
“Unámonos para impulsar el nuevo orden internacional que deseamos y merecemos, uno en el que se garantice la paz, se proporcione el bien común y la prosperidad de los pueblos, se realice el derecho al desarrollo por todos los países y esté en armonía con la naturaleza”. Así convocó el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, durante la Cumbre de los BRICS, cuyo segundo día tuvo lugar este 7 de julio.
Con el lema “Medio ambiente, COP 30 y Salud Global”, este lunes en la mañana abrió sus puertas la sesión de trabajo para países miembros, socios e invitados, en la cual el Jefe de Estado compartió un discurso en el que, al referirse al nuevo orden internacional, expresó que se trata de que en él “prevalezcan la solidaridad, la cooperación y la integración para enfrentar los desafíos y amenazas globales, incluida la crisis ambiental, y que promueva soluciones reales para erradicar el hambre, la pobreza y las enfermedades”.
El mandatario alertó que “no basta con desearlo”: es preciso, dijo, luchar por ese nuevo orden.
A los presentes, el Jefe de Estado recordó la “advertencia que hace 33 años lanzó al mundo el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en su histórico discurso en la Cumbre de Río 1992”: “Mañana será demasiado tarde”, había dicho el Gigante; y el Presidente Díaz-Canel significó que la frase “resuena como un eco en cada cumbre sobre el tema, mientras crece la urgencia de responder a esos graves desafíos. Cuba no ha dejado de trabajar por aportar respuestas. Y los BRICS pueden contar con ellas”.
En el comienzo de su intervención, el dignatario dijo: “Querido Presidente Lula, felicidades por la organización y el éxito de esta Cumbre de los BRICS”. Y seguidamente enunció a todos: “Muy pronto, Brasil volverá a reunir a pueblos y gobiernos del mundo para discutir y alcanzar acuerdos sobre temas trascendentales para la preservación del medio ambiente y el enfrentamiento al cambio climático”.
“La venidera COP30 en Belém, en la Amazonía, debe enviar un mensaje claro y urgente respecto a la necesidad de proteger este ecosistema vital para el equilibrio climático global, entre muchos colosales desafíos que enfrentan los países en desarrollo”.
El Presidente cubano valoró que “las discusiones ambientales no avanzan en el sentido y a la velocidad que se requiere. Las sociedades opulentas se resisten a cambiar sus insostenibles e irracionales patrones de producción y consumo. Las soluciones se postergan, se concertan compromisos mínimos y no existe la voluntad política de quienes más deben aportar a la solución de la crisis ambiental”.
“No menos complejos -recalcó- son los desafíos de la salud global. Las brechas entre países y poblaciones, la desigualdad en el acceso a los servicios de salud, material sanitario y tecnologías, y la imposición de medidas coercitivas unilaterales, excluyen a decenas de millones de seres humanos del vital derecho a la salud”.
Estamos convencidos, declaró el mandatario, “de que la solución a estos problemas transita por hacer valer los principios que nos han traído hasta aquí, incluidos aquellos contenidos en la histórica Declaración de Río de 1992”.
Y más adelante subrayó que especial mención requiere el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, calificadas por él como “resultante de un proceso de concientización histórica acerca de las obligaciones de esa élite hegemónica para con los pueblos explotados”.
Díaz-Canel Bermúdez enunció que no se trata de “un mero principio ambiental, sino la base sobre la que se debe construir la cooperación internacional para el desarrollo sostenible”.
“Cuba, comprometida con honrar sus obligaciones, presentó en febrero su Contribución Nacionalmente Determinada 3.0, que contiene acciones específicas de adaptación, línea priorizada por nuestra condición de pequeño Estado insular en desarrollo, incluyendo medidas derivadas de políticas sectoriales en programas de salud, así como el fortalecimiento de los sistemas de monitoreo y alerta temprana en esa esfera”.
El Presidente cubano dijo que “por más de 60 años, nuestra nación ha desarrollado una política de cooperación y formación de profesionales de la Salud para el Tercer Mundo y en las últimas dos décadas, el contingente sanitario Henry Reeve ha servido ejemplarmente en zonas de desastre. Pero esos esfuerzos solidarios de una nación pequeña y bloqueada, en lugar de ser premiados y reconocidos, son vergonzosamente perseguidos por la mayor potencia económica del mundo”.
A los colegas presentes, significó el mandatario: “El Grupo BRICS nos ofrece una alternativa para modificar el estatus quo, resultado de siglos de explotación colonial, de paradigmas de subyugación y de instituciones arcaicas que consolidan el poder económico de las élites mundiales, las mismas que hoy muestran abiertamente su filosofía fascista y que son cómplices del genocidio sionista contra la población palestina”.
Díaz-Canel Bermúdez cerró su intervención deseando “éxitos en la COP 30”. Y una vez que concluyó sus palabras, el Presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, agradeció a Cuba por sus médicos que muchas vidas salvaron en el gigante sudamericano durante el gobierno de la mandataria Dilma Rousseff.
Lula expresó que, mientras otros exportan guerras, Cuba exporta salud; e hizo alusión a que el sistema sanitario de la Isla constituye un ejemplo.
Tomado de Presidencia de Cuba
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