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Transformación de la agricultura en aras de aumentar rendimientos

Con la creación de polos productivos agropecuarios y forestales para incrementar la oferta de alimentos a las grandes ciudades, la industria alimentaria y al turismo Cuba impulsa hoy la transformación de su agricultura.

Con la creación de polos productivos agropecuarios y forestales para incrementar la oferta de alimentos a las grandes ciudades, la industria alimentaria y al turismo Cuba impulsa hoy la transformación de su agricultura.

Esa decisión forma parte de los esfuerzos encaminados a garantizar el abastecimiento a esos tres destinos, y favorecer la sustitución efectiva de importaciones y el incremento de las exportaciones, mediante procesos de innovación, asistencia técnica, extensión agraria y la creación de capacidades para todos los actores económicos que se le vinculen.

Tal como señala la Resolución 384/2021, publicada por la Gaceta Oficial de la República, los polos productivos agropecuarios y forestales son el sistema de coordinación y articulación consciente, voluntaria y ordenada en función de la gestión integral de las cadenas de valor agroindustriales y de los procesos de invención, asistencia técnica, extensión agraria y capacitación para generar productos y servicios de alto valor agregado.

De ahí que esa norma jurídica, publicada el pasado viernes, establece que tales organizaciones tienen como principio la integración al conformarse por empresas, cooperativas, productores, trabajadores por cuenta propia (privados), entidades de ciencia, tecnología e innovación y las universidades.

Entre sus funciones está ser una vía para el desarrollo con la introducción masiva de nuevas tecnologías y los adelantos de la ciencia, favorecer la asistencia técnica, la capacitación y el extensionismo agrario y facilitar el mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades.

Al constituirse en un área geográfica determinada deben ser fuente de empleo seguro para la población de la región que abarca y aledañas, reportar beneficios económicos y sociales, introducir tecnologías como la agricultura de precisión, semillas y razas de animales productivos de alto valor genético y prestar servicios profesionales a la base productiva.

Dichos polos podrán especializarse en cultivos varios, arroceros, tabacaleros, azucareros, citrícolas, cafetaleros, cacaoteros, de fibras naturales, avícolas, ganaderos, porcinos, madereros, frutales, granos, y otras producciones agropecuarias y forestales.

Se trata de una de las 106 medidas aprobadas por el gobierno cubano para fortalecer al sector agropecuario y a la empresa estatal socialista, en aras de avanzar en mejores condiciones e incrementar el suministro de alimentos.

Sobre el tema el ministro de la Agricultura, Idael Pérez explicó recientemente que entre esas acciones también está la nueva política de comercialización, que favorece no solo la siembra y cosecha, sino también la venta para satisfacer la demanda de la población con un abastecimiento permanente en toda la red de mercados.

Todo se hace, dijo, reconociendo los actuales costos a partir de las limitaciones económicas del país por el recrudecimiento del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, los efectos de la Covid-19 y el cambio climático, factores que afectan la compra de insumos para cultivar la tierra y sus rendimientos.

Pérez insistió en que las políticas aprobadas y en ejecución son expresión de la voluntad política y gubernamental para fortalecer al sector agropecuario, lo que facilita gestionar recursos y precios, cubrir el mercado interno en divisas, impulsar las exportaciones, y mejorar las condiciones de trabajo y salariales en el sector.

Sobre esas bases hoy no existen limitantes ni restricciones para la comercialización agrícola, porque el objetivo es evitar pérdidas y que todo lo que se siembre llegue a la mesa de los cubanos en las mejores condiciones y con calidad.

Con ese propósito el país dispondrá de un fondo de mil 800 millones de pesos (75 millones de dólares) para el fomento del cultivo de arroz, plátano, yuca, frutas, producciones porcinas y de la ganadería vacuna, el cual debe ejecutarse en lo que resta de 2021 en empresas cuyo desempeño tenga un impacto favorable en los renglones priorizados.

El crédito se otorga con una tasa de interés del 1,5 por ciento para capital de trabajo, con un plazo de devolución en correspondencia con el ciclo productivo del cultivo o actividad, y del dos por ciento para las inversiones por lo que los ahorros financieros favorecerán a los destinatarios.

Para este respaldo monetario, cuyas operaciones comenzaron el 1 de septiembre, es importante la selección de los productores que pueden ser estatales, cooperativistas y usufructuarios, quienes serán asistidos con este crédito para su ejecución de forma inmediata.

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