Fidel estaba en todas partes. Tratando de comprobar en persona, de acercarse a la gente, de asegurarles que la Revolución nunca los desampararía. Fue una época intensa la segunda mitad del siglo XX en Cuba. Una etapa de constantes agresiones de un imperio que no entendía cómo le habían hecho una Revolución en sus narices. Y hubo intentos de invasión, Crisis de los Misiles, Operación Mangosta, Operación Peter Pan, acciones terroristas, secuestraron a un niño en Miami, apresaron a cinco cubanos…Pero también hubo concentraciones en la Plaza, movilizaciones, Campaña de Alfabetización, nacionalizaciones, salud y educación gratuitas, tuvimos las Olimpiadas en Barcelona `96. En medio de cada propósito estaba Fidel, codo a codo con la gente, visitando a los trabajadores, cortando caña, yendo a las escuelas al campo…
Bajo su guía salimos de los tiempos más duros del Período Especial. Y entramos en el nuevo siglo con los esfuerzos de integración latinoamericana, la Batalla de las Ideas y la Revolución Energética.
Hoy se cumplen 96 años de su nacimiento: uno de los más grandes hombres que ha dado esta tierra. Cubavisión Internacional le rinde homenaje con esta Glosa en décimas de Adolfo Martí Fuentes:
1
Un pino de luz: Fidel
erguido en la noche; un pino
iluminando el camino
victorioso de la miel,
¡Oh dorado capitel
en el dolor de la Sierra!
¡Qué guerra de amor, qué guerra
te hizo esbelto en el coraje
y echó a rodar tu equipaje
con los pobres de la tierra!
2
Comandante de la aurora,
Fidel, hermano del día,
¡qué claridad te confía
su palabra redentora!
Porque ya es hora, ya es hora
de abrir surcos y sembrar,
con tus huestes-valladar
de la sombra envilecida-
echar quiero verso y vida,
quiero yo mi suerte echar.
3
Supiste del hosco mando:
ceño duro y terca voz;
del tutelaje feroz
y el «mister» de contrabando.
Pero venías hablando
el idioma de la tierra,
palabra que no se encierra
ni con yugo ni con plomo,
que es tan libre y fresca como
el arroyo de la sierra.
4
Y así, de espiga inmolada
va creciendo un haz de luz.
(Siglos de cargar la cruz
y de soportar la espada.)
Fidel, en la madrugada
del campesino anhelar,
quizás pueda descansar
un sueño de paz… un sueño,
porque el arroyo pequeño
me complace más que el mar.
(Glosa tomada de Juventud Rebelde)