Por: Idalma Moreno Baños
La conservación de la cotorra cubana (Amazona Leucocephala) implica un desafío para la Isla caribeña, al ser una especie de la avifauna amenazada. A menudo se les observa andar en bandadas de hasta 20 individuos o más. Llamativa por sus vivos colores, se distingue fácilmente de otras especies silvestres por su plumaje mayormente verde, cuerpo voluminoso, pico fuerte y su capacidad de imitar la voz. Constituye una de las aves más codiciadas por quienes quieren tener un ejemplar en su vivienda. Lo anterior no está permitido, por lo que existen leyes que protegen a este ave tan bello que vive en algunas zonas del archipiélago cubano. Por tal motivo los especialistas del Parque Nacional Guanahacabibes realizan acciones para el estudio y protección de esta especie en áreas vulnerables de esta región del occidente cubano.
Entre ellas sobresalen la educación ambiental en escuelas de los asentamientos poblacionales ubicados dentro de la reserva, así como campañas de monitoreo, a partir del empleo de modernas herramientas digitales y de «cámaras trampas» en diferentes localidades y formaciones vegetales de la zona boscosa. Este monitoreo se realiza con el propósito de detectar su presencia y estudiar su comportamiento en los sitios de anidación.
Lo anterior permite obtener datos valiosos sobre la cotorra cubana y otras especies de la fauna de la región como venados, aves y cerdos asilvestrados entre otros. Desde el inicio del monitoreo en el año 2000, se ha detectado un incremento en el número de cotorras y de bandos. En las acciones que se llevan a cabo entre los meses de abril y julio, participan los especialistas del Parque Nacional Guanahacabibes. Ellos cuentan además con el apoyo de miembros del Cuerpo de Guardabosques, trabajadores de la Empresa Agroforestal de la región y algunos voluntarios de las comunidades.
El equipo de investigadores realiza un recorrido diario por los sitios de anidación para la toma de datos. Con ellos colaboran estudiantes de la Universidad de Pinar del Río. De esta manera se evalúa la abundancia, distribución y estado de conservación de árboles con nidos. De igual forma se implementa un programa de vigilancia y protección para limitar los actos de depredación.
Las «cámaras trampas» ubicadas en áreas estratégicas pueden detectar y registrar documentalmente la presencia de estos ejemplares y de otras especies de aves. Cuando se concluya el estudio de la Amazona Leucocephala o cotorra cubana, se podrá saber con certeza la cantidad de ejemplares que viven en esa apartada zona de la geografía cubana.