El pasado 21 de julio, el ministro de Economía y Planificación anunció en la Asamblea Nacional que se implementará un mercado cambiario para la compraventa de divisas a la población con un tipo de cambio “económicamente fundamentado y donde podamos trabajar con todas las divisas, incluyendo los dólares en efectivo”.
El vice primer ministro y ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, y la ministra presidenta del Banco Central de Cuba, Marta Sabina Wilson González, comparecen este miércoles en la Mesa Redonda para informar sobre la implementación del mercado cambiario.
El mercado cambiario “es una pieza faltante en el funcionamiento de la economía”
“Es una de las medidas que permitirá impulsar el avance de la recuperación de la economía cubana, impactada por el recrudecimiento del bloqueo y los efectos de más de dos años de pandemia”, comenzó diciendo el ministro de Economía y Planificación.
Sobre el mercado cambiario, señaló que “es una pieza faltante en el mecanismo de funcionamiento de la economía. No por un problema de diseño, sino por las condiciones en las cuales se ha tenido que desenvolver la economía en los últimos años, que han hecho imposible el establecimiento de un mecanismo de compraventa de divisas con sostenibilidad a la población y a los visitantes”.
Comentó que, de manera muy leve, gradualmente, la economía empieza a dar señales de recuperación, aunque muy por debajo del comportamiento del 2018 y 2019. Las principales actividades han detenido la caída y empiezan un proceso de recuperación, incluido el turismo, una de las principales fuentes de ingresos.
“Se observa una recuperación de los ingresos en divisas, pero lejos todavía de los resultados del primer semestre de 2019. Estamos mejor si comparamos los resultados con los de los años 2020 y 2021, cuando nos enfrentamos a una caída grande. Pero si se compara con el 2019, todavía hay una brecha importante”.
Según el ministro, una de las cuestiones principales para avanzar en la recuperación de la economía es incrementar los ingresos en divisas, porque “la economía cubana es una economía abierta, con un alto nivel de importación, que enfrenta los altos incrementos de los precios internacionales de los combustibles, alimentos y de los fletes.
Explicó que “se ha ido evaluando y estudiando, en nuestras condiciones, con nuestras particularidades de economía socialista, inclusiva, que no responde exactamente al diseño de una economía de mercado pero que lo tiene que tomar en cuenta, cuál es la manera más coherente, práctica y objetiva de avanzar en la Implementación del mercado cambiario”.
Esa evaluación –precisó – ha sido un trabajo colectivo en el que han participado especialistas del Banco Central de Cuba, del Ministerio de Economía y Planificación, profesores de la academia, de mucha experiencia, siempre bajo la conducción del presidente y del primer ministro.
“Es una tarea que ha estado acompañada por el primer nivel de dirección del país, aportando ideas, buscando las mejores variantes, y nos sentimos satisfechos por el trabajo que hemos desarrollado.
“Bajo el concepto de que, con audacia, voluntad, hay que aprovechar las oportunidades y fortalezas, encontrar soluciones a nuestros problemas que dependan de nuestros propios esfuerzos, hemos considerado que debemos dar un paso en el sentido de ir, gradualmente, restableciendo el mercado cambiario.
Afirmó que hoy hay un nivel de divisas que está entrando al país que no están siendo captadas por el sistema financiero nacional. “Se están moviendo en otros mercados, con un grado de informalidad. Para encauzar el desarrollo de la economía y su recuperación, tenemos que buscar la manera de captar esas divisas e invertirlas en función de la sostenibilidad y el desarrollo socioeconómico del país”.
Aclaró que no está prohibido que otras monedas, excepto el dólar estadounidense en efectivo, se capten por el sistema financiero, pero, “concretamente, al tipo de cambio actual al que estamos canjeando esas divisas, ha aparecido un mercado informal que las está captando a un tipo de cambio muy superior”.
Por tanto –agregó–, hay un incentivo para cambiar las divisas en el mercado informal y no en el oficial.
El mercado cambiario –recalcó Gil Fernández– no puede operar al tipo de cambio de 1×24, “porque requiere de una cantidad de divisas de las que el país no dispone. Además, se necesitaría destinar al mercado cambiario divisas que hoy tienen otro fin en la economía”.
¿Cómo debe funcionar coherentemente un mercado cambiario? Sobre este punto, el ministro dijo que “debe funcionar sobre la base de que usted compra determinado nivel de divisas que entra al país, y luego vende determinado nivel porque hay una demanda.
“Lo más lógico es que el mercado funcione sobre la base de que esa operación de canje y recanje de divisas reporte un resultado neto positivo. O sea, que el Estado compre más divisas que las que vende, y que ese resultado neto positivo se pueda invertir en la economía, generando oferta de bienes y servicios en moneda nacional, para que exista un incentivo para el canje de las divisas”.
El éxito –continuó explicando– está en tener un nivel de oferta en moneda nacional que genere el incentivo de que las personas que posean divisas las cambien por pesos cubanos, porque con estos tendrán un nivel de consumo en el país.
“Si todas las transacciones de la economía fueran en pesos cubanos, y todas las divisas que entraran al país fueran cambiadas por CUP para consumir en esa moneda, las divisas obtenidas se utilizan en invertir en la producción de bienes y servicios a la venta en CUP. Y por esas ventas se recoge el efectivo que se inyecta en circulación por haber comprado una divisa.
“Con eso se logra que el peso cubano adquiera su valor, el objetivo estratégico. Siempre se ha planteado que el objetivo estratégico es que la economía opere en pesos cubanos, con un tipo de cambio que asegure la convertibilidad interna de la moneda, y que le dé capacidad de compra real.
“Con esto se logra trabajar con mucha más autonomía en el sector empresarial, para comprar y vender divisas, interactuar con todos los actores de la economía”, dijo.
Pero para llegar ahí –prosiguió el ministro– hay que recorrer una trayectoria.
“El punto de partida es que hemos tenido la necesidad de introducir las ventas en divisas y hay una demanda de compra de divisas. No estoy en aquel escenario ideal en el que todas las transacciones son en pesos cubanos: las personas naturales no demandan divisas (solo para viajar, pero no para el consumo interno) y entrarían al sistema financiero más divisas de las que salen, al haber más incentivo para venderlas al sistema financiero y cambiarlas por CUP, que para comprarlas.
“Todos entendemos que las condiciones de hoy no son esas. Hoy, probablemente, la demanda de comprar divisas es superior a la oferta”, reconoció el ministro.
Añadió que hoy hay una demanda de divisas por la población, porque hay un consumo interno en divisas y una demanda para la emigración, que muy probablemente está por encima del nivel de oferta.
“En materia de mercado, esto tiene una variable de ajuste, que es el tipo de cambio”, señaló.
“Si hay mucha más demanda de comprar que capacidad o incentivo para vender, el tipo de cambio es más caro. Mientras el tipo de cambio es más alto, hay más incentivo para las personas a vender (a cambio reciben más pesos), pero menos a comprar (cuesta más pesos).
“En contraste, un tipo de cambio más bajo estimula la compra, pero no es incentivo a la venta. Y el mercado debe funcionar en equilibrio, tiene que tener compra y venta. Ese es el mercado cambiario del que estamos hablando, que haga operaciones en los dos sentidos”.
Sobre poner un tipo de cambio más bajo, el ministro explicó que no sería responsable, ni económica ni políticamente, empezar a vender mucho más que lo que se va a comprar, y que esa brecha que se genera entre lo que vende y compra, el Estado la cubra con otros ingresos que no genera el propio mercado cambiario.
“¿A qué le vamos a quitar el dinero, al barco de arroz, al de combustible…? Ese es el problema que siempre hemos planteado. Tenemos que buscar la sostenibilidad del mercado cambiario a partir de sus propias fuentes, no con fuentes de generación de ingresos que tienen otro destino en la economía”, subrayó, y reiteró que hoy “no estamos participando en el mercado cambiario, hoy la economía no está captando ese neto positivo que pudiera haber en el mercado cambiario”.
Recalcó que “debemos tener en cuenta este punto de partida para lo que vamos a hacer. De lo contrario, sería una irresponsabilidad hacer algo que no sea sostenible en el tiempo y se tenga que parar”.
De acuerdo con el ministro de Economía y Planificación, en ese punto de partida se aprecia hoy que hay que tomar un grupo de medidas de salvaguardas, para evitar que exista una demanda superior a la oferta, que conduzca a elevar el tipo de cambio (con impactos inflacionarios y otros efectos negativos) para trabajar con un mercado equilibrado, o a sacar divisas de otras fuentes, que no están abundantes y que se utilizan en las actividades básicas, para inyectarlas en el mercado cambiario y equilibrarlo.
“Tenemos una estrategia que debemos corregir en el camino, para emprender una trayectoria no exenta de riesgos y contradicciones y llegar a un escenario donde toda la economía funcione en moneda nacional, con un único tipo de cambio en la economía, tanto para la población como para el sector estatal y no estatal, que asegure la convertibilidad interna de la moneda nacional, que dé capacidad de compra al peso cubano”, afirmó.
“Tenemos que recorrer la trayectoria hasta ese escenario. Una pieza indispensable para avanzar en esa trayectoria es el mercado cambiario, que nos va a permitir muchas transformaciones y también avanzar en la corrección de distorsiones en el funcionamiento de la economía”.
Pero, enfatizó, “esa trayectoria no solo se recorre con medidas monetarias, sino con el incremento y diversificación de la producción de bienes y servicios, el incremento de la oferta y las exportaciones, la eficiencia empresarial. Las incongruencias que hay ahí, se expresan en el entorno monetario”.
¿Cuál es la diferencia entre el esquema secundario de asignación de divisas y el mercado cambiario que se pretende implementar?
Sobre este tema, el ministro explicó que el esquema secundario de asignación de divisas que comenzó en mayo pasado, busca moverse en un intermedio entre el tipo de cambio oficial (1×24) y el que está expresando el mercado informal, que no es el tipo de cambio de equilibrio de la economía.
“Ahí no se habla de población, de compraventa, Es coger divisas para invertirlas en la economía de manera gradual y selectiva, para financiar actores económicos estatales y no estatales que pudieran soportar, sin incremento de precios en la venta a la población, un aumento del tipo de cambio, e ir contribuyendo a extraer un determinado nivel de liquidez en CUP de la economía”, dijo.
Precisó que se ha implementado en producciones de alimentos y en actividades manufactureras. “Pero esto no es lo ideal, porque es selectivo y no tiene fuente propia, su fuente son los ingresos corrientes del país”.
Este –apuntó Gil Fernández–, es el primer paso para avanzar hacia el restablecimiento del mercado cambiario. “El segundo es el que estamos anunciando en esta Mesa Redonda”.
Dan a conocer nuevos tipos de cambio para la compra de divisas por el estado
(Texto tomado de Cubadebate)