Por Lenay Barceló Soto
Trinidad de Cuba es una joya de la cultura y la tradición en el país, es considerada patrimonio inmaterial de la humanidad y sus encantos conmueven a visitantes nacionales y foráneos.
Entre los valores que merecen ser destacados se encuentra la artesanía, práctica que ha trascendido por generaciones, sobre todo las técnicas del bordado, el tejido con diferentes materiales y la alfarería.

A propósito de la segunda edición del evento Motivos Cubanacan un grupo de alrededor de 80 agentes de viaje, touroperadores y promotores, pudieron apreciar de primera mano la creación de piezas de barro, con una técnica manual que aprendió de sus antepasados, en el estudio taller de la familia Santander.
De igual modo, en la obligada visita al Valle de los Ingenios los visitantes pudieron visibilizar los productos artesanales de las bordadoras trinitarias que van desde lencería común hasta exquisitas prendas de vestir para todos los fines.
En intercambio con esta reportera el creador trinitario Antonio Rodríguez Palacio, quien practica el arte de tejer con material vegetal, mostró con orgullo el resultado de su trabajo. Al propio tiempo ponderó la importancia de seguir compartiendo sus saberes a las nuevas generaciones, para mantener viva esta tradición que identifica a la ciudad a nivel mundial.
La defensa de este arte manual y otros propios de esta comunidad contribuyeron a que la ciudad de Trinidad mereciera en 2020 el título oficial que la acredita como Ciudad Creativa de la UNESCO en Artesanía y Artes Populares.
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