Los tres pozos de agua mineral natural que hoy se explotan en la embotelladora Ciego Montero, de Palmira, tienen reservas estimadas para varias décadas.
Dichos manantiales, situados a unos 2 000 metros de la planta, con un promedio de entrega de 6,2 litros por segundo, disponen de todas las medidas de protección establecidas, indicó Osmany Enríquez Quintana, director de la industria encargada de envasar el agua mineral Ciego Montero.
En pos de preservar tan importantes reservas, la implantación del sistema de control a distancia de la fuente posibilita un ahorro sin precedentes del líquido. Tal mecanismo automatizado permite conocer la información precisa y en tiempo real de los parámetros de funcionamiento de cada pozo, la temperatura del agua, la conductibilidad del líquido termal y la profundidad de la cual es extraído el producto.
Revolución tecnológica
En funcionamiento desde los años 70 del pasado siglo, hace dos décadas la planta inició una suerte de revolución tecnológica, al funcionar como empresa mixta y luego asociada a la compañía Nestlé, en un proceso que buscó alcanzar grandes ahorros energéticos, sustitución de importaciones y elevar los niveles productivos.
Pero el impulso mayor en tal sentido llegó en los últimos cuatro años, cuando instalaron compresores nuevos autorregulables y una sopladora considerada de las más modernas de América Latina, cuyo funcionamiento disminuyó el peso de la preforma, entre otros parámetros de eficiencia.
En el mismo periodo, la embotelladora ha reducido el 54,9 % de la energía eléctrica que antes consumía; amén de haber humanizado mucho más el trabajo, sostuvo Enríquez Quintana.
En virtud de ello, pese a la contingencia energética, el colectivo laboral no ha renunciado a las 64 millones de botellas que tienen por plan en 2019, en formatos de 500, 1 500 y 5 000 mililitros.