Estás aquí
Inicio » Destacadas

Ernesto Blanco presenta Mundo Remix Vol. I: un homenaje electrónico a las raíces musicales de Cuba

Con Mundo Remix Vol. I, el músico cubano Ernesto Blanco fusiona clásicos de los años 40 y 50 con estética ciberpunk, conectando generaciones y reafirmando la diversidad como motor creativo.

Por: Alejandro Pérez Zerquera.

Ernesto, tu nuevo disco Mundo Remix Vol. I propone un viaje sonoro entre clásicos de la música cubana y la electrónica. ¿Cómo nació la idea de revisitar estas canciones icónicas desde un lenguaje tan contemporáneo?

Hola, un saludo grande. Gracias por esta oportunidad de conversar sobre mi producción Mundo Remix, que acaba de salir en todas las plataformas. Y efectivamente, como bien lo dices, sí, es un viaje sonoro. Todos mis discos siempre han sido un homenaje a la música cubana, a la música que me representa en todas sus épocas. Pero resuena especialmente en mí ese sonido de los años 40 y 50, el de la vitrola.

Hacía años que venía fantaseando con la idea de llevar lo antiguo a lo moderno y viceversa. Así como me encanta ese sonido retro de la vitrola, también soy muy fan del ciberpunk. Un día me pregunté: ¿cómo uniríamos esas dos sonoridades? Creo que sonaría muy interesante, porque me permite acercar a las nuevas generaciones a nuestras raíces. Y bueno, básicamente, como siempre, es un homenaje a mi cultura.

Otra particularidad de este proyecto es que sampleé sonidos reales de la época, y fue un trabajo muy complicado. Las voces de esos intérpretes, de las orquestas. No usamos inteligencia artificial en este trabajo. No estoy en contra de la inteligencia artificial, pero este proyecto no iba por ahí.

Básicamente, lo que hicimos fue samplear. Cuando el público escuche los temas, va a escuchar la voz de Benny Moré, la orquesta de Pérez Prado, la orquesta Casino de la Playa, la voz de Celia Cruz, ¿no?

Fue un proceso, por supuesto, complicado en todos los sentidos. Al final, todo aterrizó bien, también desde el punto de vista legal. En los temas de derecho de autor, contamos con el apoyo y la asesoría de Bis Music, que nos acompañó durante todo el camino. Y bueno, nos dimos a la tarea de lograr esa mezcla: empastar y unir ambas épocas.

El repertorio del álbum abarca diferentes épocas y géneros de la música cubana. ¿Cómo fue el proceso de selección de los temas? ¿Qué criterios seguiste para elegirlos?

Bueno, en cuanto al repertorio, sí, se hizo una curaduría. Tuvimos que escuchar muchísima música para determinar qué temas se podían usar y cuáles no, considerando también los derechos de autor y otras cuestiones legales. Fue un proceso de trabajo intenso, en el que colaboraron personas que respeto y quiero mucho.

Para empezar, el maestro, productor y realizador Eddie Cardoza López fue una pieza clave. También contamos con el apoyo de Bis Music, donde José Manuel nos estuvo asesorando constantemente. Tuvimos un intercambio muy cercano, casi como un mano a mano, revisando tema por tema: “¿Este sí? ¿Este no?”, hasta dar con el repertorio que finalmente conforma este primer volumen.

Pero al final, yo pienso que, a la hora de escoger la música, después de escuchar tantas canciones —básicamente de los años comprendidos entre los años 40 y los años 50, que conforman este primer volumen—, los mismos temas eran los que te iban dando el guiño, los que te iban llamando musicalmente.

No sé cómo decírtelo, es una corazonada que ya tiene el músico, que siente. Es algo que ocurre a nivel casi telepático, no sé. Hay algo superior que te dice: “Bueno, este va a ser el tema.” Y ahí es que uno empieza a trabajar.

Y bueno, lo difícil fue samplear los sonidos de la época. Muchas cosas ya estaban hechas, y se samplearon directamente de discos de vinilo. Entonces ahí tú tienes que extraer… en aquella época no se grababa con metrónomo, quizás la afinación o el tiempo cambiaban un poco. Realmente, trabajar con material tan antiguo fue muy complicado.

Así que puedo decir que estuvimos casi, no sé, un año y medio sampleando cosas y viendo qué funcionaba y qué no. Pero bueno, al final fue muy divertido. Y básicamente es eso. Te digo, yo creo que las canciones nos escogieron a nosotros, después de tanto material que estuvimos escuchando.

Muchos de los temas que versionaste —como “Babalú”, “Quimbara” o “Tú mi delirio”— están en la memoria colectiva. ¿Cómo fue el proceso creativo para respetar la esencia original y, al mismo tiempo, imprimirles tu sello personal?

Efectivamente, ya lo dijiste. Esto fue un trabajo que se hizo con mucho cuidado, porque estábamos realmente pisando suelo sagrado. Estos son temas de la música cubana que son eternos, y los artistas que los interpretan y sus compositoras son luminarias. Vamos a decir, como dioses de nuestra cultura. Entonces yo me sentía como que estaba entrando en un suelo sagrado ahí. No era algo como para tomárselo a la ligera.

Precisamente por eso pasamos muchísimo tiempo. Yo creo que este fue un disco que demoró casi dos años en terminarse. Y, básicamente, además de incontables horas de trabajo frente a la computadora y en el estudio, como decimos los músicos, muchas horas de asiento, tuve mucha asesoría.

Ya te hablé del productor y realizador Eddie Cardoza, que estuvo ahí codo con codo conmigo en todo el proceso. José Manuel también, que nos estaba monitoreando y aportando mucho de su conocimiento.

Además, tuve la asesoría de la profesora y musicóloga Alina Ponsoda, que es mi mamá. Pero bueno, no es porque sea mi mamá, sino precisamente por sus méritos; siempre es una opinión muy valiosa para mí en todos mis trabajos. Y otra persona que también estuvo asesorándome en muchísimas cosas fue el músico —y bueno, como familia mía— X Alfonso. Era otra de las personas que también estaba asesorándome.

Yo pienso que el secreto es eso. El músico no puede… El músico tiene que ser humilde. Es decir, tienes que ser osado, pero tienes que ser humilde. Y tienes que siempre buscar ayuda en asesores, personas que tú sepas que te vayan guiando, porque al final siempre es bueno para la música.

Y pienso que así fue como estuve trabajando. Cada vez que montaba un arreglo nuevo o tenía más o menos listo algún material, se lo enviaba a todas estas personas principalmente. Y ya. Ellos me enviaban notas para atrás: “Mira, aquí esto…” Y así fue el proceso creativo.

Pero muchas horas, incontables horas de trabajo. Todos los discos siempre… sí, los discos llevan mucho trabajo. Pero creo que este, por el nivel de sampleo y porque estábamos trabajando con cosas tan antiguas, eso creo que hizo el proceso el doble de agotador. Pero al final siempre lo disfruto muchísimo.

La verdad que sí. Fue un proceso que, te digo, es uno de los discos que más he disfrutado hacer.

A lo largo de tu carrera te hemos visto moverte entre el pop rock, el funk, la música electrónica y las raíces cubanas. ¿Qué representa hoy para ti esta diversidad estilística?

Efectivamente, ya lo dijiste: diversidad estilística. Yo creo mucho en la diversidad. Creo que eso nos hace fuertes como músicos, como seres humanos, como especie. Si lo llevas a todos los niveles —no solo a la música—, la diversidad es esencial. Por eso creo profundamente en ella.

Yo me gradué de guitarra clásica en el Conservatorio Amadeo Roldán, es decir, estudié mucho dentro del mundo académico y clásico. Pero también me moví por otros géneros como el jazz y el rock. Siempre fui un estudiante de todo, de toda esa diversidad genérica.

No me gusta encasillarme en un solo género o en una sola forma. Me gusta estar en constante reinvención. Me veo como un eterno estudiante de la música. Siempre hay nuevos códigos, nuevas cosas por descubrir. Y nada, la música siempre me sigue sorprendiendo.

Al final, creo que lo más importante es eso: que exista diversidad. Eso es lo que realmente nos hace fuertes.

Además de tus discos, has trabajado como productor, arreglista e instrumentista para otros artistas, y también en música para televisión. ¿Qué espacio ocupa esa faceta en tu identidad como músico?

Yo disfruto mucho el trabajo de producción: producir a otros artistas, grabar varios instrumentos en sus producciones, componer canciones para ellos. Lo he hecho durante los últimos 20 años, y siempre ha sido una parte muy fuerte de mí. No solo está mi trabajo como artista, con mi banda en el escenario, mis discos, etcétera. Esta otra faceta también me define.

De hecho, así fue como empecé: trabajando como músico de sesión. Me contrataban para hacer producciones, grababa coros, teclados, guitarras, bajos en discos de otros artistas. Y eso, compadre, por supuesto que se vuelve oxígeno. Te ayuda a reinventarte. Porque cada vez que colaboras con otro artista —ya sea más joven o mayor que uno— siempre aprendes algo nuevo.

A mí eso me encanta. Me considero como una esponja: siempre necesito estar absorbiendo cosas, aprendiendo, creciendo. Es un trabajo que seguiré haciendo porque me apasiona. Colaborar, producir, compartir música.

De hecho, ahora mismo estoy en España, de gira. Y eso es lo que estoy haciendo acá: colaborando en el estudio y en festivales con varios artistas españoles. Por ejemplo, el dúo Amistades Peligrosas, y una actriz emergente que está golpeando fuerte con muy buenos temas, LunaKi.

Les agradezco muchísimo. Son gente que quiero, respeto y admiro profundamente. Y nada, esto es algo que voy a seguir haciendo. Aunque continúe con mis discos y mi trabajo como artista, esta faceta es una parte muy sólida de mi carrera.

La música en Cuba enfrenta retos únicos, desde recursos limitados hasta cambios en la forma de llegar al público. ¿De qué manera esos desafíos han influido en tu creatividad y en cómo desarrollas tus proyectos?

Todo en la vida es un desafío. Si lo llevas a todos los niveles, lo es aún más. Y en Cuba, los retos son constantes: desde las limitaciones materiales hasta los cambios acelerados en la forma de consumir música. Yo llevo ya 25 años en la carretera, como decimos los músicos, y puedo decir que cada época ha traído sus propios desafíos y transformaciones.

Últimamente, todo sucede más rápido. En apenas un año, ya cambian los géneros, las plataformas, las maneras de conectar con el público. Pero eso siempre ha sido así. Si miras atrás, a la época de Charles Chaplin, él tuvo que pasar del cine silente al sonoro. Adaptarse es parte del camino del artista.

Para nosotros, los músicos, cada proyecto es un salto al vacío. Y sin embargo, esa incertidumbre es también lo que te impulsa a seguir buscando, a seguir creando. Es una paradoja: el desafío es lo que te propulsa.

Por eso creo que uno debe mantenerse fiel a lo que hace, sin dejar de estar atento a lo nuevo que va surgiendo. Hay que renovarse, reinventarse, pero sin perder la esencia. No es algo que se pueda explicar del todo… son corazonadas, intuiciones que sentimos los músicos. Y al final, el público que realmente te sigue, lo percibe. Lo siente.

El mayor premio, sin duda, es tener un público que te siga de verdad. Esa energía que uno recibe de vuelta es invaluable. Porque detrás de cada disco, de cada canción, hay mucho amor, mucho sacrificio. Y cuando sientes que eso retorna, que conecta con la gente, ese momento es el Olimpo.

Mi mayor motivación ahora es seguir teniendo fuerza para continuar haciendo música, seguir creando discos, llegar a nuevos públicos, explorar otros caminos. Y, por supuesto, seguir recibiendo ese feedback, ese cariño que uno pone en cada nota. Al final, todo se trata de eso: de dar y recibir.

Lo esencial es seguir haciendo. Siempre hay proyectos en el horizonte, giras por venir, discos nuevos, colaboraciones inesperadas. Le pido al cielo que siga siendo así, que nunca falte esa chispa que mantiene viva la creación.

Si tuvieras que definir con tres palabras lo que representa Mundo Remix dentro de tu discografía, ¿cuáles serían?

Tres palabras… lo estuve pensando, y quizás lo resuma en dos: muchísimo trabajo. Mundo Remix fue un disco que exigió muchísimo, como todo trabajo discográfico, pero en este caso, cada paso implicaba llevar las cosas a otro nivel. Y claro, cuando intentas subir ese nivel, también te encuentras con un nuevo nivel de problemas.

Cada vez que te embarcas en un proyecto —sea un disco, una película, lo que sea— entras en un campo de batalla. Es una guerra creativa, intensa, a muerte. Pero al final, todo ese esfuerzo se disfruta muchísimo. Porque lo que queda es la satisfacción de haberlo dado todo.

Finalmente, ¿qué viene después de este álbum? ¿Podemos esperar un Mundo Remix Vol. II, nuevos proyectos originales o colaboraciones?

Sí, por supuesto. Este trabajo va a tener un segundo volumen. De hecho, podría tener muchos más, porque la música cubana es tan vasta, tan rica en matices, que no sé si uno o dos discos bastan para abarcarla. Mundo Remix es apenas una puerta de entrada.

Eso sí, el Vol. II no será inmediato. Antes quiero enfocarme en otros proyectos que ya están en marcha. Estoy trabajando con varios colaboradores, especialmente en el contenido que estoy lanzando en redes: videoclips, un making of que se filmó durante el proceso… todo eso está disponible en mi canal de YouTube para el público que quiera seguirlo de cerca.

Y claro, compadre, uno siempre va a seguir haciendo música, saliendo de gira, creando nuevas cosas. Hay varios proyectos que estoy coordinando y que iré anunciando poco a poco en mis redes. Así mantengo al público al tanto de todo lo que estoy haciendo.

Pero sí, definitivamente va a venir otro volumen de este disco. Eso está claro.

//kbm

Deja una respuesta