eso pueblo y gobierno reciben con beneplácito el creciente flujo de los fieles amigos de la Federación Rusa.

Pero no se trata solo de abrir los brazos y estrecharse en abrazos. Hay que trabajar muy fuertemente y crear las mejores condiciones para la estancia feliz de los visitantes. De ahí que el ministro García Granda aprovechó su viaje este marzo a Moscú para confirmar varias buenas noticias. Una de las principales es que la tarjeta de pago rusa “MIR” ya funciona en Cuba desde finales del 2023, un lógico anhelo ante las restricciones de bancos europeos y estadounidenses.

“En estos primeros meses de operación se han transferido más de 2,7 millones de dólares a través de las tarjetas MIR, hay 20.000 terminales POS en las principales tiendas y puntos turísticos a lo largo de todo el país, algo que seguirá creciendo”, apuntó el titular cubano, quien afirmó que el objetivo es lograr que los rusos ocupen uno de los tres primeros lugares entre los visitantes extranjeros al país.

Al respecto, un muy reciente reporte oficial de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) confirma que de los 637 956 visitantes recibidos hasta el mes de febrero de este año, 43 864 provienen de la Federación Rusa, lo que la sitúa por primera vez como el segundo emisor de turistas a Cuba después de Canadá.

La suma de nuevos vuelos directos y rutas ya pactadas como la de San Petersburgo a la isla, auguran que el año en curso la cifra de visitantes rusos sobrepasará los 200 000, aunque “nuestra meta es llegar a 500 000″, manifestó el ministro cubano.

Existen, además, muchos planes para asegurar nuevos atractivos a los visitantes amigos, acorde a su idiosincrasia y sus más exquisitas exigencias. Entre ellos está la creación de rutas turísticas temáticas hacia lugares históricos, de valor arquitectónico o geográfico, no solo los destinos de playa, aunque en ellas también se ofertan los deportes acuáticos y distintas modalidades de pesca en las costas cubanas.

De conjunto trabajan los empresarios comerciales de ambos países, con un objetivo primordial: que cada turista ruso quiera volver a Cuba el mismo día del retorno a su ciudad de origen. Que cada uno de ellos se convierta en vocero de una verdad incuestionable: vale la pena emprender cuanto antes el camino de regreso al paraíso soñado, ese que los espera a todos en Cuba.

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