Juan Almeida Bosque es de esos hombres excepcionales, que desde las privaciones de su cuna humilde, en el reparto Los Pinos de La Habana, Cuba, creció y se formó con los más altos valores de un hijo que desea y lucha por ver su patria libre.
El propio hogar con su numerosa familia –los padres como guía– y la vida misma del pueblo, le enseñaron que solo había un camino, el de la lucha.
Tras el golpe batistiano del 10 de marzo de 1952, estrecha más sus lazos con los que combaten la dictadura. Junto a su compañero Armando Mestre, se relaciona con Fidel en la Universidad de La Habana, e integra las filas de esa generación que vindicó al Maestro en el centenario de su nacimiento, cuando parecía que iba a morir…
“Hay opresión en la Patria, pero habrá algún día otra vez libertad”, había dicho Fidel Castro y Juan Almeida guardó estas frases en su corazón.
El Moncada lo tuvo entre sus asaltantes y sus compañeros admiraron el valor con que combatió y con el que más tarde resistió el proceso que siguió al histórico hecho.
Con el dolor del alma escribió el combatiente:
¡Qué triste, qué humillante vernos así amarrados, vejados y empujados! ¡Es denigrante! Para los hombres de honor y principios, que combaten frontalmente por un ideal, consagrando su vida a la lucha contra la injusticia, es preferible la muerte en esos instantes que sufrir tal humillación. Esto no se puede y no se olvidará jamás. Así nos sentíamos.
La llegada al Presidio Modelo de Isla de Pinos le haría reflexionar en la coincidencia del arribo de José Martí, en igual fecha, el 13 de octubre del año 1870.
Y ante lo inhumano y cruel del presidio, ante esos días que el propio Almeida denominó como negros, afloró la resistencia: Con nuestras lecturas nos preparamos para no perder un solo minuto, y lo que leemos son temas seleccionados y dirigidos política, ideológica y culturalmente, pues así, al cumplir la sentencia, estaremos más capacitados para reiniciar la vida y la lucha fuera del penal.
Una vez libre, tras la amnistía del 15 de mayo de 1955, siguió el joven Almeida sus actividades conspirativas, hasta marchar al exilio en México, para participar en los entrenamientos y preparativos de la expedición del yate Granma, que salió de México el 25 de noviembre del año 1956, y tocó las costas cubanas el 2 de diciembre, con 82 pares de ojos secos por el cansancio y la fatiga.
Alegría de Pío resultó un fatal recibimiento de fuego para los expedicionarios. Las tropas enemigas se ensañaron, alguien tuvo desánimos y el joven Almeida empleó la frase que ha trascendido a la historia: “¡Aquí no se rinde nadie!”. Rememora Radio Rebelde
Entereza y valentía en el combate
Entereza y valentía sellaron siempre su personalidad en el combate. Nadie dudó ante su nombramiento en febrero de 1958, como comandante. Una importante misión puso sobre sus hombros el jefe de la revolución: Organizaría y dirigiría el Tercer Frente Oriental Mario Muñoz Monroy. El mismo día en que partía Raúl Castro para conformar el Segundo Frente, Almeida lo haría hacia su misión
Ambos frentes orientales, como parte de la estrategia concebida por Fidel, desempeñarían un papel trascendental en la lucha y finalmente en el éxito de las operaciones rebeldes.
El triunfo de enero de 1959 abrió nuevas responsabilidades para el comandante Juan Almeida Bosque que cumpliría con igual disciplina y entrega, desde jefe de la Dirección Motorizada del M-26-7, hasta jefe de la Fuerza Aérea del Ejército Rebelde y jefe del Ejército, en sustitución del comandante Camilo Cienfuegos, tras su desaparición física.
Otras tareas implicaron sus esfuerzos: la Lucha Contra Bandidos; Viceministro primero y jefe de la Dirección de Servicios del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Uno de los dirigentes históricos de la Revolución Cubana
Miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba, PCC, y de su Comité Central. Almeida es Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular por la Asamblea Nacional de Santiago de Cuba, así como vicepresidente del Consejo de Estado.
En la conferencia constitutiva de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana celebrada el 5 de diciembre de 1993, fue electo presidente de su Dirección Nacional, cargo que ocupa hasta nuestros días.
Entre numerosas medallas y condecoraciones, ha recibido la Orden “Máximo Gómez” de Primer Grado y sobre el pecho del poeta y combatiente, Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, reluce la estrella de Héroe de la República de Cuba.