El 9 de febrero de 1959, el Consejo de Ministros de Cuba otorgó la nacionalidad cubana por nacimiento al Comandante Ernesto Che Guevara, lo cual generó un gran regocijo nacional en reconocimiento a sus méritos revolucionarios.
A pesar de los fundamentos establecidos en la Constitución de 1940, se hizo necesario actualizar el artículo 12 para reflejar el contexto histórico y precisar los criterios de naturalización.
El Che, reconocido por su valentía y liderazgo militar, desempeñó roles destacados como ministro de Industrias y conductor ideológico del pueblo cubano.
Desde 1959, fue considerado uno más entre las mujeres y hombres de la mayor de las Antillas, hecho que demostró su compromiso con la Revolución y su afecto por la nación caribeña.
En su carta de despedida al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en 1965, el argentino expresó su gratitud y renunció a sus cargos y títulos en señal de desprendimiento. A pesar de su humildad, fue reconocido por su entrega a la causa de la libertad y justicia en el archipiélago cubano.
La decisión de otorgar la nacionalidad cubana al Che se basó en sus extraordinarios méritos como combatiente y médico comprometido con los principios básicos de la causa revolucionaria.
El legado del guerrillero heroico como símbolo de lucha y sacrificio perdura en la memoria colectiva de Cuba, siendo un ejemplo de entrega y dedicación a una causa mayor. Su influencia trascendió fronteras y continúa inspirando a generaciones posteriores en la búsqueda de un mundo más justo y solidario.