En la reunión de expertos y científicos que están inmersos en las actividades de ciencia e innovación tecnológica para el enfrentamiento al nuevo coronavirus, realizado la víspera, encabezado por el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, así como por el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, y por la viceprimera ministra, Inés María Chapman Waugh, se pronosticó un aumento de casos confirmados a la COVID-19 en Cuba.
Este martes, desde el Palacio de la Revolución, el Dr.C. Raúl Guinovart Díaz, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, quien abrió —desde el habitual análisis de los modelos matemáticos de pronósticos— afirmó que lo que se pronostica en Cuba, para las próximas semanas, es que continúe creciendo el número de casos confirmados, diarios, a la COVID-19. Se espera un aumento de la incidencia de la enfermedad, aunque no de la letalidad.
Los números, como enfatizó el profesor, hablan de una situación epidemiológica que tiende a complejizarse. La población cubana, sin embargo, tiene consigo una «mayor fuerza» a partir de la campaña de vacunación, pero esa ventaja debe ser acompañada, apuntó Guinovart, con el cumplimiento de las medidas sanitarias, de forma tal que la enfermedad no alcance cifras alarmantes de propagación.
«Estamos en el comienzo de una nueva ola de contagios», alertó el matemático, quien reiteró que a largo plazo crecerían las cifras de casos activos si no se siguen las medidas correspondientes.
Hay una ventaja indudable en que, como reflexionaba el experto, más del 90% de la población esté inmunizada y se avance en la dosis de refuerzo, «por lo que debe ocurrir que esta nueva ola de casos no sea tan elevada y pueda controlarse en los primeros meses del año».
Todas las aristas del análisis, desde las cifras o desde otras conquistas de nuestra ciencia, llevan a una palabra clave: responsabilidad. Porque como expresó el Presidente Díaz-Canel Bermúdez en la jornada de este martes, «la vacuna salva pero no puede hacer lo indecible»; o sea, es preciso ayudarla con una actitud que no descuide las medidas implementadas en estos duros tiempos de contagio.
«Yo creo que por la situación en que estamos y por la manifestación que está teniendo la enfermedad —meditó el dignatario a propósito de los modelos matemáticos de pronósticos— no tenemos que actuar necesariamente igual a como actuábamos antes: ahora hay que darle importancia al ingreso domiciliario, pero (tiene que ser) un ingreso domiciliario adecuado, preciso, profundo, eficiente». Lo dijo porque ese camino, para que inspire confianza y no lleve a las personas a buscar cualquier tipo de respuesta en los hospitales, debe funcionar, desde la realidad, tal cual se ha sido diseñado.