En su libro Jornadas Africanas, Winston Churchill (30 de noviembre de 1874–24 de enero de 1965), el hombre del eterno habano en los labios, apunta lo siguiente: “Conocía bien las selvas tropicales de Cuba y de la India y frecuentemente había admirado antes su fascinadora aunque siniestra exuberancia (…)
El escritor John Gunther, en Uganda, tierra de crisis y esperanza, cita sin puntos suspensivos la referencia del controvertido estadista británico, para reforzar sus descripciones sobre ese “deslumbrante bajo mundo ecuatorial donde los árboles se atropellan unos a otros en busca de sus respectivos espacios vitales(…).
Valga aclarar que no es imprescindible a las selvas la presencia de serpientes venenosas, elefantes o simios de dimensiones majestuosas, como los aparecidos en los comics.
Se refiere el sustantivo a un conglomerado de bosques cualesquiera, siempre que constituyan “tipos de vegetación de gran complejidad y riqueza florístico-estructural”, como es el caso de las montañas del grupo Sagua-Baracoa.
Los términos selva y selvicultura, el segundo de los cuales se ha dejado de usar en abono de su parónimo y sinónimo silvicultura, aluden a la flora, y no a la fauna.
El concepto se refiere, pues, al extremadamente importante y delicado bosque húmedo tropical, cuya conservación constituye tarea prioritaria para la Organización de Naciones Unidas, que “ha establecido científicamente el significado económico y cultural de la Selva Húmeda Tropical y su crucial importancia en la regulación de las condiciones climáticas globales”.
En abono de esta tesis vale citar que en la más oriental de las regiones cubanas, las selvas, conocidas también por pluvisilvas o bosques pluviales montañosos, se restringen principalmente a las cuencas de los ríos Toa, su afluente por excelencia, el Jaguaní, y a las cuchillas o montañas que toman prestado el nombre del Amazonas Cubano.
Requisito sine qua non para esos parajes lo constituye la abundancia de lluvias, de las cuales constituye paradigma el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, Sitio de Patrimonio Mundial de la Naturaleza y núcleo principal de la Reserva de la Biosfera Cuchillas del Toa.
No en balde es considerada esa zona la más lluviosa de Cuba, con valores cercanos a los cuatro mil milímetros anuales.