En la telenovela brasileña Dulce ambición, mostrada por la Televisión en Cuba, aparece constantemente una sabrosa música titulada Yiriyiribón, y aunque con una cambiada letra debemos certificar que se trata de una melodía esencialmente cubana, creada por el habanero Silvestre Méndez.
José Silvestre Méndez López nació en La Habana, 31 de diciembre de 1926 y falleció en Ciudad de México, 8 de enero de 1997, cuando el boom de la timba rumbera estallaba en la capital de Cuba. Fue un compositor, actor, bailarín, showmen y director de orquesta, de origen afro.
Dominaba varios géneros musicales cubanos y tocaba un trío de tumbadoras, su especialidad en los espectáculos. A su vez practicó el deporte de la natación, tenis, campo y pista.
Residió en La Habana hasta los ocho años, cuando falleció su madre, y fue a vivir con su abuela paterna a Nueva Paz, pueblo de La Habana donde Melquiades Fundora creó la orquesta Sublime.
Andando el tiempo, Silvestre Méndez regresó a La Habana y se estableció en el barrio de Jesús María, donde se hizo conocer popularmente. En esta zona arrabalera comenzaron a llamarle ‘Tabaquito’.
Profesionalmente comenzó su carrera artística en grande en 1942, en el espectáculo Tambor en el negro mayor, dirigido por Gilberto Valdés, en el que cantó, tocó y bailó junto a Chano Pozo, Benito González Roncona y Santos Ramírez. En esa etapa debemos mencionar el apoyo de Rita Montaner, muy amiga de Chano Pozo.
Luego actuó en la radioemisora Cadena Azul, en una serie de programas dirigidos por Chano Pozo para la Comparsa La Jardinera, del barrio de Jesús María, donde se hizo conocer y donde compuso El bombo arrollador.
Silvestre Méndez alternó en espectáculos con Miguelito Valdés. Para él compuso su rumba Tambó, donde Miguelito se lució con la orquesta Casino de la Playa, y cuya orquestación estuvo a cargo de René Hernández, quien fuera más tarde orquestador estrella de Vicentico Valdés y Tito Puente.
Ernesto Lecuona sugería que diera a conocer la música popular de Silvestre Méndez; fue así como empezó a incorporarse a grabaciones con Vicentico Valdés, Humberto Cané y Antar Daly.
Según Marcos Salazar Gutiérrez, fue uno de los rumberos más extraordinarios de Cuba; su vida transcurrió entre solares y barrios rumberos de la capital de finales de los años 30 y principios de los 40.
Una de las agrupaciones que recordaba el compositor con nostalgia era la Sonora de Piñón, de la cual decía era una de las mejores agrupaciones que se escuchaban en Cuba.
Tocó la percusión con Antonio Díaz Mena ‘Chocolate’. A Chocolate lo entrevisté en La Habana y me reveló que fue Silvestre Méndez quien enseñó al Benny Moré a bailar correctamente la rumba. Benny le grabó Tocineta, Yiriyiribón y otros temas.
La obra que le dio mayores satisfacciones es Yiriyiribón, porque parece haber logrado en la letra la descripción de muchas costumbres típicas y tradiciones populares de Cuba. Esta canción fue grabada por diversos artistas, entre ellos Benny Moré.
También fue incluida en películas como Cuando Levanta la Niebla, con Arturo de Córdoba y María Elena Márquez, donde la canción fue interpretada precisamente por el maestro Silvestre Méndez con su conjunto.
Como bailador, Silvestre fue único y esto se aprecia en algunos filmes de Juan Orol o su participación con las llamadas rumberas del cine nacional. Le llegaron a grabar sus temas otras figuras como Tito Rodríguez, Panchito Riset, Tito Puente, el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, la Sonora Matancera, los intérpretes Lobo y Melón. Peret le grabó el tema Mi bomba son, más tarde grabada en Nueva York por la banda de Machito y Los Afrocubans.
SU ETAPA EN MÉXICO
Silvestre Méndez residió un tiempo en México, en la misma etapa en la que llegó Benny Moré, entre 1945 y 1956, período en la que muchos músicos cubanos trabajaban en el DF. Se hospedó en un hotel cercano a las emisoras XEW, XEQ y XEB, y esa misma tarde al recorrer las calles de Ayuntamiento, le gritaban ‘áSilvestre, Silvestre!’.
Y al ver quién le gritaba, era nada menos que el ‘Muñeco de Chocolate’ Kiko Mendivé, quien lo invitó al Salón Smyrna.
Se hizo conocer a través de películas en las que participó en México, donde se presentó en 10 filmes. El primero fue Marco Antonio y Cleopatra, con Luis Sandrini y María Antonieta Pons. El última fue Songa, junto a Mary Esquivel. Igualmente trabajó con la bailarina Tongolele en 1952.
Visitó con su arte a varios países de América Latina; se presentó en escenarios rutilantes como Cardinal Club, el Palladium, Chatea Madrid, y se integró a la orquesta Lecuona Cuban Boys mostrando un gran show, en una visita a las montañas de Monticello.
Ya había compuesto algunos números grabados por Juan José Ramírez, ‘Fantasmita’, quien con la orquesta de los Hermanos Palau y con arreglos de René Hernández, le grabó El telefonito, que sería el tema símbolo de El Tata.
Quien primero la grabó fue Orlando Guerra, ‘Cascarita’, con la gran Orquesta Casino de la Playa y el propio Silvestre Méndez, quien tocó la tumbadora. La orquestación fue de Dámaso Pérez Prado. La canción resultó un verdadero logro musical de esa época.
Trío Servando Díaz, Orlando Guerra ‘Cascarita’, Chuy Reyes y su Orquesta con la voz de Tony Gary, Willie Colón con la voz de Rubén Blades. Para la Seeco grabó un LP titulado Oriza.
Otras creaciones: La rumba soy yo, título utilizado por otros compositores y también en el disco homónimo Premio Grammy Latino 2001, de Bis Music. Solo nos queda, para que el homenaje sea completo, terminar cantando la canción Yiriyiribón, de Silvestre Méndez, en la voz de Benny Moré:
Me gusta mulata la rumba, / Me gusta mulata la conga, / Bailar al compás de un tambor, / Tocado por manos de negros cubanos, / Que hayan jurado tocar el tambor. // En Cuba se corta la caña, / En Cuba se toma café, / En Cuba se baila el bembé, / Se fuma tabaco, se toma guarapo, / Y atrás de la comparsa, / Se va echando un pie. // Yiriyiribón, yiriyiribón, yiriyiribón.
(Tomado de Cubasí)