Por: Sergio Pérez Hernández
El libro y la película son divertidos
En general, los determinantes, adjetivos y otros elementos que modifican al nombre deben concordar con este en género y número: el libro divertido, una película divertida, estos libros divertidos, algunas películas divertidas. Cuando el adjetivo modifica a dos nombres, concuerda en masculino plural si estos son de distinto género, pero, si poseen el mismo género, es este el que muestra el adjetivo: El libro y el documental son divertidos; El libro y la película son divertidos; La película y la novela son divertidas; Los libros y las películas son divertidos; Las películas y las novelas son divertidas.
Bonita ciudad y río.
Cuando un adjetivo se antepone a varios nombres en singular, lo normal es que concuerde con el primero de ellos: bonita ciudad y río; con profunda admiración y cariño. Si ambos están en plural, el adjetivo muestra ese mismo número: grandes tormentas y aguaceros. Si ambos están en singular, el adjetivo prenominal muestra cierta resistencia a construirse en plural (no sus últimos libro y película). Entre las escasas excepciones que se conocen están los nombres propios (los célebres Juan y Antonio) y algunos otros (sus incondicionales esposa e hijos).
Espacio y tiempo necesarios.
Cuando un adjetivo se pospone a varios nombres, lo normal es establecer la concordancia en plural: el espacio y el tiempo necesarios; lengua y literatura españolas; capacidad e imaginación portentosas; el pelo y la barba enmarañados. No obstante, es válida también la concordancia solo con el nombre más próximo, especialmente si existe afinidad conceptual entre los nombres: lengua y literatura española; pelo y barba enmarañada. Cuando los nombres poseen género distinto, el adjetivo debe ir en masculino plural: Llevaba sombrero y corbata negros (no … negras); muchachos y muchachas simpáticos; usos y costumbres ajenos.
Un periodista deportivo / una periodista deportiva.
Cuando los nombres que cambian de género sin cambiar de forma se combinan con un adjetivo, este debe ir en el género correspondiente: un periodista deportivo / una periodista deportiva. Otros ejemplos: la concejal madrileña, un juez mexicano, la detective privada, la intérprete jurada.
Un hombre o una mujer viejos.
Cuando un adjetivo modifica a dos nombres unidos por o, como en un hombre o una mujer viejos, el adjetivo concuerda en plural; pero, si los nombres van en singular y se refieren a una misma entidad, el adjetivo irá en singular: el papel o lámina usado…
La casa enorme y lujosa, pero las selecciones española y francesa.
Si varios adjetivos modifican a la misma entidad o entidades, concuerdan con el género y número de estas: la casa enorme y lujosa; una pequeña y deliciosa tarta; tres novelas apasionantes y originalísimas. En cambio, si se hace referencia a varias entidades, a cada una de las cuales modifica uno de los adjetivos, lo normal es que estos aparezcan pospuestos y en singular: las selecciones española y francesa; las políticas económicas europea, china y norteamericana; los pisos primero y segundo. En estos últimos casos, si los adjetivos van antepuestos, lo normal es combinarlos con un nombre en singular: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Con ordinales es también más normal el uso del nombre en singular (cuarto y sexto piso), pero es posible su uso en plural (cuarto y sexto pisos).
Hábitos de vida saludable(s).
Los adjetivos que aparecen pospuestos a un nombre con un complemento con de concuerdan con el nombre al que modifican, que puede ser el inmediatamente anterior o el que precede a la preposición de. Así, en hábitos de vida saludables el adjetivo saludables modifica a hábitos, mientras que en hábitos de vida saludable el adjetivo modifica a vida.
Nombres y adjetivos de color:
- flor roja, camisas verdes. Cuando son adjetivos, concuerdan en género y número con el nombre: flor roja, camisas verdes, pantalones amarillos… Esta pauta se aplica también a los adjetivos de color compuestos: camisetas verdiblancas, camisetas azulgranas, etc.
- geranio rojo oscuro. Son nombres masculinos cuando designan el color (No le gusta el azul). Cuando, modificando a un sustantivo, el nombre de color, para expresar matices, va a su vez acompañado de otro sustantivo o de un adjetivo, lo normal es que ambos elementos se mantengan en masculino singular: un geranio rojo oscuro, camisas verde botella, pantalones amarillo chillón, azulejos gris perla…
- camisas añil/añiles. Si el nombre del color está tomado del de una flor, un fruto, una sustancia o un objeto que tienen ese color característico, puede modificar en singular o en plural a un nombre en plural: ojos malva/malvas, faldas naranja/naranjas, camisas añil/añiles… Otros casos: berenjena, cereza, esmeralda, lila, mostaza, perla, plata, rubí, salmón, vainilla, violeta y, a veces, cemento, grana, ladrillo, petróleo, teja, entre otros.
Decimoprimera vez, pero décima primera vez.
Cuando los ordinales se escriben en una sola palabra, el primer elemento adopta necesariamente la forma en -o (decimoprimera vez, vigesimocuarta edición), mientras que, cuando se escriben en dos palabras, ambas formas deben concordar en género y número con el nombre (décima primera vez, vigésimas cuartas ediciones, trigésimos segundos juegos).
Página doscientos/doscientas.
Cuando un cardinal con sentido ordinal se pospone a un nombre, puede concordar en género con este (opción menos frecuente) o permanecer en masculino: página doscientas/doscientos.
Las golondrinas vuelan bajo/bajas.
Elementos como bajo se pueden usar como adjetivos o como adverbios y, por tanto, concordar o no en casos como Las golondrinas vuelan bajas (menos normal) / Las golondrinas vuelan bajo (más normal). Lo mismo ocurre en casos como María llegó rápido/rápida.
Los libros y discos; pero NO sus padre y madre.
En los casos en los que dos nombres pueden compartir un mismo determinante, si dichos nombres tienen el mismo género y número, serán estos los reflejados por el determinante: los libros y discos que consiguió reunir; la fuerza e inteligencia precisas. Si están en singular y tienen género distinto, se da mayor resistencia a la coordinación con un solo determinante. El determinante no se suele construir en plural (no sus padre y madre; no las suma y resta; no mis equipo y trabajadores…), pero se registran excepciones en la lengua literaria, especialmente si siguen al determinante adjetivos, como en con sus característicos arrojo y valentía.
Con nadie, alguien y quien/quién.
En general, elementos como nadie o alguien establecen la concordancia en masculino: Nadie es perfecto; ¿Hay alguien sensato aquí? No obstante, también es posible la concordancia en femenino en algunos contextos: No hay nadie más guapa que tú; No he visto nunca a alguien tan lista. Con quien/quién también es más normal la concordancia en masculino (Acércate a quien sea sensato; ¿Quién es reciclador aquí?), pero no está tan restringida la concordancia en femenino: Acércate a quien veas más sensata; ¿Quién está enferma aquí?
María es una de las alumnas más aplicadas.
Lo normal es que uno y los elementos siguientes concuerden en género con el sujeto en casos como Juan es uno de los alumnos más aplicados y María es una de las alumnas más aplicadas. El segundo caso no implica que María sea solo brillante entre las alumnas, sino que puede entenderse que lo es entre todos los alumnos. Aun así, es cada vez más frecuente la opción mixta María es una de los alumnos más aplicados. Con esa interpretación, también es válido, aunque resulta menos natural, el uso del masculino genérico: María es uno de los alumnos más aplicados.
Uno/una ya no está para esos trotes.
En aseveraciones genéricas, se suele usar el indefinido uno en referencia al ser humano en general: En estos tiempos uno ya no sabe a qué atenerse; pero, en alusión al yo que habla, lo normal es usar la forma uno/una según se trate de un hombre o una mujer: Uno/una ya no está para esos trotes.
0,5 kilos; 1,5 kilómetros.
Salvo con la unidad exacta (1 kilo), los sustantivos cuantificados por numerales cardinales van en plural, incluso cuando la cantidad representada sea menor que la unidad o inferior a dos unidades: 0,5 kilos; 1,5 kilómetros, etc.
Le/les recordé a mis hijos que tenían una cena.
Aunque es frecuente, incluso entre hablantes cultos, romper la concordancia en casos como Le recordé a mis hijos que tenían una cena, en el habla esmerada se recomienda establecerla: Les recordé a mis hijos que tenían una cena. Así se hace siempre cuando el complemento aparece delante: A mis hijos les recordé que tenían una cena.
Nos he preparado la cena; no Me gustamos.
Se recomienda evitar la concordancia parcial que se da ocasionalmente en la lengua conversacional en casos como Nos he preparado la cena. Son aún menos aceptables casos como (error) Me damos miedo; (error) Te traéis suerte; Me gustamos.
Se los dije.
El correlato adecuado para casos como Les dije eso a ellos es Se lo dije. Aun así, en el español americano se ha generalizado la variante Se los dije, en la que lo toma la marca de plural que corresponde a se. Pese a que este uso no se da en el español europeo, avanza velozmente en el americano y se atestigua en gran número de textos, tanto en la lengua coloquial como en los registros formales.
No doy más de mí, frente a (ERROR) No doy más de sí.
En construcciones con dar de sí o volver en sí, lo adecuado es cambiar el pronombre según la persona: No doy más de mí (no No doy más de sí); Volviste en ti (no Volviste en sí), etc. No se da, en cambio, tal alternancia en el verbo ensimismarse, formado sobre la expresión en sí mismo: Yo me ensimismo, Tú te ensimismas, etc., no Yo me enmimismo o Tú te entimismas.
Yo fui el último en irse/irme.
En construcciones como Yo fui el último en irse se considera válida también la opción en la que el pronombre concuerda con el sujeto: Yo fui el último en irme. De hecho, en plural se prefiere la opción concordada: Nosotros fuimos los últimos en enterarnos.
Hay que verse más, no Hay que vernos más.
En construcciones como Convendría decidirse pronto, Hay que verse más o Lo peor que se puede hacer es quejarse, se recomienda no cambiar el pronombre se por nos (no Convendría decidirnos pronto, Hay que vernos más, Lo peor que se puede hacer es quejarnos). El uso de nos es plenamente válido, en cambio, en casos como Nos convendría decidirnos pronto, Tenemos que vernos más a menudo o Lo peor que podemos hacer es quejarnos.