Texto: Gabriela Orihuela
Fotos: Heidy Maurell
Una publicación de Facebook, fechada el 11 de abril del presente año en el grupo “El Código SÍ suena”, nos enseña a la persona real, a la de carne y hueso, al hombre fuerte que persigue sus metas. Más de mil mensajes de apoyo recibió Denis Alex Perez Rodríguez tras su declaración. Ojalá y la vida siempre se comportara tan bien como lo hacen las personas, en determinadas ocasiones, en las redes sociales.
¿Cómo podrías definirte?
–No me gustan las etiquetas, pero me defino como un hombre transexual heterosexual.
Denis Alex, habanero de 25 años de edad, se enfrenta, por un lado, al Síndrome de Moebius, una enfermedad que no limita, pero sí condiciona; por otro lado, al sentimiento de no hallarse en el cuerpo idóneo y sentirse atrapado más allá de los estereotipos impuestos socialmente.
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El Síndrome de Moebius es una enfermedad neurológica rara, dada principalmente por parálisis de pares craneales, la cual se puede manifestar de diversas formas, además que puede venir acompañada con otras patologías.
-En mi caso presento estrabismo, páralisis facial bilateral y dificultad en el lenguaje, comenta el joven.
Denis, siendo un recién nacido, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente tres veces: una por el estrabismo, otra por el paladar abierto y se le realizó, además, una gastrostomía para que pudiera alimentarse.
Entre consultas médicas, esfuerzos y sacrificios transcurrieron los primeros años de su vida. «En cierto modo considero que nunca me sentí acorde con mi edad, pasé más tiempo entre libros y documentales que con juguetes». Los textos y materiales audiovisuales hicieron que el joven descubriera, desde infante, a la ciencia, y de ella se enamoró.
Él pretendía, entre aciertos y desaciertos, poner en prácticas sus conocimientos sobre la ciencia. Las instrucciones las seguía a rajatablas; cuando uno ama lo que hace el tiempo, además de correr más lento, devuelve las fuerzas. Las mismas que debía sentir para afrontar los sinsabores y altibajos que en la propia infancia y adolescencia puede vivir un joven totalmente “diferente”.
Quizás diferente porque su rostro no se parece a ninguno dentro del aula o de la escuela, porque habla más pausado y sus letras suelen arrastrarse, porque no se identificaba con la construcción social imperante.
«La sociedad es bastante cruel con quienes nos salimos de la norma y realmente mi enfermedad me ha hecho conocer hasta donde es capaz de llegar la maldad humana y sí, he vivido exclusión, lástima, bullying, pero siempre he salido ileso, porque aprendí a no dejarme abatir.
«No es tarea fácil aceptarse y hacer oídos sordos a las burlas constantes y a la frustración que se experimenta por no poder ser como los demás. Me hicieron falta muchos años para lograr superar los complejos de inferioridad, aunque reconozco que aún me quedan algunos detalles en los que debo seguir trabajando para erradicarlos».
Denis Alex reconoce los tonos de las voces y las miradas de quienes no son sinceros con él, de quienes lo miran con lástima o de quienes creen que su enfermedad es sinónimo de retraso mental, nada más alejado de la realidad. El hacer sentir inferior a alguien, pensar que no puede hacer esto aquello, lacera como mismo el rechazo, la indiferencia, la opinión con dolo, la agresión, la burla.
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«Me encantaba, a escondidas, probarme la ropa de mi padre,quería parecerme a él físicamente. Al empezar la escuela es cuando más confirmo que por alguna razón -la cual no conocía, pero que tampoco me atreví jamás a preguntar- me identificaba como un niño, sufría en silencio al tener que hacer y ser todo lo contrario a lo que sentía».
Durante años Denis intentó ser la niña, la adolescente, la mujer que crecía, que aspiraban sus familiares y que exigía -exige aún- la sociedad. Sin saber qué sucedía, a los 18 años, decide justificar su atracción por las mujeres declarándose lesbiana con su madre.
Tiempo después, iniciando el técnico en Anatomía Patológica, buscando datos para sus estudios encontró, en la Red de redes, el término transexual. «Recuerdo que estaba tan feliz ese día,al fin sabía que todo podía mejorar en un futuro cercano y me vería como el hombre que siempre he sido,pero que por una razón u otra nació en un cuerpo equivocado».
No, Denis Alex no era una chica lesbiana; Denis Alex es un hombre.
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«Mi familia y amigos son mis mayores tesoros, mi fortaleza,mi aliciente,mi inspiración,mi orgullo,sin ellos no hubiese podido llegar tan lejos y con tan buena salud.Cuando decidí comunicarles el rumbo que tomaría mi vida,siempre tuve el apoyo incondicional de mis familiares,a mis padres algo sorprendidos -y en cierto modo decepcionados- les costó trabajo entender, aún es un proceso en curso, pero nunca me han dado la espalda ni me han privado de su amor y atención».
La familia de este joven cubano es extensa, sin embargo, habla de su hermana menor, de tan solo 13 años, con sumo gozo. «Ella es mi más fiel defensora, fruto de la educación integral de la sexualidad que, poco a poco, le fui brindando».
Aunque el apoyo se agradece Denis comprende el camino no es fácil, sabe de los obstáculos que debe vencer en estos momentos e imagina que para el futuro también existan otros, incluso, más grandes.
«La primera barrera que presentamos las personas trans en Cuba es el burocrátismo tan grande para que existe para poder cambiarnos el nombre y el género en el carnet de identidad. Luego está el tema de la transfobia que aún persiste en nuestra sociedad, sobre todo hacia las mujeres trans, aunque esto no quiere decir que nosotros no la sufrimos también. También la cuestión de la falta de hormonas y las operaciones de resignación de sexo muy demoradas, tardando en muchos casos más de 10 años en realizarse. En resumen,al no haber una Ley de Identidad de Género la vida se nos vuelve más complicada de lo que ya es,de ahí que existe un nivel alto de depresión entre las poblaciones trans; porque lo anterior dicho no es un lujo,como muchos piensan,son necesidades vitales y que además entran dentro de los derechos humanos».
Denis Alex lleva un tiempo como miembro y activista de la Red TransCuba y del Centro Nacional de Educación Sexual; ambos espacios le han propiciado apoyo emocional y psicológico y, sobre todo, le dieron la oportunidad de conocer personas que hoy tienen gran importancia en su vida.
«Desde el activismo se puede lograr cambiar la mentalidad de las personas y sí se puede deconstruir todos los patrones sexistas y discriminatorios que aquejan a la sociedad desde tiempos inmemoriales, pero debe ser tarea de todos y todas. Diría que en el caso de nuestro país vamos por buen camino, aunque todavía queda muchísimo por hacer, no podemos dejarnos amedrentar por factores externos y contrarios a nuestros ideales que lo único que hacen es boicotear todo lo que en materia de derechos humanos se ha hecho y continuamos haciendo. Pienso que la unidad es un factor decisivo».
La transfobia se hace evidente desde los núcleos más cerrados de su vida hasta cuando conoce a alguien por vez primera. «Por ponerte el ejemplo más simple de irrespeto: si yo te digo que me llamo Denis Alex, que soy un hombre, no entiendo por qué tienes que llamarme con el nombre que aparece en el carnet de identidad. Nombre que no me representa».
«Mi nombre es Denis Alex. Denis -parecido a mi nombre de carnet-, para que los que me conocían de antes no pasaran trabajo al llamarme, y Alex porque me ha gustado desde pequeño por la película de Disney “El Planeta del Tesoro”».
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No obstante, Denis Alex no destaca por el Síndrome de Moebius ni por la disforia de género. Sobresale por sus valores y principios, por sus luchas internas y por las que toma como bandera, por su buen corazón, por su humanismo, por su gran trabajo y perseverancia ante el estudio.
Luego de concluir sus estudios como técnico en Anatomía Patológica pasó tres años en la morgue del Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez. Las historias que cuenta sobre este sitio son impactantes, tanto como que es un apasionado del cuerpo humano.
Pero lo más difícil de realizar no eran las autopsias, era escribir las historias clínicas, porque para él es una relación cercana que establece con la persona. Conoce, de esta forma, sus enfermedades y sus luchas para combatirla, sus años silenciados y los que le quedaban por vivir.
Allí, a su antiguo trabajo, Denis llevó -en la morgue – la ropa de uno de sus muñecos; vistió al cuerpo sin vida de un bebé que llevaba más de una semana en la nevera sin ser reclamado. Su madre no vino a por él, su padre tampoco, nadie, absolutamente nadie. Solo estuvo Denis para despedirlo.
En estos momentos, cursa el segundo año de la Licenciatura en Bioanálisis Clínico y labora en el Laboratorio de Embriología de una Universidad de Ciencias Médicas.
Más allá de la ciencia, cree en la equidad y la justicia social, en que todos y todas tenemos los mismos derechos. Se declara un hombre feminista.
«Soy de los que considera que los hombres trans bajo ningún concepto podemos reproducir las actitudes machistas que durante siglos han tenido los hombres cisgénero. Me considero un hombre feminista, porque he vivido en carne propia todo lo que pasan las mujeres y sería una falta de respeto hacia mi pasado y hacia todas las mujeres que amo no luchar por erradicar toda forma de discriminación y maltrato hacia las mujeres. Digo que siempre he sido feminista, es algo que nació conmigo y poco a poco he ido leyendo y dándome cuenta de que realmente el feminismo no se hace, se siente».
Él sueña con finalizar su transición, formar su propia familia, convertirse en Doctor, ayudar a toda persona que lo necesite, leer hasta la saciedad, aprovechar el tiempo estudiando y superándose, rescatar a todos los animales indefensos y darle un hogar.
Conversar con Denis Alex supone ver colores y matices distintos; apreciar con una perspectiva diferente la sociedad, el día a día, tal vez, a la misma existencia.
(Tomado de Revista Muchacha)