Estás aquí

Para no aplazar los sueños de crecer

Por: Valia Marquínez Sam

Cuba inicia un año con paradojas y desafíos en el escenario demográfico. La población con 60 años y más crece mientras la tasa global de fecundidad mantiene sus niveles bajos.

Al decir de la Dra. C. Matilde Molina Cintra, subdirectora del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) este indicador de 1,41 hijos por mujer es muy bajo en la actualidad; sin embargo contrasta con la tasa de adolescente de 50,6 nacimientos por cada mil muchachas entre 15 y 19 años.

Aunque pudiera pensarse que cada nacimiento cuenta en estos tiempos, el país más envejecido de Latinoamérica prefiere evitar a toda costa las concepciones en vientres adolescentes. El embarazo en estas edades entraña más riesgos que beneficios.

Desde su experiencia en la provincia de Ciego de Ávila, al frente del Hospital Provincial “Antonio Luaces Iraola”, el Dr. Alberto Moronta Enrique señala que las edades más frecuentes de las embarazadas adolescentes en su territorio son los 13 y 14 años, y en su mayoría interrumpen sus estudios en la secundaria básica.

“Las situaciones más comunes en estos casos son partos que no llegan al término normal de la gestación y se interrumpen, o partos pretérminos en que los bebés no alcanzan su peso adecuado ni un desarrollo maduro; y ahí vemos entonces lo que conocemos en salud como retardo en el crecimiento intrauterino, malformaciones congénitas y también las complicaciones sobre todo al final de la gestación para la madre”, apunta el doctor Moronta.

En el caso de Cuba generalmente se trata de embarazos no intencionales, asegura la Dra. C. Marisol Alfonso de Armas, Jefa de la Oficina de la UNFPA en nuestro país. “Es decir no se trata de adolescentes que querían ser madres, sino que ocurrió el embarazo por algunas condiciones que lo propiciaron. Muchas veces tiene que ver con falta de información, o la creencia de que no se va a embarazar durante la primera relación sexual. Obviamente ahí hay espacios donde tenemos que trabajar también en el marco de la política”.

El 18 % de la fecundidad en el país es aportada por la fecundidad adolescente, porcentaje alto refiere Molina Cintra, si se tienen en cuenta todas las políticas sociales que implementa Cuba relacionadas con la protección para niñas y niños, adolescentes y jóvenes, con acceso a salud y educación gratuitas.

Entre las determinantes que provocan la elevada tasa de fecundidad adolescente en Cuba inciden el inicio cada vez más temprano y frecuente de las relaciones sexuales, unido a las insuficientes acciones educativas, informativas y de comunicación social y la baja percepción de riesgo sobre las prácticas sexuales sin protección.

“Las investigaciones dicen que hay un promedio entre siete y diez años de diferencia entre la muchacha y la pareja. Esto siempre es importante destacarlo por todo lo que engendra y puede generar, es decir, en una relación que es asimétrica, la misma está basada en el poder que tiene el hombre sobre la muchacha y eso la pone a ella en desventaja total”, destaca Molina Cintra.

Los altos índices de embarazos y fecundidad en adolescentes cubanos es un problema social, no solamente de salud o educación según advierte la Dra. C. Grisel Rodríguez Gómez, Oficial de Salud Sexual y Reproductiva de la UNFPA en Cuba. La especialista señala que convergen causas de diferentes tipos, incluidos los temas de violencia basada en género, sobre todo en el contexto patriarcal que vivimos donde la adolescente no está en condiciones muchas veces de negociar el uso del método anticonceptivo.

Por su parte, la Dra. Naima Trujillo Barreto, Ministra de Educación, considera que hay causas asociadas sobre todo al hecho cultural, a la herencia familiar sobre determinados asuntos, y es por eso que se han diseñado estrategias, desde la respuesta educativa con una concepción multisectorial.

Uno de los mayores desafíos de la dinámica demográfica de Cuba demanda también una mirada territorial para prevenir embarazos y la fecundidad en la adolescencia en espacios donde puedan dialogar y participar representantes de este grupo etario.

“Hay una voluntad y una prioridad definidas para trabajar el tema, que si bien tiene un comportamiento que es desigual en todo el país, sabemos que es una prioridad en la mayoría de los territorios de Cuba”, comenta Alfonso de Armas.

Es un fenómeno que es atendido y priorizado a nivel global explica Rodríguez Gómez, y asegura que UNFPA tiene una mirada con énfasis específico en la región. La experta reconoce que para Cuba el tema es una prioridad.

En ese sentido, el Dr. C. Antonio Aja, Director del Centro de Estudio Demográficos llama a revertir esta disfuncionalidad social con la cual no podemos convivir. Asevera el especialista que no solamente basta la acción que lleva a cabo el Programa Materno Infantil o el Ministerio de Salud Pública, sino el resto de las instituciones sociales, educacionales, culturales; es necesaria la mirada territorial de este asunto y su visibilidad, e incluso el cumplimiento de las leyes que hemos aprobado como el Código de Las Familias y otras normativas que tienen que ver con la protección de los derechos sexuales reproductivos de todas las personas y en particular de las niñas y adolescentes.

Desde el Ministerio de Educación existen protocolos de actuación, confirma Trujillo Barreto, que propician el retorno de la madre adolescente a sus estudios, encontrando las variantes más flexibles que estén al alcance para que pueda continuar su vida formativa.

“Se sabe cuánto dependerá de eso para que ella pueda reincorporarse, reinsertarse social, laboralmente como una persona y una mujer de éxito, que es a lo que aspiramos también, y que ha sido un principio del proceso revolucionario en Cuba”.

Hay agendas territoriales y nacionales que están en correspondencia con las exigencias de las organizaciones internacionales para los estados hoy, concluye la Dra. C. Matilde Molina Cintra, Subdirectora del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM). “Creo que para poder cumplir con los Objetivos para el Desarrollo Sostenible es muy importante que todas estas miradas, intenciones y propósitos que tenemos como políticas públicas realmente tengan una efectividad”.

Como refieren publicaciones digitales e impresas, el problema está enunciado, estudiado, reconocido y de lo que se trata es de mayor preocupación y ocupación de todos en esta cruzada que la sociedad cubana libra para que menos adolescentes vean interrumpidos o aplazados sus sueños de crecer.

Deja una respuesta