“La mujer en África es el motor económico de su familia y de la sociedad en la que vive; es la responsable del sustento de la familia, realiza las numerosísimas y durísimas labores domésticas, se hace cargo de la educación de los hijos y además contribuye económicamente al núcleo familiar con trabajos mal remunerados.” Así definen algunos organismos y organizaciones internacionales a la mujer africana.
Según la campaña internacional Manos Unidas, las mujeres africanas producen el 80 por ciento de los alimentos para consumo familiar y constituyen la cabeza de familia del 40 por ciento de los hogares.
En su presentación el periodista Julio César Mejías dijo que en Occidente, las imágenes sobre el África subsahariana y principalmente sobre las mujeres siguen siendo discriminatorias, reducido todo a lo negativo. Queda mucho por hacer, por ejemplo en la educación, arma esencial contra la ignorancia, la explotación y las prácticas degradantes como los matrimonios precoces, las mutilaciones genitales así como todas las disposiciones legales tomadas por la mayoría de los estados, en los cuales persisten muchos obstáculos sexistas que obstaculizan e impiden a las mujeres acceder plenamente a los órganos directivos y de decisión.
Para desmontar algunos de los numerosos estereotipos, su programa Mundo 20/20 contó con la participación de la antropóloga cultural, especialista en estudios africanos y de Género, Emily Riley Jenan, quien junto al Yoslán Silverio, a manera de afritrión, nos llevaronn a un mundo poco divulgado por los medios de comunicación mundial, centrando el análisis en Senegal.
Se dijo que la Unión Africana ha adoptado y aplicado una política de equidad de género, por la cual se promueve a las mujeres a ocupar cargos políticos de decisión, manejando la fórmula de que se alternen los cargos entre hombres y mujeres, asi si hay un ministro, la segunda posición la debe ocupar una mujer y viceversa. De esta manera, en países como Namibia, o Ruanda, encontramos a mujeres ocupando cargos importantes de dirección. Esta política debe ser aplicada por las organizaciones de integración regionales y los gobiernos nacionales. De igual manera se ha incrementado la representación femenina en los partidos políticos y en los parlamentos nacionales.
Se expuso el rechazo y la discriminación que sufren las mujeres africanas inmigrantes sobre todo en Europa y cómo su condición de musulmanas es aún más crítica.También estuvo en el centro de la conversación el papel del matriarcado en las sociedades africanas antes del colonialismo.
“En las sociedades tradicionales, las mujeres eran el pilar de la familia y el impulso de la vida socioeconómica. Fueron también reinas influyentes, guerreras temibles y feroces resistentes a la esclavitud y a la presencia colonial. La mujer estaba implicada en la toma de decisiones que tenía que ver con la comunidad en general, y la familia.Luego, en esa otra África desestabilizada y desestructurada por las distintas invasiones occidentales y orientales, la mujer se convirtió en un personaje de segundo plano”, explicó Silverio.
Al deternerse en el caso de Senegal, la invitada comentó que “las mujeres senegalesas son importantes en funcionamiento de la sociedad, en un país con una cultura matriarcal. Dijo además que “en el ámbito religioso las mujeres participan al mismo nivel que los hombres”.
A modo de resumen y al ser interrogado sobre todo lo que falta por lograr en la equidad de género en África, Riley expresó que “la lucha siempre continúa” y que las mujeres africanas están comunicando más estos temas en redes sociales.