
Por: César Gómez Chacón
Cuando todavía la mayoría del país permanece en penumbras como resultado del colapso del sistema electroenergético nacional, del pasado viernes 18 de octubre, y cuando se mantiene lloviendo por más de una semana sin parar, hay luces que parecen brillar más claras que nunca en esta isla donde siempre sale el Sol.
Lo primero ha sido la unidad del pueblo. El inesperado «apagonazo» sacudió de la peor manera a los cubanos. La tensa situación económica, tantas veces explicada por los dirigentes del país, a veces hasta la saturación, es de pronto una realidad inexorable que golpea psicológicamente a todos y todas.
Entonces apareció el primer alumbrón y no fue eléctrico. Lejos de lo que pretenden los enemigos de la Revolución con la política de bloqueo y asfixia, el pueblo ha reaccionado con la serenidad y la confianza que recuerda los días definitorios de la Crisis de Octubre de 1962, cuando el país entero estuvo al borde de recibir el primer golpe nuclear y nadie abandonó su puesto en la defensa.
Los límites insospechables de un pueblo curtido por las dificultades se ha puesto a prueba. Entonces se aviva la llama nunca apagada de la solidaridad entre cubanos. Sobran los ejemplos de personas con algunas posibilidades, que en los barrios han puesto sus casas y sus medios de producir la energía al servicio de los vecinos, para que pudieran conectar sus celulares, y también para guardar y proteger la comida en las neveras que aún conservan el frío.
Personas que a veces solo se ven y no siempre se saludan en las mañanas apuradas o al regresar cansados del trabajo, ahora sacan sus taburetes a la calle y pronuncian una frase de aliento en la noche más oscura: «lo que necesites, vecino».
Y la confianza en la victoria, esa que siempre inculcó Fidel Castro con su propio ejemplo, se renueva ahora al ver a los principales dirigentes del país en sus puestos de trabajo prácticamente las veinticuatro horas del día. Informándose e informando, dando instrucciones, y logrando soluciones que se convierten en la restauración paulatina, real y segura del Sistema Electroenergético Nacional, la dirección del país, encabezada por el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista y presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, actúa con perfecta cohesión.
Ya poco a poco comienzan a encederse los bombillos en las calles y las casas cubanas. La penumbra da paso a las sonrisas.
Y los cubanos corren a encender los televisores, a encontrarse con esos periodistas más y menos conocidos, con esos voceros de la Empresa Eléctrica y del Instituto de Meteorología, que también han acumulado horas sin dormir y experiencias en comunicar mejor cuando más se necesita.