Por: Duanys Hernández Torres
Las agradables sorpresas también tienen cabida en la pelota cubana. Varios lanzadores con escasa participación en torneos anteriores muestran excelentes números en la 62 Serie Nacional de Béisbol.
¿Quién hubiera imaginado que el espirituano José Isaías Grandales se convertiría en el caballo de batalla de su equipo? El diestro yayabero es colíder en victorias con 6, le batean para 280 y lanza para un excelente promedio de carreras limpias de 2,20. Es el lanzador más trabajador de su equipo con 49 entradas lanzadas.
Lo curioso, es que en dos series anteriores apenas había trabajado en 26,1 innings en 17 juegos relevados, y no tenía decisión. O lo que es lo mismo, era un serpentinero con escaso protagonismo en el staff espirituano. De uno de los últimos en la lista, a líder de rotación.
Otro que ha robado reflectores es el zurdo cienfueguero Islay Sotolongo. El lanzador siniestro llegaba con números muy discretos a este torneo. En dos series anteriores tenía balance de 1-6 con un salvado. Sus oponentes le bateaban para un astronómico 347 y lanzaba para un abultado promedio de 8, 38 carreras limpias por cada juego de nueve entradas.
Resulta que en la 62 SNB, Islay es el máximo ganador de su equipo con cinco éxitos. Los contrarios le promedian para 277, y trabaja para un aceptable 3,74 de carreras limpias. Es por mucho, el más trabajador de su conjunto y el octavo del campeonato con 53 innings de labor, con los que casi emula los 77 que tenía de por vida antes de la serie. De zurdo con pobres números, a lanzador casi al seguro.
El tercer caso es, incluso, el líder en promedio de carreras limpias de la lid con un excelente 1,94. El santiaguero Wilber Reyna, aunque apenas ha podido ganar tres partidos, ha sido el mejor lanzador de su equipo, y uno de los mejores de toda la lid. Además, es el más laborioso con 55, 2 entradas de labor, para situarse en tercero de la serie, solo antecedido por Wilson Paredes y Yunieski García. Al lanzador indómito le promedian para un anémico 246, y su whip es 1,24.
Antes de esta contienda había trabajado en cuatro series con desfavorable balance de 2-5. Le bateaban para 289, y su efectividad de 5,19 resultaba discreta. Reyna es, ahora mismo, el rey del bullpen santiaguero.
¿Cómo es posible que este trío haya tenido tanta mejoría de un año a otro? ¿Qué cambió para tener guarismos destacados? Solo el veleidoso terreno tiene la rspuesta.
Lo cierto, es que sin hacer mucho ruido, Grandales, Reyna e Islay, son desconocidos que roban titulares en la pelota cubana. Enhorabuena para el béisbol cubano, y sus respectivos conjuntos.