Sus creadores lo llaman «simba» y se trata de un software que ayuda a proyectar las inversiones y a trazar estrategias en cuanto al uso de la maquinaria en los campos cubanos.
Sistema Integral para la Modelación y el Balance Agrícola es su nombre completo, y se ha ido perfeccionando sobre la marcha, a partir de la búsqueda de soluciones a los problemas concretos que se presentan en la producción.
Calixto Domínguez, uno de sus autores, investigador del grupo de occidente del Instituto de Investigaciones de Ingeniería Agrícola (IAgric), asegura que la aplicación ya se ha empleado con éxito en programas priorizados, como el de granos o el desarrollo del tabaco Virginia.
Cuenta que todo surgió con el propósito de agilizar el trabajo en las estructuras productivas, que hasta la aparición de esta herramienta se hacía de manera muy rudimentaria.
Gracias a ella y a las enormes posibilidades que abre la informatización, lo que antes tardaba varios días, incluso semanas, se puede lograr en cuestión de minutos, afirman sus creadores.
Además de facilitar el balance de la maquinaria, desde la preparación de suelos hasta la poscosecha, y ayudar a definir estrategias de siembra objetivas, que eviten los «cuellos de botella» y las pérdidas en el campo, el simba permite calcular con precisión el combustible que se demandará para el laboreo o el riego, los lubricantes y filtros para el mantenimiento, e incluso prevé los posibles atrasos y las interrupciones a causa del clima en una región determinada.
Sarilena Ramos, otra de las autoras, señala que entre los hechos más llamativos que se han identificado mediante el software, están las deficiencias a la hora de concebir las inversiones.
Por ejemplo, hay lugares en los que sobran los tractores o están subutilizados, porque se adquirieron muchos equipos, pero no se compraron implementos suficientes para explotarlos.
Igualmente es común que no se correspondan los medios para la preparación de suelos con los que demandará posteriormente la cosecha y el secado. De ahí que el empleo del programa contribuya a planificar la plantación, con el escalonamiento requerido.
La empresa agroindustrial Cubaquivir, la pecuaria Punta de Palma, las tabacaleras Consolación del Sur y de San Luis, son algunas de las entidades de Pinar del Río que han utilizado la aplicación en sus proyecciones inmediatas, o en sus planes de desarrollo a más largo plazo.
También se ha usado en áreas del Proyecto Bases Ambientales para la Sostenibilidad Alimentaria Local (Basal), y en otras provincias del país, aunque en menor escala.
Ortelio Rodríguez, subdelegado de la Agricultura en Vueltabajo, lo califica como una herramienta muy útil, tanto para un campesino o una cooperativa, como para la toma de decisiones a nivel de provincia o de país. «Por una parte, nos da la posibilidad de conocer las necesidades de maquinaria, implementos y medios de transporte para enfrentar una campaña de determinada magnitud y saber a qué atenernos en cada momento, en dependencia de lo que nos pueda faltar», dice.
Unido a esto, afirma que se ha empleado en todos los programas de desarrollo agrícola de Pinar del Río, con buenos resultados.
Es el caso, por ejemplo, del balance de áreas que se pretenden sembrar de frijoles, maíz, sorgo, en dependencia de la disponibilidad de tierras, la maquinaria que existe y la que falta. «Sin la ayuda de este software, hubiera sido muy difícil hacerlo a mano, y la demora mucho mayor».
Por su impacto, la novedosa aplicación –a disposición de los interesados a través del IAgric– recibió el premio provincial de la Innovación, que confiere anualmente la Delegación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en Pinar del Río.