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Béisbol cubano: ¿Qué nos dejó la Liga Élite?

Foto: Abel Rojas

Por: Duanys Hernández Torres

La segunda Liga Élite del Béisbol Cubano ratificó la necesidad de contar con un torneo superior a la Serie Nacional de Béisbol, pero que no sea una continuidad del principal espectáculo deportivo de nuestro país.

Más allá de nombres de los equipos y estructuras, esta justa tiene que contar con incentivos económicos y de otra índole que impliquen a los jugadores. Si los protagonistas cobran y perciben lo mismo del clásico nacional, entonces sucede que casi veinte refuerzos hayan declinado participar, porque la Liga Élite no les aporta nada.

El saldo positivo fue el regreso de jugadores que militaron en Grandes Ligas como Rusney Castillo y Dariel Álvarez. Ojalá en la 63 Serie Nacional se sumen más peloteros con experiencia en ligas foráneas, lo que aportará calidad a las selecciones.

La lid nos trajo el regreso exitoso a nuestro béisbol de un pelotero como Yurisbel Gracial, quien brilló en la Liga Japonesa. El tercera base yumurino, con presencia en la mitad del calendario, terminó como colíder en jonrones en la etapa clasificatoria con ocho. En la postemporada conectó más cuadrangulares que la suma de sus nueve play off anteriores. La justa sirvió como vitrina para demostrar que a Gracial todavía le queda gasolina para brillar en cualquier liga del área.

Otro pelotero que causó sensación después de estar varios años en República Dominicana fue José Amaury Noroña. El jardinero matancero finalizó como colíder en jonrones (8), segundo en SLU y primero en OPS.

La Liga Élite nos regaló momentos históricos como el arribo de Danel Castro a los 2500 indiscutibles, único pelotero en conseguirlo, y de Ariel Sánchez a los dos mil hits, número 27 y tercero de su familia, antecedido por sus tíos Wilfredo y Fernando. O la pugna histórica por el liderato en tubeyes de dos incombustibles peloteros como son Frederich Cepeda y Yordanis Samón.

Y qué decir de la hazaña épica del juego completo lanzado por Erlys Casanova que sirvió para empatar a dos victorias por bando la final. El pinareño se sobrepuso a una terrible situación familiar, y se encaramó en el box en una tarde memorable. Los dioses y toda Cuba lanzaron con él, y hasta los rivales se fundieron en un abrazo con el héroe de la tarde artemiseña.

Lo peor de la justa fue la paupérrima defensa. En la final Artemisa cometió 16 errores (siete de ellos en el partido final), y fildeó para un horripilante 934. Matanzas hizo 11 marfiladas, y terminó con promedio defensivo de 958. Por cierto, los dos equipos que se enfrentaron a los Cocodrilos en los play off cometieron la misma cantidad de errores en seis partidos.

La Liga Élite del Béisbol Cubano dejó la parada alta a la Serie de las Estrellas. Ojalá que el palacio de los Cocodrilos se colme nuevamente para apoyar a su equipo. Y tendremos poco descanso porque el 9 de marzo arranca la Serie Nacional de Béisbol. Mucha pelota para los cubanos.

 

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