El arreciado bloqueo imperial más los azotes de la pandemia han entorpecido el desarrollo del turismo en Cuba.
Pero aun así persiste la voluntad política del país de enrutar su economía para que se encarrile, lo cual necesariamente pasa por la recuperación de la actividad del ocio, locomotora del resto de los eslabones.
Tras el paso a la nueva modalidad, una ineludible convivencia entre el azote a la salud y el renacer de la cotidianidad, incluidos los sectores productivos y de servicios, se previó y así sucedió la reapertura de las fronteras y la vuelta al ruedo de la industria sin chimeneas, con precisos protocolos de bioseguridad porque el SARS-Cov-2 no deja de sorprendernos y tras la cepa Delta, compareció Ómicron, la de mayor transmisibilidad hasta el momento.
En tan complejo contexto -con casi ya dos años de lucha frontal al virus-, el destino cubano ha presentado cartas credenciales en el patio y en el exterior.
Crecen las conexiones aéreas, las llegadas internacionales, el interés de los turoperadores y el retorno de los mercados, cuyos representantes han reconocido la calidad del turismo actual, más saludable, higiénico y seguro.
Se han puesto en práctica todas las experiencias válidas, para lo cual el archipiélago aprovechó el tiempo de parálisis por la inoportuna aparición de la pandemia, que en el caso de la Isla se hizo acompañar del retorcido cerco de Washington, arreciado primero por la administración Trump, y luego- aun en los más aciagos días de la Covid-19- mantenido intacto por Biden, pese a sus promesas electoreras.
Mientras el campo turístico cesó sus operaciones por la epidemia global que cambió drásticamente todo, en la mayor de las Antillas se trabajó en la preservación y mejora de los inmuebles, en renovar la imagen del giro, diseño de nuevos productos, cuidado del medio ambiente, la informatización y la superación, además del completamiento de la empleomanía, entre otras muchas gestiones.
Todo ello ha ido dando sus frutos. Así lo reconocen los clientes y las cifras lo atestiguan, como es el ejemplo del comportamiento de la recepción de pasajeros en la citadina terminal tres del Aeropuerto Internacional José Martí, donde en el mes en curso se han dado días de atender hasta 50 vuelos, e incluso hubo una jornada record de cinco mil viajeros.
De eso y más Cuba llevó su mensaje a la 42 edición de la Feria Internacional de Turismo de Madrid (Fitur 2022), con una delegación encabezada por el titular de la esfera, Juan Carlos García Granda, quien habló allí de las proyecciones hasta el 2030, para cuando se dispondrá de 95 mil habitaciones y habrá condiciones para dar la bienvenida a más de seis millones de viajeros.
En la recién finalizada bolsa madrileña igualmente se promocionaron las oportunidades de negocios en la rama inmobiliaria, asociadas a campos de golf y marinas, así como el impulso de otros proyectos de interés en La Habana, Varadero, Artemisa, Pinar del Río y Holguín.
Los asalariados de la contrarrevolución en el exterior- dos o tres gatos, con perdón de los felinos- acudieron también a “intentar” boicotear las propuestas antillanas en el stand cubano de Fitur 2022, conocedores del potencial local para la industria de la recreación y sabedores de la apuesta nacional en tal dirección, con el apoyo del empresariado internacional.
Esa suicida actuación habla a favor de la desesperación de tales enemigos y de como la vitalidad de la actividad gana adeptos y a su vez desagradables detractores.
Cuba cuenta- y contará siempre- con sus científicos y personal de la salud para salir adelante en la protección de su población y catapultar este dinámico rubro y el resto de los eslabones de la vida.
Existe la decisión gubernamental y el acompañamiento de la exitosa campaña de vacunación, incluida ya una dosis de refuerzo, con antígenos ciento por ciento cubanos, hecho inédito en América Latina y el Caribe.
El 2022 se presenta para este destino de paz como otro año desafiante, con tales lastres, por lo cual el modelado del avance económico autóctono tiene que partir y de hecho lo hace de un panorama con tales certezas.
Sin tampoco se debe dejar de tener en mente los denominados desafíos globales para el calendario en curso: fenómenos meteorológicos extremos, crisis de empleo y desigualdad social, enfermedades infecciosas, ataques cibernéticos y el endeudamiento de las naciones, de acuerdo con un informe público del universal Foro Económico.
Pese a realidades tan retadoras, la Organización Mundial del Turismo está a favor de una industria cada vez más segura, inclusiva y llena de posibilidades; y en consonancia, Cuba se suma a los afanes internacionales que presentan a este como el sector capaz de reiniciar, liderar y ser pilar central del desarrollo sostenible.