Texto y fotos por Lenay Barceló Soto
Próximo a celebrar su aniversario 37 el Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara en Santa Clara abre sus puertas diariamente a cientos de visitantes cubanos y de otras partes del mundo.
Entrar en sus predios es como recibir una inyección de historia que alimenta el amor patrio y la admiración por el revolucionario argentino, naturalizado por mérito propio en Cuba.
El museo que atesora objetos, documentos y prendas que le pertenecieron a él y sus compañeros de lucha, sintetiza momentos trascendentes de su vida.
Detallar la colección le permite al visitante conocer a grandes rasgos cuanto hizo el argentino por la tierra de Fidel y de Martí.
El memorial que conserva los restos del Che y de sus compañeros de guerrilla en Bolivia, un lugar que sobrecoge con solo adentrarse en él.
Aprieta el corazón saber que está allí, tan cerca, el médico, el estratega, el padre, el amigo, el ser humano sin par, ese que tantas veces se aventuró a otras tierras a combatir por los más necesitados, por la libertad y el respeto a los derechos más elementales de los hombres.
Miles de historias se han tejido sobre su vida, pero hay una verdad transparente para quienes llegan a este complejo: su ejemplo de altruismo sigue vivo y se inmortaliza en las miles de personas que acuden a su espacio de descanso eterno. De acuerdo con Joyce Castro Valdés, especialista principal del complejo, registrarán muy pronto los 6 millones de visitantes desde la inauguración del lugar en 1988.
Cual llama que permanece encendida en este mausoleo, su ideal de justicia para Cuba y el mundo seguirá guiando generaciones.
Su llamado a la unidad en el Pedrero, 57 años atrás, está más vigente que nunca y a él debemos volver siempre los que anhelamos y buscamos un futuro mejor para Cuba y el mundo.
«…Unir es la palabra de orden, juntos estamos dispuestos a vencer o a morir». Ernesto Che Guevara, pacto del Pedrero. 1 de diciembre de 1958.
//sls
