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El ímpetu de una gran dirección

Por: Jeiddy Martínez Armas

Aunque perfectible como cualquier obra artística, Calendario fue una excelente obra para la Televisión. Ha sido aclamada tanto por el público como por los críticos, gracias a la manera sincera y objetiva con la que reflejó la vida de los adolescentes cubanos.

En la más reciente edición de los Premios Caracol 2024, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), este producto audiovisual fue laureado con 5 premios: Mejor programa de ficción seriado, Mejor música original, Mejor banda sonora, Mejor guion; y Mención por la actuación de Emmanuel Castillo, quien interpretó el personaje de Abdel, un joven minusválido.

A su directora Magda González Grau, directora audiovisual, guionista de cine y televisión, profesora de la Facultad de los Medios Audiovisuales (FAMCA) del Instituto Superior de Arte (ISA) y una de las realizadoras audiovisuales más trascendentales de nuestro país, en cuya obra se ven reflejados diversidad de temáticas, realizamos una entrevista exclusiva para Cubavisión Internacional.

-¿Luego de finalizar en meses recientes la tercera temporada de Calendario ¿Qué puede decir de tanta aceptación por parte del público?

Todo el equipo está satisfecho del calor y el cariño de las personas. La gente confunde la vida real con la ficción, pero siempre desde el cariño. Tratamos temas bastantes difíciles y fuertes, los cuáles la población está viviendo en estos momentos. La audiencia se enganchó con las historias, las aceptó, se emocionó con ellas. Fue lo más significativo para todos nosotros, pues era uno de los objetivos que teníamos cuando empezamos su realización.

-¿Cuán difícil fue para ustedes lograr entonces esa semejanza a la vida diaria en cada capítulo?

La verosimilitud es quizás lo que todo director de ficción debe perseguir. Nosotros estamos haciendo un reflejo de la realidad y este constantemente pasa por la individualidad del guionista, del director y de los actores, para tratar de que se parezca a nuestras vivencias, lo cual es importantísimo. En todo momento estuvimos trabajando sobre eso. Los textos igualmente están muy bien escritos por Amílcar, se observan a la perfección el entorno donde vivían, cómo se vestían, se expresaban y gesticulaban los personajes, todo lo que lleva la construcción de los mismos. Le pusimos mucho énfasis a que fuera verosímil, que la gente creyera de verdad que esas cosas estaban pasando y que se involucraran en historias sin pensar: “uf, esto no me parece que sea verdad”.

Llevar a la pantalla un guion de Amílcar Salatti debe ser un privilegio ¿Cómo fue esa interrelación gracias a la cual lograron un producto audiovisual que tanto el público agradeció?

Fue una maravilla, lo he dicho varias veces, él es un guionista muy inteligente y creativo. Hubo también mucho trabajo en conjunto con las asesoras: Beatriz Roussó y Dely Fernández a la hora de escoger y seleccionar los conflictos y las temáticas a tratar. Y si quizás no estábamos de acuerdo con algo, lo discutíamos. Realmente lo que nos devolvía Amílcar enriquecía lo que habíamos propuesto, al punto que en este momento yo no quiero dirigir ninguna historia que no sea escrita por él, porque me resulta fácil, grato y agradable ese momento de la creación donde del papel se lleva a la carne y hueso de los personajes, y a los escenarios donde se van a mover ellos. Me resulta muy grato todo ese proceso de creación cuando la base es un guion de Amílcar, ya que él es un observador muy grande de la realidad, trabajar con él es una fiesta de verdad, un placer.

-¿Cómo desde la dirección pensó la construcción de todos los personajes para que se vieran representados correctamente sus estilos de vida, empatía y conflictos?

El trabajo de dirección de actores es convencer a los públicos que el intérprete es ese personaje. Eso se logra no solo en ayudar a mostrar cómo este habla, gesticula, se viste, qué hace, cómo sufre, que sus emociones sean reales; sino además que realmente ellos y la historia sean verosímiles. Es una de las cosas que más me gusta hacer, me dedico a fondo y los actores agradecen el trabajo. Creo que el equipo entero igualmente jugó un papel importante, por ejemplo a partir de la fotografía, de la dirección de arte, todo el mundo colaboró con ese objetivo y los actores por supuesto respondieron de una manera extraordinaria.

-¿Como directora por qué consideró significativo representar la temática LGTBIQ+ en Calendario?

Siempre ha sido primordial para mí y creo que es uno de los problemas que tiene esta sociedad cubana, que es tan avanzada en términos filosóficos, con respecto al amor y a la solidaridad, sin embargo todavía se mantiene muy homófoba a pesar  del Nuevo Código de la Familia y de los esfuerzos que ha hecho el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), entonces siempre en mis dramatizados incluyo historias que tengan que ver con esto. Empezó en la primera temporada con Maikel y en la segunda temporada con las dos muchachas: Sofía y Natalia, una bisexual y otra lesbiana.

-¿Cuán difícil fue elegir en las tres temporadas a los actores adecuados?

Ellos se ganaron los personajes en el casting, para mí lo fundamental es que fueran buenos intérpretes, después había que ver quizás como se iban a mover, expresarse, gesticular. En el caso de Maikel, yo sabía que iba a ser amanerado por cómo estaba escrito, pero se trató que esto no fuera chocante; con respecto a Natalia lo mismo, intentamos presentar una actitud que tuviera que ver con su variante sexual, pero que tampoco fuera un estereotipo.

-La homosexualidad masculina y femenina y la bisexualidad femenina fueron algunas de las temáticas tratadas dentro de Calendario ¿Cuán necesario cree que resulta hablar de temas como este en la Televisión Nacional? ¿Está contenta con la construcción de los personajes Maikel, Natalia y Sofía?

-Sí, creo que puedo estar satisfecha con ello. La gente piensa que Maikel por ejemplo era un poco amanerado, pero bueno, de esa manera estaba escrito. Realmente hay muchos homosexuales que se expresan así. Lo que pasa es que Maikel tenía muchas facetas, podía comportarse de esta forma porque además era una persona que ya había salido del clóset, no estaba ocultando su sexualidad. Entonces que tuviera rasgos amanerados y feminoides, no me parecía que estuviera lejos de la psicología del personaje y de su manera de vestirse, que eran bien llamativa. Asimismo yo siento que él era un homosexual que recibe bullying y por eso sufre, pero estaba asumido, por eso se involucra tanto con Amalia, ya que ella lo entiende, también con su gran amiga Melissa , quien además lo entendía siempre. El personaje de Maikel creo que estuvo muy bien desde que lo construimos y después cuando hicimos el casting.

En el caso de los personajes de Natalia y Sofía, Sofía recibe esto de la bisexualidad en la segunda temporada, hasta ahí lo que era una muchacha que no lograba sentirse bien con los novios varones. Entonces aparece Natalia y dijimos: “Bueno, ella debe ser la pareja de Natalia” y la asumimos como una bisexual.

En el caso de Natalia tratamos de evitar igualmente estereotipos, pero ella es un personaje fuerte, quien al igual  que Maikel ya salió del closet, tiene asumida su sexualidad; posee todo el apoyo de los padres y eso la hace plena. ¿Dónde tiene entonces el conflicto Natalia? En que Sofía es la que tiene miedo a expresarse como lo que es y Natalia es muy justa y dice: “esta mujer sino es capaz de salir del closet por mí entonces no me merece”, aunque la ame. Fueron unos personajes que se trabajaron con mucha delicadeza y precisión, porque sabemos que son muy difíciles. Lo más importante que queríamos lograr es que nadie los rechazara. La gente puede oponerse quizás el conflicto o la temática, pero los personajes fueron acogidos y comprendidos, que era lo más primordial.

-Con la emigración en la vida real de varios de los actores que comenzaron en la primera temporada ¿Cuán difícil fue para usted, Amílcar y el resto del equipo continuar el proyecto?

Cuando terminamos la primera temporada ya nosotros sabíamos que existían muchos actores que tenían esos planes de emigrar, lo habían expresado desde el principio. Sobre la emigración yo pienso en positivo, se fueron algunos personajes como Maritza o Maikel, quienes eran entrañables y después Melisa. De todas maneras quisimos asumir la segunda temporada, porque nos dimos cuenta que podíamos integrar nuevos personajes con temáticas inéditas. Nos sentamos y pensamos de qué más queríamos hablar. ¿Después del abanico bastante completo de noveno 3 qué se le podría agregar al onceno 3? Entonces no fue difícil, tuvimos que sentarnos y pensar sobre ello y de la segunda temporada para la tercera igual.

Existían dos reclamos del público, los cuáles me habían llegado tarde para la segunda temporada: la religión y la discapacidad. Dijimos: “bueno, vamos a escribir sobre eso, porque creo que faltan en la serie”. Amílcar escribió entonces dos personajes espectaculares y entonces hubo que hacer un casting muy riguroso otra vez y buscar los actores para esto. Los seleccionados fueron Enmanuel Castillo y Annabel Novo.

Todo el mundo me dice “qué buen elenco tuviste”, pero eso se piensa y analiza. El trabajo del casting es genial para eso, porque tienes variantes y entonces cuando seleccionas con conciencia de cuáles son las fortalezas y las flaquezas del actor que tienes al lado, a partir de ahí trabajamos, para evitar las debilidades. Tenemos muy buenos actores jóvenes, las escuelas de formación artística los preparan muy bien, ahí estaba Corina Mestre, a quien por desgracia perdimos, pero todavía contamos con Fernando Echevarría y Yaremis Pérez, entre otros, todos muy buenos maestros.

-¿Que nuevos proyectos tiene?

Después de Una Calle mil caminos transmitido durante el verano me he tomado un descanso, que realmente necesito. Para este programa dirigí un telefilme que se llama Invisibles, lo que quizás me sacó de “la depresión post parto luego de Calendario”.

Invisibles es una realización audiovisual la cual me llenó mucho, es una historia preciosa, protagonizada por dos excelentes actores: el muy conocido Osvaldo Doimeadiós y un actor joven que se llama José Raúl Castro, quien trabajó en la película El mundo de Nelsito y demuestra la riqueza que tenemos con los actores noveles. Aquí está mucho más maduro, por lo menos yo estoy muy satisfecha con los resultados.

Sepan además que estamos pensando en nuevas cosas, por ejemplo una serie escrita por Amílcar para el año que viene. Yo no me voy a quedar parada, porque tengo una edad avanzada y quiero ser útil hasta que pueda. Sigo maquinando cosas.

Magda González Grau es una directora audiovisual a quien siempre recordaremos muchos de los jóvenes cubanos de la actualidad, por haber dirigido Calendario y les hablaremos a nuestros descendientes de la trascendencia de esta obra. La mayoría disfrutamos, nos emocionamos y lloramos con esta teleserie, por ver allí reflejadas nuestras realidades, complejidades y también esperanzas, algunas de ellas expuestas en esta entrevista.

Nuestro agradecimiento a Magda por liderar esta historia y ser en la vida real esa Amalia que todo alumno necesita, asimismo por visualizar la necesidad primordial de un buen maestro para el cambio social y sobre todo por enseñarnos el ímpetu de una gran dirección.

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