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Para entendernos mejor: Cuestiones de género II

Por: Sergio Luis Pérez Hernández

Otra vez asaltan dudas y comentarios sobre el uso del género femenino, con la intención de hacerlo gráfica y escrituralmente visible (como si no lo estuviera ya), forzando normas gramaticales que, lejos de favorecer, entorpecen la lectura y quebrantan la morfología de las palabras.

Aquí les dejo lo que apunta la que “fija, brilla y da esplendor” al respecto, a partir de las preguntas suscitadas por la publicación anterior:

Se escuchan y se leen a menudo expresiones como “ciudadanos y ciudadanas, trabajadores y trabajadoras, diputados y diputadas”. ¿Son correctas?

No  son  incorrectas, pero resultan  inadecuadas  por  redundantes.  Al  igual que  en otras lenguas, en  español  el  masculino es el género no marcado, sobre  todo  si  se usa en plural, lo que quiere decir que incluye normalmente a los individuos  de  los  dos  sexos. De esta manera, en una frase como “Los  lobos  han  atacado  al rebaño, lo que queremos decir es que han sido animales de la especie “los lobos”  que  han  atacado, no que lo hayan hecho solo los  machos; por el contrario, si  dijéramos “Las lobas han atacado al  rebaño” estaríamos excluyendo expresamente a los lobos macho.

Quienes defienden el empleo de las expresiones duplicadas lo justifican como un  modo de hacer patente que el hablante se dirige a los dos grupos, entendiendo que de otra manera quedarían excluidas las  mujeres. A este respecto hay  que  decir que LA DUPLICIDAD NO APORTA CLARIDAD AL TEXTO; AL CONTRARIO, DIFICULTA Y HACE PESADA LA LECTURA CUANDO SE USA DE MANERA CONTINUADA. El empleo del masculino NO ES UN USO DISCRIMINATORIO, sino un recurso básico de economía lingüística que busca conseguir el máximo de información con el  mínimo de elementos.

Ejemplos:

Los invitados y las invitadas participaron con entusiasmo en la ceremonia. (INADECUADO)

Los invitados participaron con entusiasmo en la ceremonia. (ADECUADO)

Cada vez están más preparados los jóvenes y las jóvenes de esta generación. (INADECUADO)

Cada vez están más preparados los jóvenes de esta generación. (ADECUADO)

En relación con el uso no discriminador del lenguaje, si el  mensaje va dirigido a  hombres y mujeres, es suficiente con incluir, ocasionalmente, expresiones que  muestren que el auto tiene en mente a ambos grupos. Por  ejemplo, basta con  usar al comienzo del texto fórmulas como “compañeras y compañeros”, “amigos y  amigas”, “señoras y señores”, o similares, para que se entienda que todo lo que se diga a continuación está dirigido al conjunto sin exclusiones. Solo es necesario recurrir a la fórmula desdoblada si el contexto no resulta suficientemente claro o si   lo que se pretende es hablar de manera independiente de cada grupo.

Ejemplos:

Luis no tiene ni amigos ni amigas.

A las pruebas físicas deben acceder tanto los mineros como las mineras.

Se están actualizando los contratos de los secretarios, no los de las secretarias.

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