Por: César Gómez Chacón
Cuando desde Kiev, Washington y ciertas capitales europeas se escuchan hoy con más fuerza que nunca los tambores de la guerra, y crece la preocupación sobre una tercera y definitiva conflagración mundial, desde Bakú, la capital de Azerbaiyán, políticos, científicos y personas de buena voluntad intercambian acerca de cómo defender el planeta de una amenaza no menos preocupante: el cambio climático.
La 29ª sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), que se celebra en el Estadio Olímpico de Bakú, desde el 11 hasta el 22 de noviembre, constituye el suceso más grande organizado por Azerbaiyán y es el primero de su tipo en la región.
Líderes y personalidades mundiales fueron convocados a unirse en el evento “inclusivo y orientado a la acción”. La agenda y la estrategia de negociación de la llamada “diplomacia climática” promueven objetivos en materia de energías renovables y eficiencia energética, los principales retos de la industria en los países en desarrollo y las iniciativas de capacitación para tecnologías limpias.
La designación de Bakú a fines del año pasado como sede del cónclave es un reconocimiento de la comunidad internacional al papel creciente de Azerbaiyán en la región de Asia Central y a su prestigio en el concierto de naciones.
A su demostrada capacidad para organizar con éxito una conferencia mundial, se suma nuevamente la cálida hospitalidad del pueblo azerí, todas las condiciones para el trabajo y la grata estancia de delegados, invitados, periodistas y otros visitantes en la moderna y bella urbe a orillas del mar Caspio.
Durante la apertura de la COP29, el gobierno de Azerbaiyán y la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático firmaron un “Acuerdo de país anfitrión” y otros documentos importantes.
Cuba expresa su preocupación y también su ocupación
La delegación cubana a la COP29 está presidida por el ministro cubano de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), Armando Rodríguez, y compuesta por otros funcionarios y expertos de su institución y de los ministerios de Energía y Minas y de Relaciones Exteriores, incluido el embajador de Cuba en Azerbaiyán, Carlos Valdés.
Durante su intervención en el plenario el pasado 18 de noviembre, el jefe de la delegación cubana abordó temas medulares que deben tenerse en cuenta en las negociaciones durante la cumbre.
En sus palabras iniciales, Rodríguez recordó que en días recientes Cuba recibió los impactos de dos fenómenos climáticos extremos, los huracanes Oscar y Rafael, que ejercen una enorme presión en la vida diaria de los cubanos y cubanas.
“No existe ninguna duda de que el cambio climático no es un riesgo a futuro, sino un peligro presente y real para billones de personas en el mundo y en especial para los estados insulares en desarrollo”, expresó el titular cubano, quien agradeció el espacio para continuar reflexionando sobre la naturaleza que debe tener el Programa de Trabajo de Transición Justa, impulsado por la COP.
“Desde nuestra perspectiva –afirmó– el Programa debe abordar el enfrentamiento al cambio climático en el contexto de las dimensiones social, económica y medioambiental del desarrollo sostenible y la batalla de los países del Sur por erradicar la pobreza (…) Debe dar espacio para el intercambio de experiencias y prácticas, mientras se reconocen los diversos modelos de desarrollo sostenible, las vías y caminos que cada nación elija”, destacó el ministro.
En sus palabras, el delegado de la nación caribeña destacó que no será posible una transición verdaderamente justa, equitativa y ordenada, sin que los países desarrollados honren sus compromisos y asuman la financiación y medios de implementación para lograr los objetivos planteados en el artículo 2 del Acuerdo de París.
“El contexto internacional –subrayó Rodríguez– puede facilitar o convertirse en una barrera para dicha transición. La diferencia reside en una potenciación de la cooperación internacional por encima de políticas como las medidas coercitivas unilaterales y las barreras comerciales internacionales”, acotó.
“Mi propio país, el cual ha sido víctima del bloqueo económico, comercial y financiero más prolongado, impuesto en la historia a nación alguna, encuentra en esta política unilateral estadounidense su principal obstáculo para el desarrollo sostenible”, concluyó el titular cubano.
Encuentros bilaterales
Según informó a la agencia Prensa Latina el embajador Carlos Valdés, el amplio programa cumplido por el jefe de la delegación de la isla incluyó un encuentro con el titular azerbaiyano de Ciencia y Educación, Emin Amrullayev, durante el cual acordaron ampliar las relaciones bilaterales en el campo de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, y en otros temas de interés mutuo, para lo cual se fomentarán vínculos entre institutos de investigaciones y universidades de ambos países, y se institucionalizarán los vínculos entre los respectivos ministerios.
Amrullayev se interesó igualmente por la cooperación en el campo del deporte de alto rendimiento, a partir de la vasta experiencia y los resultados de Cuba a nivel internacional. De igual forma, el dirigente azerí reconoció el importante papel desempeñado por la cooperación médica cubana en el hermano país.
Por otra parte, el Ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba sostuvo una reunión con su homóloga de Emiratos Árabes Unidos, la Ministra de Cambio Climático y Medio Ambiente, Amna bint Abdullah Al Dahak.
Ambas partes ratificaron su disposición de impulsar las relaciones de cooperación en materia ambiental y cambio climático, según fue suscrito en un Memorando de Entendimiento entre ambos ministerios a fines del pasado año.
De manera particular se reconoció la incorporación de Cuba a la “Alianza de Manglares por el Clima”, iniciativa promovida por los Emiratos e Indonesia, en la cual el archipiélago caribeño tiene suficientes capacidades para el estudio y monitoreo de estos ecosistemas y puede hacer una contribución importante a los objetivos globales de conservación y manejo sostenible de estos, en claro respaldo a la acción climática global.
La COP29 en Bakú aún no termina, pero ha sido hasta aquí un espacio de encuentros que, por un lado, da continuidad y esperanzas al seguimiento de un tema crucial para la supervivencia del planeta, y por otro enciende nuevas alarmas ante la negativa y las miradas hacia el otro lado de aquellos mismos que hoy azuzan la guerra.
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