Cuba mantiene una tendencia a la baja en las estadísticas relacionadas con la COVID-19, hecho catalogado de real y alentador por las máximas autoridades políticas del país junto al llamado a mantener la disciplina, hoy más que nunca, y asumir con responsabilidad cada una de las medidas adoptadas para contener la expansión de la enfermedad, con saldo mundial de más de 296 mil personas fallecidas.
En la reunión del grupo de trabajo para la prevención y el control del nuevo coronavirus — dirigida como es habitual por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz —, el titular de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, detalló la situación en la que se encuentra el país.
El 97,3% de esos pacientes diagnosticados con la enfermedad que hoy están en los hospitales, especificó, presentan una evolución clínica estable.
Portal Miranda explicó que en el territorio nacional también va bajando la cantidad de eventos abiertos de transmisión local. “Hasta la fecha, de 44 se han cerrado 26 y se mantienen activos 18”, al darse por concluido en las últimas horas el de Guaicanamar, en el municipio capitalino de Regla, y otro en el municipio de Camajuaní, en Villa Clara. En ambos se cumplieron los dos períodos de incubación de la enfermedad, o sea 28 días, sin nuevos casos de la COVID-19.
En el intercambio sobre estos temas vinculados con el comportamiento de la pandemia en Cuba, Díaz-Canel destacó como otro resultado de esa batalla el hecho de que, en comparación con lo sucedido en buena parte del mundo, no ha colapsado nuestro sistema de Salud y ha sido bajo el porcentaje de profesionales cubanos de ese sector que han contraído la enfermedad. No se ha tenido que lamentar la muerte de ninguno y todos tienen hoy una evolución favorable.
Al respecto, Portal Miranda agregó que lo más significativo es que los mayores contagios ocurrieron en la primera parte del combate a la pandemia. En esta última etapa es mínimo, aclaró, a partir de que se han ido entrenando bien.
La gran mayoría de los contagios, acotó el viceprimer ministro Roberto Morales Ojeda, no sucedieron en las instituciones donde se crearon las condiciones exclusivamente para el tratamiento de la COVID-19, sino en las que no se habían habilitado para la atención específica a dicha enfermedad.
En la cita, volvieron a rendir cuenta a la dirección del país las autoridades de la provincia de La Habana que, con más de 2 millones de habitantes, sigue siendo el territorio de mayor complejidad de la nación con siete eventos de transmisión local.
Según especificó el gobernador Reinaldo García Zapata, el índice hospitalario bajó a un 28% y el del uso de la terapia intensiva a 7%, una tendencia que también ha ido consolidándose.
Continúan en marcha, dijo, las medidas de reforzamiento en los municipios de Centro Habana y La Habana Vieja, así como en los consejos populares de Luyanó Moderno, en el municipio de San Miguel del Padrón, y Latino, en el municipio del Cerro.
En esta ocasión, también se pasó revista a la situación epidemiológica de la provincia de Ciego de Ávila, en la cual, explicó el gobernador Tomás Alexis Martín Venegas.
Las mayores complejidades del territorio han estado en los municipios de Morón, Ciego de Ávila, Venezuela y Florencia. De cuatro eventos de transmisión local, comentó, han cerrado tres y continúa abierto el del Turiguanó, donde se tienen aplicada la medida de cuarentena.
Acerca de varias opiniones de la población relacionadas con el futuro paso del país a la normalidad y la preocupación con el exceso de movimiento que ello ha generado, sobre todo en la capital cubana, el Primer Ministro consideró que la confianza hoy pudiera ser nuestro principal enemigo.
“Tenemos que evitar las malas interpretaciones y el exceso de confianza”, concluyó Marrero Cruz.