Los aplausos resonaban en el salón plenario, parecía que Villa Clara toda abrazaba a este hombre. La modestia ha caracterizado su paso por la vida, pero así son los héroes, éste es real, se jugó la vida en múltiples oportunidades defendiendo una idea que 60 años después todavía le roba el sueño.
La Asamblea Provincial del Poder Popular le otorgaba el título de Hijo Ilustre de Villa Clara. Era una deuda.
Ramiro Valdés Menéndez sube al podio, despacio, emocionado, alguna que otra lágrima se hace cómplice del momento. Y cuando tú lo ves, sientes que es la historia de la Revolución cubana quien está parada ahí frente a un micrófono donde las palabras lidian por salir.
El primer agradecimiento es para sus compañeros, los que no pudieron ver el triunfo del 1 de enero de 1959 porque sus vidas fueron sesgadas.
Con especial sentimiento recordó “a los artemiseños muchos de ellos perseguidos y asesinados en el asalto al Cuartel Moncada, al intrépido y valiente jefe del pelotón suicida Roberto Fernández, El Vaquerito, caído en el último combate librado en esta ciudad de Santa Clara”
El segundo del Che en la columna invasora #8, el que fue a Bolivia y con mucho coraje trasladó hasta Cuba los restos de su jefe y amigo, asaltante del Moncada, expedicionario del Granma, combatiente en la Sierra Maestra, quien tiene a la lealtad como una de sus grandes virtudes dijo, como si toda Cuba no lo supiera, que no había sido el mérito personal quien lo había guiado en su lucha por más de 70 años por la igualdad y justicia de la Patria.
“Esa fue la doctrina en la que nos educó nuestra madre, a mis hermanos y a mí, pero también fue la doctrina en la que nos formó Fidel a todos los jóvenes que decidimos unirnos a él para luchar por la verdadera independencia de Cuba”
Para los pobladores de Villa Clara tuvo palabras de hondo sentimiento y especialmente para Santa Clara en su apoyo decisivo en la liberación definitiva.
“A este territorio me unen fuertes lazos de afecto, siempre he vuelto una y otra vez hasta que en 1997 trasladamos hasta la ciudad los restos del Che y su pelotón de refuerzo, entonces supimos que la historia nos había destinado a sentirnos atado a esta heroica y hospitalaria provincia agradeciendo el amor y respeto con que cuidan a nuestros compañeros”
Y para rematar y con esa fé que llevó a los de la generación del centenario al triunfo dijo estar convencido que la Revolución estará por siempre victoriosa “sin ceder un tantico así, como dijo el Che”.
Aunque las condiciones, como ahora sean difíciles, recalcó, no cesen en ese combate por la justicia y la independencia de Cuba y de todos los oprimidos.
Cuánta razón entonces tenía el presidente cubano Miguel Díaz Canel Bermúdez cuando hace solo unos días y ante la expresión del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez de que se sentía hijo de esta provincia dijo: ¡Qué clase de hijo tienen