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La caravana de la esperanza

Por: César Gómez Chacón

La historia de Cuba está escrita con sangre y sacrificios, también con alegría y esperanzas. La memoria no puede borrarse. Por eso, cada 8 de enero se respira a lo largo y ancho del archipiélago los aires de la Revolución triunfante.

Jóvenes y niños rememoran el paso de la Caravana de la Libertad desde el oriente cubano hacia La Habana, un símbolo de la victoria del pueblo sobre la tiranía de Fulgencio Batista, aquel 1.º de enero de 1959.

La llegada a la capital de los guerrilleros comandados por Fidel Castro, en su marcha barbuda y verde olivo, marcó el final de un largo periodo de sufrimiento y la apertura de un nuevo amanecer para Cuba, en el que los sueños de justicia y unidad se hacían finalmente realidad.

Se vivió por esos días una alegría indescriptible, pero también nacía un profundo sentido de responsabilidad. El líder de la Revolución, en su discurso en la fortaleza de Ciudad Libertad, expresó con claridad la magnitud de lo logrado, pero también la conciencia de lo que aún quedaba por hacer.

«La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y, sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil”.

Sus palabras resonaron en los corazones y fueron más que una profecía. Quedaba claro que solo la fuerza de la unidad y la voluntad del pueblo permitirían afrontar cualquier desafío.

Emergía entonces como símbolo popular, junto a los comandantes Raúl Castro, Juan Almeida, el mítico Che Guevara y otros, la figura legendaria de Camilo Cienfuegos, el «héroe de Yaguajay», el héroe del sombrero alón y la eterna sonrisa.

Con un simple gesto, Fidel reconocía su valía cuando le preguntó durante el discurso ante los miles de congregados y quienes seguían el acto por radio y televisión. «¿Voy bien, Camilo?»

El grito popular unánime no dejó escuchar la positiva respuesta. Fue la cúspide del trascendental momento. Así, cada año, la Caravana de la Libertad es revivida por toda Cuba como símbolo de aquel recorrido histórico y acto de reafirmación de los valores que forjaron el triunfo.

En estos días difíciles que vive la mayor de las Antillas, asediada como nunca por el imperio del norte, pervive el llamado constante a la lucha, al sacrificio y, por encima de todo, la convicción de que lo más difícil puede estar siempre por venir, pero también el camino certero hacia el triunfo de la esperanza y la libertad.

//yma

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