El ejemplo y enseñanzas el Che perduran, algo que no previó el imperialismo cuando ordenó su muerte. Si le temían antes, ahora le temen más.
El crecimiento del héroe y la admiración que suscitó están marcados por detalles interesantes y curiosas facetas. Estas líneas se acercan a algunas de ellas.
Pasión por el ajedrez
Es conocido el interés que el Che tenía en el juego ciencia y abundan las anécdotas sobre el paso del guerrillero argentino-cubano por el reino de Caissa.
En 1949, en Mar del Plata (Argentina), el Che intervino en una simultánea contra el as Miguel Najdorf. Años después, tras el triunfo de la Revolución Cubana, ambos volvieron a encontrarse en La Habana, y se enfrentaron otra vez y nuevamente en simultánea. En las dos ocasiones pactaron tablas.
Mientras permaneció en Cuba, Guevara fue un promotor incansable del ajedrez. Creó torneos estatales y el certamen internacional Capablanca in Memoriam. Su labor de promotor le valió ser incluido en el Libro de Oro de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE).
El Che consideraba el ajedrez un instrumento educativo para desarrollar la voluntad, el rigor y la flexibilidad. Estimaba, además, que desarrollar el ajedrez y la matemática podía abrir puertas al desarrollo en numerosas esferas.
Cantores y poetas recuerdan al Che
Numerosos cantores y poetas, representantes del ámbito cultural latinoamericano y también más allá, inmortalizaron al Che en sus canciones y versos.
El cantor del pueblo, el venezolano Alí Primera, le dedicó una hermosa canción, titulada “Hacen mil hombres”: Tus manos aún muertas/ están viviendo/ porque aprietan el gatillo/ combatiente guerrillero/ de aquel enorme fusil/ la voluntad de los pueblos…
Silvio Rodríguez ha expresado que la épica guevariana tocó profundamente el alma de muchos jóvenes de varias generaciones. Hasta donde sabemos, el trovador cubano ha compuesto siete canciones dedicadas a Guevara: “La era está pariendo un corazón”, “Fusil contra fusil”, “América, te estoy hablando de Ernesto”, “Un hombre se levanta” (o “Antesala de un Tupamaro”), “La oveja negra”, “Hombre” y “Tonada del albedrío”.
Entre los muchos poetas a los que el Che inspiró, se puede mencionar a Roque Dalton, Mario Benedetti y Nicolás Guillén.
Pablo Neruda y el Che se conocieron en 1959. Años después, tras su muerte heroica en Bolivia, el bardo chileno contó: “Me conmueve que en el diario del Che Guevara sea yo el único poeta citado por el gran guerrillero. Recuerdo que el Che me contó una vez (…) cómo leyó muchas veces mi Canto General a los primeros, humildes y gloriosos barbudos de Sierra Maestra”.
Una alusión a versos de Neruda fue hecha por el Che tras la muerte el 25 de abril de 1967 de uno de sus más valiosos soldados de la guerrilla boliviana, el cubano Eliseo Reyes, conocido como Capitán San Luis.
En los apuntes de su diario, entre otras frases tristes, dice el Che: “… Tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma…”.
La imagen más reproducida
La legendaria fotografía del Che tomada por el fotógrafo cubano Alberto Díaz (Korda) cumplió en fecha reciente 60 años de haber sido captada.
En marzo de 1960 llegó a La Habana un barco con armas para defender a la Revolución Cubana. La CIA saboteó el buque mientras las armas eran descargadas, lo cual provocó un centenar de muertos y cerca de 200 heridos. El sepelio de los fallecidos, al que asistió el Che, se produjo el 5 de marzo. Allí se tomó la imagen, que traspasó fronteras y devino identificación de una lucha común en distintas regiones del planeta.
Cuatro trincheras internacionalistas
Se suele identificar al Che con las gestas revolucionarias de Cuba y Bolivia, pero también fue combatiente internacionalista en Guatemala y en el Congo.
En Centroamérica participó directamente en el enfrentamiento a las fuerzas que derrocaron al Gobierno de Jacobo Árbenz por el “pecado” de proclamar una reforma agraria en ese país. Este golpe de la derecha estuvo organizado y respaldado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.
En el Congo, excolonia belga, el Che y una columna internacionalista cubana apoyaron la lucha revolucionaria e hicieron realidad su compromiso de solidaridad con África en la lucha contra el colonialismo y el neocolonialismo. Su presencia en ese país fue desde abril hasta noviembre de 1965.
El segundo Comandante
En los primeros días de julio de 1957, y tras la incorporación a la guerrilla en la Sierra Maestra de campesinos y combatientes llegados de las ciudades, Fidel Castro decidió crear una segunda columna guerrillera y le da al Che la tarea de dirigirla, con grados de capitán.
Allí, entre tantos compañeros valiosos y entregados a la causa revolucionaria, ya Fidel distinguió las cualidades del Che. Semanas después es ascendido a Comandante y su columna pasó a ser la No. 4.
Un arma de la Revolución
En Argentina, con apenas 20 años, el Che creó la revista Tacle y publicó en ella varios trabajos. Tiempo después, en Chile y México trabajó como fotógrafo callejero y luego como fotorreportero de la argentina Agencia Latina de Noticias.
En noviembre de 1957, durante su etapa guerrillera en Cuba, creó el boletín “El Cubano Libre” y en febrero de 1958 la emisora Radio Rebelde, que salió al aire en febrero y fue un arma fundamental en la lucha revolucionaria.
La cultura, talento y el convencimiento que tuvo el Che del papel del periodismo y la divulgación de la historia, se manifestaron en sus libros “Pasajes de la guerra revolucionaria” y “Guerra de guerrillas”, donde analizó aspectos de la lucha revolucionaria y acontecimientos ocurridos en Cuba y otros lugares del mundo.
Cubano por nacimiento
En febrero de 1959 se publicó, en una edición extraordinaria de la Gaceta Oficial, que el Consejo de Ministros de Cuba había otorgado a Ernesto Che Guevara la nacionalidad cubana por nacimiento, tomando en consideración sus grandes méritos en la lucha guerrillera y en la construcción de la nueva sociedad.
En la historia cubana, únicamente el militar dominicano Máximo Gómez —El Generalísimo de las luchas independentistas— y el Che han recibido tal reconocimiento.
El médico revolucionario
Hoy, que el mundo aplaude con mayor admiración el ejemplo de los médicos cubanos que brindan atención en los lugares más apartados, se ha de volver la mirada al Che y descubrir que algunas ideas suyas están en la base del humanismo de esos galenos. Estos son fragmentos de su discurso conocido como “El médico revolucionario”, pronunciado en agosto de 1960:
“(…) Entonces, me di cuenta de una cosa fundamental: para ser médico revolucionario o para ser revolucionario, lo primero que hay que tener es revolución. De nada sirve el esfuerzo aislado, el esfuerzo individual, la pureza de ideales, el afán de sacrificar toda una vida al más noble de los ideales, si ese esfuerzo se hace solo, solitario en algún rincón de América, luchando contra los Gobiernos adversos y las condiciones sociales que no permiten avanzar.
“Para hacer revolución se necesita esto que hay en Cuba: que todo un pueblo se movilice y que aprenda, con el uso de las armas y el ejercicio de la unidad combatiente, lo que vale un arma y lo que vale la unidad del pueblo.
“(…) Nuestra tarea de hoy es orientar la capacidad creadora de todos los profesionales de la Medicina hacia las tareas de la medicina social.
“(…) El médico, el trabajador médico, debe ir entonces al centro de su nuevo trabajo, que es el hombre dentro de la masa, el hombre dentro de la colectividad”.