Cada año, en el ocaso de octubre, renace la figura del Comandante Camilo Cienfuegos y toda Cuba evoca más su presencia que la desaparición física.
El pueblo lo inmortalizó como el Héroe de Yaguajay por la bravura con la que combatió en esa zona del país al ejército del dictador Fulgencio Batista.
Cienfuegos es recordado como jovial, sincero, humilde, jaranero y con una sonrisa siempre a flor de labios, pero firme en sus ideales de justicia, decoro y libertad aprendidos desde la cuna.
Otro de los epítetos, muy bien ganado por Camilo, fue el de Señor de la Vanguardia, mientras su figura delgada, su perfecta nariz y su sonrisa casi infantil, le identificaron en sus escasos 27 años de vida, cuando la muerte le sorprendió el 28 de octubre de 1959.
Bajo las aguas del mar quedó su cuerpo, pero jamás su ejemplo, porque como dijera el líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz «hombres como Camilo Cienfuegos surgieron del pueblo y vivieron para el pueblo (…) Camilo vive y vivirá en el pueblo».
Todos los años una oleada de pueblo lanza al mar, a los ríos o lagunas cientos de coloridas flores en honor al insigne revolucionario cuyo ejemplo se multiplica en cada joven cubano presto a defender su Patria ante el enemigo más sutil que intente mancillarla.
