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OMS advierte que los riesgos de la Covid-19 persisten a cinco años de su declaración como pandemia

A cinco años de la declaración de la pandemia de Covid-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que los riesgos aún no han desaparecido. En un informe reciente, el organismo repasa los principales momentos de la crisis sanitaria y advierte que el virus sigue mutando, cobrando vidas y desafiando los sistemas de salud.

Según la última actualización del Panel de Datos del Coronavirus de la OMS, la pandemia ha dejado un saldo de más de 20 millones de vidas perdidas. A pesar de que la distribución de vacunas alcanzó los 13 300 millones de dosis administradas globalmente, la amenaza persiste.

Desde la declaración de la Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (PHEIC) el 30 de enero de 2020, hasta su levantamiento el 5 de mayo de 2023, la comunidad científica y las autoridades sanitarias han observado una tendencia descendente en la pandemia.

No obstante, en octubre de 2024, al menos mil personas fallecían cada semana por Covid-19, una cifra que podría ser mayor debido a la falta de reportes completos, ya que solo 34 países seguían informando de las muertes a la OMS. De esos fallecimientos, el 75 por ciento se registraban en Estados Unidos.

El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, enfatizó que, aunque la presión sobre los hospitales ha disminuido y la inmunidad global ha crecido, no se puede bajar la guardia, ya que la aparición de nuevas variantes más agresivas podría reavivar la emergencia.

El fin de la fase crítica de la pandemia permitió que la mayoría de los países recuperen su ritmo previo al 2020. Sin embargo, el impacto de la enfermedad ha dejado grietas profundas: sistemas de salud colapsados, economías en crisis y millones de personas lidiando con los efectos debilitantes del COVID prolongado, señalan expertos.

La OMS reconoce que el virus no solo enfermó cuerpos, sino también sociedades. La incertidumbre, el miedo y la falta de liderazgo claro en algunos países contribuyeron al deterioro del tejido social. A medida que las economías luchaban por mantenerse a flote, el mundo presenció la pérdida de empleos y un retroceso en los avances contra la pobreza.

Uno de los mayores legados de la pandemia es la rapidez con la que la ciencia logró desarrollar vacunas eficaces. Lo que antes tomaba décadas, se logró en cuestión de meses, gracias a la colaboración global y la inversión en biotecnología.

Sin embargo, las desigualdades en la distribución de vacunas han dejado en evidencia la brecha entre países ricos y en desarrollo, un reto que sigue sin resolverse.

La Covid-19 demostró que ninguna nación está preparada del todo para una crisis sanitaria de esta magnitud. Es necesario establecer mecanismos de respuesta global más eficaces, con inversiones en vigilancia epidemiológica, infraestructura hospitalaria y cooperación internacional, señalan.

La historia de esta pandemia aún no ha escrito su última página. Pero si algo ha quedado claro es que la humanidad ha sido puesta a prueba como pocas veces en su historia reciente, y su capacidad de adaptación y resiliencia ha sido tan clave como la ciencia misma.

Lo que hagamos con estas lecciones determinará cómo enfrentaremos la próxima gran crisis sanitaria, reflexionan.

 

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