Por: Cynthia Ibatao Ruiz y Annette Rodríguez Gutiérrez
El último verso de la poetisa palestina Heba Abu Nada, volaba sobre el grito desesperado de las familias gazatíes.
“La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles; silenciosa, excepto por el sonido del bombardeo; aterradora, excepto por la promesa tranquilizadora de la oración; negra, excepto por la luz de los mártires”.
Después de eso un gran pájaro de hierro (acudiendo a Silvio Rodríguez) la silenció para siempre, murió sin ver el cielo libre de humo.
Como Heba, ya suman más de 25 mil palestinos asesinados en sus casas, junto a sus familias, por el horror de la guerra. Palestinos que duermen juntos y no saben si despertarán con la ausencia de alguno.
Durante 76 años han sido expulsados de sus tierras, negándoles el derecho a coexistir, a vivir, a ser felices. Cada 30 de marzo, desde el 1976, dentro y fuera, celebran el día de la tierra, la suya, que le arrebatan pedazo a pedazo. Cuba se suma al grito de independencia, como causa justa y humanitaria, y celebra una vez más junto a ellos la efeméride.
En el multitudinario encuentro, desde el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), se escuchó la voz de los cubanos, y tomados de la mano compartieron como hermanos el dolor. Trovadores, poetas y artistas plásticos expresaron su arte, manifestación genuina que cura y acompaña. Dirigentes partidistas, organizaciones juveniles y políticas participaron junto a estudiantes palestinos radicados en en el país.
Hoy el pueblo en Gaza adolece de muchas cosas, alimentos, agua, libertad, fé, esperanzas…,esas que cuando faltan, extinguen a las personas poco a poco. Pero una vez más, es testigo del silencio cómplice de la comunidad internacional, que lejos de denunciar y repudiar, acepta la masacre.
Cuba, en su máxima tradición solidaria y humanitaria continuará defendiendo la paz, como luz que abre los caminos de los pueblos del mundo.