Por: Cynthia Ibatao Ruíz
EL Pacto del Zanjón llevó al cadalso los empeños emancipadores de la Guerra de los 10 años. La Protesta de Baraguá alzaba la moral de los cubanos, y dejaba un mensaje claro, la beligerancia continuaría.
El reposo era preciso, y por aquellos años el pensamiento de José Martí, madurado en la búsqueda de recursos y fuerzas para continuar la contienda, condujo la guerra que llamarían “necesaria”.
El 29 de enero, Martí, en su condición de delegado del Partido, firmaba la orden de alzamiento. El 24 de febrero de 1895 quedaba para la posteridad como “Grito de Baire”, aunque los alzamientos se registraron en una treintena de localidades del territorio.
El posterior desembarco también por la zona oriental de las grandes figuras de las guerras anteriores, Antonio Maceo, por Duaba, y Máximo Gómez y José Martí, por Playitas de Cajobabo, dio el impulso definitivo a la gesta emancipadora.
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El desenlace de la contienda es conocido: España agotada y las tropas insurrectas a punto de alcanzar la victoria. Sin embargo, esta les fue arrebatada con la intervención oportunista de Estados Unidos.
La del 95 fue una Guerra Necesaria, fue por la libertad; que para alcanzarla, precisó hasta de los más grandes sacrificios.