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Embarazo adolescente: un problema al que Cuba no escapa

Por: Mariley García Quintana

Cuando este 26 de septiembre el mundo conmemora el Día Mundial de la Prevención del Embarazo Adolescente, ningún país del orbe, en mayor o menor medida, escapa de este fenómeno que afecta a miles de niñas, adolescentes y jóvenes en etapas tan tempranas de sus vidas.

Según refiere  la Organización No Gubernamental Save the Children, cada año nacen 13 millones de niños de madres menores de 20 años de edad, más del 90 % de ellos en naciones denominadas en desarrollo.

En ese sentido, Níger y el Congo, en el continente africano, constituyen los países con las mayores cifras de embarazos tempranos, enmarcados por la Organización Mundial de la Salud entre los 10 y 19 años, mientras que Corea del Norte, Corea del Sur y Japón, presentan la menor cantidad de casos registrados.

Cuba no está exenta de esta problemática, que afecta sobre todo a niñas y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, marcadas por la desigualdad de género, la calidad del desarrollo socioeconómico  y que, según investigaciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas, en la mayor de las Antillas es más frecuente en adolescentes mestizas y negras de entornos rurales, desvinculadas del estudio y el trabajo y en condiciones de bajos ingresos.

Al respecto, provincias como Camagüey, Las Tunas, Holguín y Granma, presentan indicadores por encima de la media nacional que fue de 51.5 por cada mil mujeres menores de 20 años al cierre del 2020, publicó recientemente el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.

Sobre ello, la doctora Matilde Molina, subdirectora de dicha institución declaró a Cubadebate que si bien en el periodo del 2019 al 2021, a causa de las restricciones impuestas por la pandemia de la Covid-19, se observó una disminución en la curva de fecundidad temprana en el país, su aporte a la tasa de embarazo general va en aumento.

Ejemplo de esto, en 2019 las madres entre 15 y 19 años representaron el 16.7% de los alumbramientos nacionales, cifra que se elevó hasta el 17.1% en el 2021.

Pero más allá de números, lo cierto es que dicha situación continúa afectando a las féminas en edades precoces, poniendo en riesgo su integridad física y psicológica, así como su pleno desenvolvimiento, desarrollo e integración social e intelectual.

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