Los Leñadores no tuvieron compasión ante los Leones capitalinos. En solo cuatro partidos ganaron su segunda corona nacional.
Por: Duanys Hernández Torres
Las Tunas ha sido un campeón inobjetable. Los Leñadores resultaron el mejor equipo de la 62 Serie Nacional de Béisbol, y lo demostraron con creces en la postemporada.
Resolvieron con superioridad sus tres series de play off, en las que sumaron 12 victorias y solo dos derrotas ante Matanzas, y ambas en extrainnings. Escobas ante los Tigres avileños y los Leones capitalinos en la gran final, ratifican su dominio en este torneo.
La barrida ante Industriales es la séptima que ocurre en finales de la pelota cubana, y la primera que recibe el equipo capitalino. Y no solo fueron las cuatro victorias, sino la manera en que se produjeron, salvo el segundo encuentro que los Leñadores vinieron de abajo. Ese hit decisivo de Danel Castro en el segundo desafío apuntaló el éxito tunero.
Las palmas para Abeisy Pantoja que se convirtió en el duodécimo mánager debutante en conquistar una corona. Aglutinó un equipo con notables bajas, incluida la Pablo Civil, un director que llevó al equipo tunero a cinco podios, entre ellos el título de la 58 SNB.
Excelente la labor de los lanzadores, encabezados por Keniel Ferraz, quien igualó la marca de seis victorias en play off que ostentaba el pinareño Yosvani Torres desde la Serie de Oro. Y Alejandro Meneses con sólidas aperturas en casi todas sus salidas. Rodolfo Díaz y Alberto Pablo Civil constituyeron un seguro de vida desde el bullpen.
En la ofensiva hay que ponderar la oportunidad de Denis Peña, la explosividad como hombre proa de Héctor Castillo, la laboriosidad de Yunior Otero, el empuje de los hermanos Alarcón y la inmortalidad de Danel.
Párrafo aparte para Roberto Baldoquín, una adición de lujo, que aportó seguridad desde el campo corto, y redondeó un line up muy completo. Baldoquín regresó para jugar junto a su hermano, y para conquistar la corona. Imagino que sea tenido en cuenta para próximos compromisos internacionales porque demostró que no es segundo de nadie como torpedero.
Otro aspecto trascendental en el triunfo fue la imbatibilidad en el estadio Julio Antonio Mella en que ganaron los siete partidos efectuados en postemporada. En el bosque mayor siempre sonaron las hachas.
¿Qué faltó en el último duelo? Los jonrones, grandes protagonistas del espectáculo. Ha sido la final con menos cuadrangulares en la historia. Solo dos pelotas se fueron más allá de las cercas, y justamente en el partido del cierre. Los batazos de Yasiel Santoya y de Yordanis Alarcón le pusieron aderezo al juego que puso fin a la competencia.
Industriales cedió por barrida, pero sus aficionados tienen que estar contentos con un equipo que terminó en el frío sótano el primer tercio, y ascendió en la tabla hasta colarse entre los ocho clasificados.
Sin un cuerpo de serpentineros que ofreciera muchas garantías, pudo derrotar en siete partidos a Sancti Spíritus y Santiago de Cuba, para colarse, once años después, en una final. Y ya eso es un logro tremendo después de tantos avatares en las primeras subseries del campeonato.
Merecidísimo bronce para Santiago de Cuba, otro equipo histórico que regresó al podio y regaló un excelente duelo semifinal ante su sempiterno rival.
Terminó un torneo que premió al mejor equipo de principio a fin. Segundo título nacional en cinco años. Que suenen las hachas. Que festeje Las Tunas y Cuba entera porque ganó el béisbol.