El Consejo de Estado, mediante el Decreto-Ley 41, dispuso la creación del Instituto de Información y Comunicación Social (IICS), que tiene la misión de conducir y controlar la Política de la Comunicación Social del Estado y el Gobierno. Para conocer sobre la importancia y los objetivos del nuevo órgano, comparecieron este miércoles en la Mesa Redonda directivos de este sector.
Como una excelente noticia, tanto para los profesionales de la comunicación y la población valoró la creación del IICS, Humberto Juan Fabián Suárez, vicepresidente de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS) al inicia el programa radio-televisivo.
En su intervención recordó que la comunicación es uno de los tres pilares básicos de la gestión gubernamental del país, y al otorgársele rango de ministerio a este nuevo organismo, constituye un cambio cultural.
“También tiene un impacto en los espacios físicos y virtuales. Igualmente contribuye a legitimar el campo de la comunicación social en el país y el trabajo de sus profesionales”.
Advirtió que las relaciones públicas, la propaganda, la comunicación institucional y las investigaciones en este campo del saber no siempre han sido bien comprendidas, entre tanto se entiende comunicación al periodismo.
Añadió que el nuevo organismo debe ser un facilitador, un conductor de la gestión comunicativa para favorecer el diálogo y el consenso de la sociedad cubana, “para garantizar la participación de los ciudadanos en las complejas tareas que demande la sociedad”.
A su juicio, en un país como Cuba que precisa una “más amplia cultura comunicacional”, la creación del Instituto y la aprobación de sus normas complementarias, no son sinónimos de soluciones inmediatas a los problemas de comunicación que persisten en la nación, “es un proceso que será largo pero que el Instituto va a dinamizar y que las normas van a ayudar a enmarcar en determinadas pautas legales”.
Humberto Juan Fabián Suárez, vicepresidente de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales (ACCS). Foto: Roberto Garaicoa/ Cubadebate.
Según se informó, la gestación del IICS llega tras nueve años de profundo debate e intensa investigación científica, en los que se decidieron principios, funciones y normas que pautan la política de comunicación del estado y del gobierno cubano.
“El grupo de trabajo para la creación del organismo no solo se ciñó a los profesionales de la comunicación, sino que tuvo a miembros de la UPEC, las ACCS, FCOM y especialistas de la radio, la televisión y el Minrex. Igualmente participó el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Finanzas y Precios, y de la Comisión de Implementación y el Partido”.
De esta manera, se revisaron todos los planteamientos vertidos durante los más recientes congresos de la UPEC y la AHS. Igualmente se examinaron 82 tesis de licenciatura, maestría y doctorado, a la vez que se hizo un amplio estudio de derecho comprado en materia comunicacional.
Igualmente se tuvo en cuenta toda todas las normas jurídicas que existían en Cuba y se visitaron cinco provincias para intercambiar con profesionales del sector.
“Luego de concluir la primera versión del documento se realizó un amplio proceso de consulta con los órganos del poder popular, OACES, UPEC, la UNEAC, etc… y se presentó a sus Comité Nacionales. También se consultaron a más de 400 personas entre ellos, intelectuales, políticos de los cuales se recogieron más de 900 opiniones. De ellos 528 ratificaron totalmente la política y se realizaron 392 recomendaciones: 117 fueron aceptadas”.
El directivo dijo además que en el 2018 este texto fue publicado en los principales sitios webs que tienen que ver con esta materia y reiteró que su aprobación definitiva estaba incluida en el cronograma legislativo aprobado por la Asamblea Nacional. “No fue nada apresurado”.
El IICS robustece la institucionalidad de la nación
Onelio Castillo Corderí, miembro del Grupo de Trabajo Permanente para la creación del Instituto. Foto: Roberto Garaicoa/ Cubadebate.
Por su parte, Onelio Castillo Corderí, miembro del Grupo de Trabajo Permanente para la creación del Instituto comentó que el nacimiento del IICS robustece la institucionalidad de la nación ya que es un campo estratégico para el país.
“El Partido fue capaz de constituir este grupo y solicitó que se hiciera una revisión integral de la gestión comunicacional en el país. Era necesaria una mirada más científica, más articulada, más integradora de la comunicación social que dejaran esa mirada unidireccional y que incluyera a la comunicación social como un proceso estratégico para la nación”, expresó.
Para Castillo Corderí con este paso se irá trazando un camino legal que permita “acompañar el discurso político desde una plataforma jurídica como son las resoluciones, legislaciones y decretos-leyes.
“Los congresos del Partido definen a la comunicación como un eje estratégico, a la vez que el lineamiento 265 que convocan a la creación de la política de comunicación social del estado y del gobierno, realizando las transformaciones estructurales y funcionales que se requiriesen”, dijo.
La proyección del Instituto es implementar la política de comunicación existente en el país, dijo el miembro del Grupo de Trabajo Permanente.
“La Constitución de la República defiende la comunicación, la información y el conocimiento como derechos ciudadanos y como bien público de la ciudadanía”.
El Instituto tiene como misión, según el decreto-ley 41, conducir y controlar la Política de la Comunicación Social del Estado y el Gobierno cubano; proponer su perfeccionamiento, así como contribuir a fomentar la cultura del diálogo y el consenso en la sociedad cubana.
El Consejo de Ministros dispone de un plazo de 30 días para proponer y aprobar las funciones, composición y estructura en todos los niveles del nuevo organismo.
Más adelante, el directivo mencionó algunas de las tareas del IICS. Entre ellas sobresalen la dirección metodológica de la ejecución de la comunicación social en los órganos del estado, los OACES, así como los órganos locales, etc.
“Igualmente se identificó la gran dispersión de investigación en materia de comunicación que existía en el país, con una visión reduccionista. También se incluye el tema de la superación de sus profesionales. Se pautará la inclusión de contenido de comunicación social en los distintos niveles de enseñanza pues tiene que producirse un cambio cultural”, añadió.
Como otro elemento clave se encuentra la planificación de los recursos humanos y materiales que requiere la comunicación social. “No podemos permitir que se subestime la comunicación, ni que restricciones presupuestarias anulen proyectos en esta materia”.
Igualmente se pretende gestionar la marca país, así como la coordinación de las acciones de comunicación de la imagen Cuba, tanto en los ámbitos mediático, institucional y comunitario.
En busca de soluciones para problemas estructurales de la prensa
Al intervenir en la emisión de este miércoles de la Mesa Redonda, Ricardo Ronquillo Bello, Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), señaló que, como en otros ámbitos de la vida cubana, la comunicación también ha estado en rectificación durante los últimos años.
Durante los últimos congresos y eventos de la UPEC, hemos sistematizado los problemas estructurales de la prensa, dijo.
Los conflictos acumulados no pueden resolverse por separado, sino desde una visión más integral e integradora. En ese contexto, “la constitución de este organismo, todo lo que le antecedió y otras decisiones que están por adoptarse en el ámbito de la comunicación tienen un alcance mayor”.
Durante la Conferencia Nacional del Partido, recordó, Raúl se refirió al vínculo entre la democracia y el periodismo y a la concepción de la crítica en el funcionamiento democrático del socialismo: son ideas fundamentales.
Con esos antecedentes, “el primer paso es reconocer las enormes deformaciones en la concepción de la comunicación en nuestro país. Algo en lo que la constitución de este organismo puede ayudar extraordinariamente”.
No obstante, alertó, los problemas no se resolverán de la noche a la mañana con la creación del instituto. Pero la estructura le dará coherencia a una política de comunicación que ha sido discutida y analizada por muchos factores de la sociedad cubana. Si no hay una estructura que la haga cumplir, que le de cuerpo, que la impulse y controle, por supuesto que será imposible.
En el ámbito del periodismo hay temas muy importantes que se recogen en la política y que el nuevo instituto tendrá que atender. “Cuando hablábamos en los Congresos de la UPEC de los problemas estructurales de la prensa, uno de los primeros a los que nos referíamos era el relacionado con la economía de los medios”.
Como señaló Rosa Miriam Elizalde durante el reciente encuentro con el presidente Díaz-Canel, la UPEC realiza un censo en todo el sistema de comunicación pública del país para listar los problemas materiales de la prensa.
“Hoy no hay un canal de diálogo del sistema de medios del país con el gobierno para discutir esos temas: no existe. El canal será ese instituto que estamos creando”, comentó Ronquillo Bello.
Otros problemas se derivan de la no existencia de ese organismo. “Por ejemplo, el Partido -que hemos dicho no pocas veces que no debe inmiscuirse en los temas de administración- tenía que asumir responsabilidades que en realidad corresponden a un organismo del Estado o el Gobierno”.
Dijo que previamente no siempre encontraron comprensión en lo relativo al cambio de modelo de gestión económica de los medios. Sin embargo, la política de comunicación reconoce que pueden tener tres formas de financiamiento: el presupuesto del Estado dado el carácter público de la comunicación, las formas presupuestadas con tratamiento especial que existen en otros ámbitos de la economía y hasta la posibilidad de llegar a constituir empresas de comunicación en el escenario de la economía cubana.
“¿Cómo conseguiremos eso sin un instituto que canalice las transformaciones en un ámbito tan importante como la sostenibilidad económica de los medios en nuestro país?·, cuestionó.
Otro tema destacado por el presidente del gremio periodístico fue la necesidad de que – como establece la Constitución de la República- se respete el derecho de los ciudadanos a la información.
“En un país que se ha tenido que construir en una trinchera, sometido a un acoso permanente, una de las cosas que nos ha pasado es que no pocas veces el silencio formó parte de la estrategia de enfrentamiento a los enemigos de la Revolución. Pero en la era de la convergencia, con un cambio dramático en los modos de funcionar la comunicación, usted no puede seguir apostando al silencio”, insistió Ronquillo Bello.
Por ello es tan importante este organismo, que se está creando también con la esencia de defender la transparencia en el ejercicio del gobierno y las instituciones públicas.
La palabra transparencia, recordó, ha tenido sus malas interpretaciones en Cuba porque recuerda a la llamada glasnost soviética y la vimos con cierta suspicacia. “Sin embargo, en los últimos años se ha ido reivindicando, convirtiéndola en una palabra de la Revolución que debe describir el tipo de funcionamiento de las instituciones públicas cubanas”.
En otro momento de su intervención, resaltó que el nuevo instituto tiene que ayudar a crear no solo una nueva cultura de la comunicación, sino una nueva concepción democrática de la comunicación en el socialismo. “Nosotros tenemos la posibilidad de construir un modelo de prensa que no se ha construido en el mundo”, dijo
En los últimos tiempos, “algunos compañeros han defendido el surgimiento de este sistema paralelo que ha ido creciendo a veces con financiamiento de los Estados Unidos en Cuba, algunas personas han idealizado el surgimiento de medios privados como solución de los problemas del periodismo en Cuba”.
Sin embargo, discutiendo con ellos, les digo que nosotros podemos hacer algo que no se ha hecho nunca en ninguna parte del mundo: construir un sistema de medios de prensa que se convierta verdaderamente en parte de los mecanismos de control social y popular, apuntó.
Ahora tenemos que favorecer que la prensa forme parte de los mecanismos de control social y popular. Ese tiene que ser uno de los horizontes principales del nuevo instituto”.
Por tanto, resumió, es una buena noticia, es la respuesta a una demanda de varios eventos y congresos de la UPEC: la aparición del instituto contribuirá a seguir resolviendo los problemas estructurales de la prensa en el país.
¿Cuáles son los próximos pasos?
“El Decreto Ley que establece la creación del nuevo instituto y la extinción del ICRT no presupone de modo alguno la laceración del funcionamiento y la estabilidad del desarrollo de la radio y la televisión en Cuba”, destacó más adelante Onelio Castillo Corderí.
Explicó que son dos potentísimos sistemas de comunicación: parte indisoluble de la vida del país y de ese liderazgo informativo de creación de consenso, de difusión de contenidos culturales y entretenimiento tan necesarios en cualquier escenario.
La dirección general de la radio aglutina el quehacer de cien emisoras y la dirección nacional de la televisión cohesiona el trabajo de 42 canales diseminados por toda Cuba, detalló.
“De esos 42 canales, más del 50% son territoriales. Mientras, para que se tenga una idea del desempeño de la radio, 74 emisoras tienen carácter local, están más cerca de la vida de la gente, con una misión de muchísimo privilegio en ese trabajo de rendición de cuenta, de control popular y participación que a veces no logramos en los grandes medios nacionales”.
En cualquier caso, apuntó, la creación del nuevo organismo será un espaldarazo para el funcionamiento de la radio y la televisión, para que sigan creciendo cualitativamente como medios con una altísima responsabilidad en la comunicación social del país.
El instituto no incluye únicamente los contenidos de corte informativo. “El nombre de Instituto de Información y Comunicación Social puede dar a entender que es exclusivo a este tipo de contenidos. No es así, son los contenidos de todo tipo que se comunican a través de un medio e incluyen a sus hacedores”.
Añadió que la radio y la televisión no solamente son comunicación social, también son arte e industria cultural. “Todos los contenidos tienen esa manera de cohesionar que convierten a la radio y la televisión en grandes medios de comunicación. Están en la primera línea cuando se habla de este instituto”.
Además, implica una visión de integración superior. “El ICRT solamente atendía a la radio y la televisión, pero no a toda la prensa del país y a la comunicación mediática”.
En otro momento de su intervención, Castillo Corderí explicó que ahora comienza un proceso durante el cual el ICRT se irá extinguiendo a partir de los procedimientos y disposiciones legales que el país tiene establecidos en estos casos.
“No es la primera vez que un organismo de la administración central del Estado se extingue en Cuba, hay una plataforma de qué hacer en esos casos, cómo se desarrolla todo el proceso. Implica incluso acciones de índole económica, cancelaciones de cuentas, manejo y traspaso de recursos”.
La decisión de crear el nuevo instituto, insistió, “es una clara expresión de la voluntad política de fortalecer nuestra democracia a partir de un mayor nivel de participación del pueblo en la construcción de nuestro modelo económico y social, en la construcción del destino para el país que hemos escogido y al apuntalamiento de ese concepto constitucional de que Cuba es un estado socialista de derecho”.
El instituto y las normas que le sucederán van a cobijar, desde un marco regulatorio mucho más eficaz, todo el trabajo de la radio y la televisión en el país. “El marco legal que se aprobará como parte del proceso legislativo tiene como fecha tope el próximo año. Está previsto un decreto ley sobre la comunicación social y normas complementarias que tendrán rangos de decretos o resoluciones dictadas por el propio instituto”.
No creo que nadie piense que este instituto y el marco legal asociado resuelvan por si solos todos los problemas, dijo. “Porque la transformación estructural no siempre significa transformación cualitativa en el orden cultural y eso tiene que generarlo todo el sistema de comunicación en el país y toda la sociedad que participa en estos procesos”.
No obstante, si Cuba dispone de un sistema de comunicación mejor articulado, más coherente y eficaz, potencia la credibilidad del sistema político y se fertiliza el capital simbólico de la nación.
“Se trata de que cada compatriota en el pedacito de Cuba que defiende también le ponga el corazón a la Patria desde la comunicación”, concluyó.