El documental argentino «Tarará, la historia de Chernobyl en Cuba», es hoy testimonio de esa historia de solidaridad entre la isla caribeña y la población de la Unión Soviética afectada por la catástrofe nuclear.
La película de 2021, presentada la víspera en el cine Acapulco de La Habana, narra la llegada a Tarará, un barrio residencial al este de la capital, de más de 26 mil niños víctimas de la explosión de la central nuclear de aquel 26 de abril de 1986.
Cuenta cómo bajo la dirección del Gobierno cubano se organizó un programa de atención integral médica para la recuperación de las víctimas que duro varios años
A través del relato de protagonistas de este programa inédito en el mundo, el director argentino Ernesto Fontán, apoyado en el guión de Paola R. Gallo, la fotografía de Bruno Scarponi y la música del trovador cubano Roly Berrío, reconstruyó en 70 minutos una apasionante historia de amor y bondad.
No es el primer documental sobre el tema, otro fue «Sacha, un niño de Chernobyl» (2021), de los cineastas cubanos Roberto Chile y Maribel Acosta.