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Referendo del Código de las Familias: La mayor oportunidad de expresión social (+ Video)

Por: Rafael Hernández*

No hay nada más democrático que el voto directo y secreto que tuvo lugar en el referendo del Código de las Familias este 25 de septiembre. Las urnas estuvieron abiertas para que ejercieran su derecho al voto 8 millones de personas.

Durante los meses anteriores se habían desarrollado alrededor de 79 000 consultas sobre la base del borrador del Código. En ellas, los ciudadanos expresaron sus puntos de vista y se modificó el 48% del texto original.

Este ejercicio democrático excepcional incluyó la consulta y el voto, que permitió a quienes no estaban de acuerdo con el contenido decir  «no» o, simplemente, no asistir a las urnas. En Cuba no hay obligación de voto, como en otros países. Se decide ir a votar y se decide ir a votar de manera directa y secreta.

Además, el conteo de votos fue público, como requisito indispensable de un proceso democrático que incluye cierto riesgo, porque no todo es fácil de lograr y de asegurar en un ejercicio totalmente abierto a la opinión de los ciudadanos.

El Código expone miradas encontradas sobre la sociedad cubana

Aunque las leyes son sumamente importantes, la sociedad está por encima de eso, porque implica una realidad que está en constante modificación y tiene sus características y problemas propios.

Ninguna constitución, ninguna ley captura al conjunto de la complejidad social. En esa sociedad compleja se ha hecho abierta la manifestación que incluye la discrepancia, en buena medida por motivos religiosos (lo cual no quiere decir que todos los religiosos estén en contra).

La legislación abarca problemas muy diversos. Y una misma persona puede cuestionarse un punto y estar de acuerdo con otros. Entre los temas más polémicos destacaron el matrimonio igualitario y el grado de autoridad de los padres sobre los hijos, que antes se llamaba «patria potestad» y ahora pasa a ser «responsabilidad parental». Eso de responsabilidad parental no es un invento cubano. Tiene que ver con el derecho de los niños a la autonomía progresiva, prerrogativa reconocida por la Convención Internacional de la Niñez de la ONU, desde 1989.

Todo ello tuvo lugar en un contexto a difícil, donde los enemigos del sistema convocaron a votar en contra, por razones políticas.

Pero el Código trata de crear el marco para que esa sociedad, que existe allá afuera y está realmente necesitada de cambios, tenga un respaldo legal. Esa sociedad no se modificará instantáneamente como resultado de una ley. Los problemas, contradicciones, diversidades y esa diferencia de intereses y criterios va a seguir existiendo allá afuera. Y esto no se acaba aquí, sino que continúa, pues se trata de un proceso de aprendizaje y cambio social.

Los medios hegemónicos y la oposición, contraria a la Revolución, aprovechan cada resquicio y contradicción existente en la sociedad cubana. Intentaron politizar la votación, jugando con la crisis económica que atravesamos, y sacando provecho a la etapa de escasez, falta de electricidad y malestar que vive la ciudadanía. La intención era capitalizar ese malestar, en función de convertir el voto sobre las familias en un voto de castigo al gobierno. Pero el Código de las Familias es la punta delantera de nuestro cambio social y político. Es la legislación más importante en materia de derechos humanos que hayamos tenido en nuestro país desde las reformas sociales que dieron inicio a la Revolución en los años 60.

Esa envergadura y ese alcance tienen que ver precisamente con la liberación de la sociedad. Una revolución es un cambio en las relaciones sociales, incluyendo las familias y todos los derechos de distintos sectores de la sociedad, no solamente los que tienen que ver con la orientación sexual y con los derechos de los niños y de los ancianos, sino todo el conjunto de las relaciones sociales. Ahí radica la base de sustento del socialismo: en la sociedad misma.

El referendo fue la mayor oportunidad de expresión de la sociedad. Fue audaz consagrar esos derechos y esa libertad de los distintos sujetos de una sociedad que se nos representa claramente como diversa, atravesada por contradicciones, pero diversa, y hacer que se mueva en la dirección del progreso. Esa audacia es necesaria en los cambios del socialismo.

*Sociólogo cubano y director de la revista Temas

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