Por: Mariley García Quintana
Cuando hace más de 12 años Henry Omar Pérez tuvo que asumir el cuidado de su sobrina y convertirse en el máximo responsable de la pequeña, los planes de paternidad quizás no eran el centro de la vida de este profesional de la comunicación en Santa Clara.
A pesar de eso, su situación familiar lo llevó por este camino, el cual le ha traído al cabo de los años más alegrías y amor que tristezas. “Mi hermana y su pareja eran dos adolescentes de 16 y 17 años, respectivamente, cuando tuvieron a la niña y no estaban preparados ni psíquica ni emocionalmente para asumir la inmensa responsabilidad de cuidar a un menor”, refiere el entrevistado.
Fue así que, luego de la separación de los padres y el nuevo matrimonio de la mamá, Henry Omar y su mamá comenzaron a encargarse de la niña, quien ya se había acostumbrado a vivir con ellos en su casa y tras el fallecimiento de la abuela, el tío se convirtió en la principal figura encargada de velar por ella.
Si bien durante estos años no ha tenido que enfrentar ninguna situación contradictoria, pues ambos padres de mutuo acuerdo decidieron que él asumiera el cuidado de la menor, lo cierto es que un respaldo legal que le permita tomar decisiones en favor de su sobrina, como el que ofrece el nuevo Código de las Familias, facilitaría mucho las cosas.
En ese sentido, Henry Omar declaró además que, en materia social, todavía muchas personas ven de una manera extraña que, por ejemplo, en su caso, sea él que es el tío quien lleve a la niña a la escuela, asista a reuniones de padres, actividades y otras necesidades escolares y no pocos se pregunten los porqués de esta situación un tanto atípica.
“Por suerte con los profesores y directivos de la escuela todo ha resultado muy positivo, porque es la escuela del barrio donde siempre hemos vivido, donde yo estudié y donde los maestros conocen la historia de la familia”, explicó.
Al respecto, el joven aseguró que este Código de las Familias viene a marcar una pauta importante “viene a regalarnos los derechos que tanta falta y tanta necesidad teníamos de ellos muchas familias en Cuba en condiciones similares o más complejas que la mía”.