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La frontera más absurda del mundo

Por: César Gómez Chacón

La República de Cuba es un archipiélago compuesto por 4 193 cayos, islotes y dos islas y por tanto no debería tener ninguna frontera terrestre con otro país. Sin embargo, Wikipedia,la enciclopedia libre”, se encarga de precisar que, además de sus 5 746 kilómetros de costas, el estado caribeño tiene “28,5 kilómetros de fronteras en la base naval de la Bahía de Guantánamo de la armada de los EUA.” 

Se trata, efectivamente, de una frontera artificial impuesta por una historia de dominación y apetencias imperiales, que cíclicamente, y sobre todo en los últimos 66 años, ha costado vidas, sufrimiento y ha puesto en peligro la paz de la región y del mundo.

¡Ilegal!

La base militar allí enclavada es fruto del Tratado Permanente de 1903 firmado por el gobierno norteamericano y el primer gobierno de la isla, tras la liberación del yugo colonial español. Dicho acuerdo de arrendamiento de territorios para bases militares y carboneras fue consecuencia de la Enmienda Platt, un apéndice impuesto por la fuerza a la Constitución cubana, y que enunciaba: “Para poner en condiciones a los Estados Unidos de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como a sus propias defensas”.

A contrapelo con las normas internacionales, ni aquel tratado, ni tampoco su “actualización” en 1934, como resultado de las luchas revolucionarias en Cuba y de la llamada política del buen vecino del presidente Franklin Delano Roosevelt, tuvieron nunca especificado un plazo ni las condiciones para su derogación. Se trataba de un acuerdo perpetuo en el que solo una de las partes -los Estados Unidos- tenía la potestad para su terminación. Una aberración jurídica que se mantiene hasta hoy.

El ilegítimo “arredamiento” violentaba desde su primera firma el articulado de la Constitución cubana 1901. En las sucesivas cartas magnas de 1940, 1976 y la actual de 2019 quedaron debidamente especificados los conceptos de soberanía e integridad territorial de Cuba, y en ellas no hubo ni hay posibilidad de ceder a otro país ninguna parte del territorio nacional.

Pese a las reiteradas reclamaciones del gobierno revolucionario cubano, que desde 1959 no ha cobrado un solo cheque por el “arrendamiento” del enclave, la base yanqui sigue siendo un puñal clavado en el corazón de Cuba.

 Peligrosos y asesinos

Expertos internacionales coinciden en que el dispositivo yanqui en Guantánamo perdió hace mucho tiempo la importancia militar que le dio origen. Sin embargo, ha sido utilizado en las últimas décadas como cárcel y campo de concentración para supuestos terroristas que nunca fueron debidamente juzgados. Hoy vuelve a llenar los titulares de la prensa internacional tras la llegada forzosa de deportados por el régimen de Donald Trump.

Se dice que entre los límites de la base y las unidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba existe uno de los mayores campos minados del mundo. En más de una ocasión han caído en él personas imprudentes que intentaron cruzar la frontera prohibida.

El paso diario por la bahía (compartida) de Guantánamo de todo tipo de embarcaciones de la marina yanqui, incluidas aquellas que llevan ojivas nucleares, y el constante sobrevuelo de naves de la USNavy, que han violado más de una vez las aguas jurisdiccionales y el territorio nacional cubanos, atentan contra la paz y la estabilidad en esta parte del mundo.

Por años se han elaborado y tratado de ejecutar planes de autoagresión en la base con el objetivo de provocar un conflicto a gran escala entre Cuba y los Estados Unidos.

En las primeras cuatro décadas de la Revolución miles de provocaciones y violaciones de todo tipo se produjeron desde el interior del enclave militar estadounidense. Materiales inflamables fueron lanzados por sus aviones. Soldados norteamericanos han tirado piedras, latas incendiadas, han perpetrado ofensas innombrables a los combatientes cubanos, y disparado impunemente sobre ellos con sus pistolas y fusiles automáticos.

Al atardecer del 19 de julio de 1964 varios centinelas yanquis acostados en el suelo accionaron sus armas contra la posta cubana, un proyectil atravesó el cuello del soldado Ramón López Peña, quien moriría minutos después. El sábado 21 de mayo de 1966 un marine de la base disparó sin razón alguna y atravesó el pecho del soldado de 22 años Luis Ramírez López. 

A lo largo de los años otras acciones similares arrancaron la vida a un número importante de civiles cubanos y de combatientes en las inmediaciones de la base. Otros muchos han sido heridos y mutilados. El luto, la tristeza, el dolor, la rabia y la indignación han ensombrecido una y otra vez a las familias cubanas. 

 Alegría y firmeza

Del lado de acá de las alambradas, las provocaciones y los campos minados, los jóvenes y las jóvenes soldados, sargentos y oficiales, que integran hoy la Brigada de la Frontera de las FAR, se mantienen firmes y bien preparados física y psicológicamente en sus puestos de combate. Están equipados y dominan los más modernos armamentos. Nunca pierden la serenidad.

Nacida en 1961 ante la necesidad de defender al país y la naciente Revolución de la amenaza que significaba la presencia de tropas estadounidenses en suelo cubano, los primeros combatientes cubanos asumieron inicialmente el puesto de Caimanera y el sub puesto de Boquerón, cada uno con alrededor de cinco hombres, una fuerza incapaz de enfrentar el potencial bélico de la base. Hacían vida en campaña, bajos los árboles, dormían en hamacas y carecían de agua con calidad potable y de servicios médicos.

Como una gran familia, la Brigada de la Frontera de las FAR es hoy una moderna unidad militar perteneciente al Ejército Oriental. Dormitorios con aire acondicionado y ventiladores, baños impecables y modernas lavadoras, se complementan con las salas de televisión y video, espacios para juegos pasivos y la lectura de títulos de la literatura universal y contemporánea, así con como los medios deportivos necesarios para el esparcimiento y el bienestar físico. 

El servicio médico especializado y de calidad incluye salón de estomatología. Las mujeres cuentan con una peluquería, y reciben un buen surtido de cosméticos y otras deferencias para sus necesidades femeninas.

Medios de transporte garantizan las salidas de pases y en el verano se organizan viajes a la playa y a los ríos aledaños, visitas a lugares históricos, encuentros con trabajadores y pueblo, charlas y disímiles actividades artísticas y recreativas. 

Los pobladores de Guantánamo, Caimanera y otras localidades cercanas sienten orgullo cuando ven pasar felices a los jóvenes combatientes -ellas y ellos- en sus uniformes de camuflaje. 

Quienes vivían allí antes de 1959 recuerdan a los marines yanquis en similares paseos, la mayoría borrachos o drogados, en busca de prostitutas y en actitudes de superioridad amenazante y peligrosa.

Hoy, detrás del júbilo sano de los actuales combatientes de nuestra Brigada de las FAR, que de vez en cuando pasean sana y alegremente por las calles de Guantánamo, está la vida rigurosa y emocionalmente tensa de esas muchachas y muchachos, que defienden sin amilanarse la primera trinchera antiimperialista de Cuba, esa que está allí, junto a la frontera más absurda del mundo.

//dmcm

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