La figura de Justo Vega, máximo exponente de la décima en Cuba, a 31 años de su desaparición física, dejó una huella imborrable que forma parte de las tradiciones campesinas, el repentismo y la cultura cubana.
El caballero de la décima, como también es nombrado, nació en 1909 en la provincia de Matanzas. Desde temprana edad inició en las canturías, aunque antes de ser artista profesional ejerció diferentes labores, entre ellas, las de peón de albañil, obrero agrícola y cocinero.
Justo Vega en controversia con Adolfo Alfonso / perfil de Cubavisión Internacional en Facebook
Junto a su hermano y otros dos músicos, en 1934, formaron el cuarteto Trovadores Cubanos, el cual materializó conciertos tanto en La Habana como en pueblos del interior del país.
Vega, al triunfar la Revolución se integró a las tareas revolucionarias en su programa Patria Guajira, en el que cantaban y leían décimas. En 1960 organizó un batallón de trabajo voluntario que desempeñó actividades en el corte de caña y realizó diversas faenas agrícolas.
Más que un gran intérprete, Justo Vega fue el artífice de fabulosas controversias, evocadas por varias generaciones de cubanos que disfrutaron sus presentaciones en la radio, la televisión y las fiestas campesinas.
Cabe destacar que la décima es una forma poética de origen español que consiste en estrofas de diez versos octosílabos con rima consonante. En Cuba, se convirtió en una expresión artística y literaria utilizada para expresar sentimientos, opiniones y narrar historias del folclore del territorio insular.
En la mayor de las Antillas, numerosos eventos tienen lugar en diversos escenarios dedicados a la oralidad, como el Festival Nacional de la Décima Jesús Orta Ruiz (el Indio Naborí), que reúne a los mejores improvisadores de la nación caribeña.
Igualmente, el Encuentro Internacional de Improvisación Poética Oralitura Habana acoge, defiende y promociona el punto cubano, así como lo tradicional en el arte del repentismo.