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¿Quiénes patrocinan a los verdaderos terroristas?

Por: César Gómez Chacón

Crimen en Barbados, 48 años después

13 de septiembre de 2024- Un total de 35 expresidentes del mundo le enviaron una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, solicitando que retire a Cuba de la lista de países que apoyan el terrorismo.

En la carta, los exmandatarios subrayan que “mantener la inclusión de Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo es una medida coercitiva difícilmente justificable en pleno siglo XXI, cuando la igualdad entre Estados debe ser una realidad”.

Señalan que las razones para pedir que se saque definitivamente a Cuba de la lista “están sustentadas en un contundente llamado humanitario que pretende aliviar la situación de millones de personas inocentes”, y que otro argumento es la “profunda convicción de que el Gobierno de Cuba está seriamente comprometido contra el terrorismo y a favor de la paz en la región y el mundo”.

El 6 de octubre de 1976 dos bombas estallaron en el interior del avión DC-8 de la compañía aérea civil Cubana de Aviación. Cuatro minutos y 55 segundos fue exactamente el tiempo que medió desde la primera explosión bajo uno de los asiento en la cabina de pasajeros, hasta la segunda detonación cerca de la cola.
Desde las playas de Barbados, los bañistas vieron estupefactos cómo la aeronave envuelta en llamas hizo un extraño giro hacia arriba y se precipitó irremediablemente hacia el mar. No hubo sobrevivientes.

Cuarenta y ocho años después del mayor acto de terrorismo ocurrido hasta hoy en las azules aguas del Caribe, las familias de los 73 los asesinados en el vuelo CU-455, cincuenta y siete cubanos, 11 guyaneses y 5 norcoreanos, cuya edad promedio apenas rebasaba los 30 años, aún esperan justicia.

El 15 de octubre de 1976 en La Habana, durante el multitudinario acto de despedida de las víctimas, ante unos pocos féretros cerrados que contenían los despojos humanos rescatados del mar, el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, pronunciaba emocionado, un discurso que cerró con una frase histórica:

“Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. Y cuando un pueblo enérgico y viril llora ¡La injusticia tiembla!”

La luz que descubre las sombras

Pocas horas después del crimen de Barbados fueron apresados sus autores directos, los venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo Lozano. Casi al unísono, cayeron también en manos de las autoridades venezolanas los cubanos Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles, identificados como los autores intelectuales y organizadores del atentado.

Confesos, Freddy Lugo y Hernán Ricardo, entrenados por la CIA y pagados cada uno con 25 mil dólares por colocar las bombas en el avión cubano, fueron condenados a 20 años de prisión, que cumplieron y salieron final y tranquilamente en libertad.

Sin embargo, en un juicio lleno de oscuros vericuetos, y que se prolongó hasta lo absurdo, resultó absuelto Orlando Bosch como resultado de “defectos técnicos” por parte de la fiscalía.

Por su parte, el señor Posada Carriles fue privilegiado con una cómoda estancia de 8 años en un calabozo venezolano, casi un hotel de lujo, de donde escapó, “nadie” sabe cómo, para aparecer años después, libre de toda sentencia, y encontrarse con su cómplice en territorio de los Estados Unidos.

Expedientes y documentos desclasificados y estudiados por expertos durante todos estos años dan luz y demuestran fehacientemente la total culpabilidad de Bosh y Posada en el crimen de Barbados.

Se sabe también que ambos figuraban, desde mucho antes del fatídico 6 de octubre de 1976, como terroristas en los expedientes de la CIA y del FBI. Las dos agencias norteamericanas y el propio secretario de estado Henry Kissinger tenían información pública y secreta suficiente para saber mucho antes sobre los planes de Bosh y Posada para derribar aviones civiles cubanos. No hubo un solo intento por detenerlos.

Auspiciados por sus tutores y encubridores, los terroristas de origen cubano burlaron una y otra vez los tímidos intentos de la justicia del Imperio por hacerles pagar el crimen. Como resultado, bombas y más bombas de su autoría explotaron durante años contra objetivos civiles en Cuba, en los propios Estados Unidos, y en otras ciudades de América Latina y Europa.

Posada y Bosch se vanagloriaron y reconocieron públicamente, entre tragos y ante periodistas, durante largos años, su autoría en el derribo del vuelo 455 de Cubana de Aviación.

Ambos fallecieron de muerte natural y totalmente libres en el mismo Miami donde fueron cobijados y agasajados como héroes y “ejemplares luchadores contra el comunismo”. Casi medio siglo después, la injusticia aún tiembla.

Un pensamiento en “¿Quiénes patrocinan a los verdaderos terroristas?

  1. Muy cierto. Pero los principales terroristas están muertos. Algún día de la historia de la humanidad futura, los EEUU habrá de pedir perdón al pueblo cubano. Y por el crimen de hoy, el atroz bloqueo económico.

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