A las puertas de la Residencia Oficial del Presidente de Irlanda, conocida como Áras an Uachtaráin y ubicada al norte de la ciudad, este lunes se izó la bandera cubana, como detalle de la antesala al recibimiento oficial que Michael Higgins ofreció al Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Un encuentro que se distinguió por la cordialidad
Ni la baja temperatura – unos 10 grados que para los caribeños son congelantes –; ni la formalidad habitual de este tipo de actividad protocolar, lograron deslucir un encuentro que desde los primeros minutos se distinguió por la cordialidad. A miles de kilómetros de la Mayor de las Antillas la delegación cubana recibió, en un refinado palacio del siglo XVIII, el calor que siempre desprende la amistad.
Al apretón de manos entre los presidentes y sus esposas, siguieron los himnos nacionales, el pase de revista a las tropas formadas en honor del visitante y un encuentro – cercanísimo, como todo lo que nace del corazón de los niños – con alumnos de tercer grado del St Mary’s Senior National School. «Es un honor estar en su bello país», dijo Díaz-Canel a los pequeños que traían en sus manos banderas cubanas y les contó de esa otra Isla, la del Caribe.
La agenda continuó con las conversaciones oficiales: momento para hablar sobre las relaciones bilaterales que ya cumplen dos décadas, de la intención de estrecharlas en todos los ámbitos posibles, del agradecimiento a Irlanda por su postura en contra del bloqueo que mantiene Estados Unidos a Cuba, de la exitosa visita que hiciera a La Habana el mandatario irlandés hace dos años y de la calidez recibida por la comitiva cubana desde que puso un pie en Dublín.