
Por: Carlos Durán de la Cruz
La primera mitad fue triste para la selección cubana. Malas combinaciones, un gol tempranero de Bermudas, y pocas ideas claras hacia arriba más allá de centros imprecisos.
Pero, aunque nada se logró, ya los minutos antes del descanso evidenciaban que los de la Mayor Nación de las Antillas tenían recursos para responder.
Menos de una hora para la verdad
Iniciando la segunda mitad mejoraban los Leones, aunque el joven portero Yurdi Hodelín necesitó emplearse en una buena atajada para mantener al alcance a los del Atlántico Norte.
A partir del minuto 50 apretó con verticalidad el equipo local, con Dayron Reyes dando pases claves. Jorge Agirre fallaba un disparo dentro del área, y William Pozo, recién ingresado, estuvo cerca con un intento desde afuera del área.
En el 57, nueva combinación en el área, y ahora sí Agirre definió con poder y calidad para firmar el empate. Se celebraba bien en la pequeña grada samtiaguera, que daba empuje para más.
En el minuto 71 el recién ingresado defensor central, Camilo Pinillo logró una gran intervención que evitó un disparo frente a la portería. Pero Bermudas ya había visto el hueco y repitió, jugueteando en el área, para hacer el 1-2 donde se vio mal el mediocampo y Orlando Calvo en defensa.
El hambre hacia arriba, sin cordura para manejar el ritmo en un momento de ventaja, más un ajuste sin criterio sólido de ajustar la defensa a tres piezas solamente, propiciaban el contexto para el golpe. Todo esto coincidiendo con la decisión de mandar a Dayron al banco.
Al minuto 81 Martin Rodríguez hizo un buen cobro libre pero fue genial la atajada del portero de Bermudas para bloquear la euforia en la tierra caliente.
La crisis casi tuvo más fuego de castigo con disparos al travesaño por parte de los bermudenses en el 94. Y se acabó…
Puntos suspensivos
Se esfumó la mejor oportunidad de Cuba hacia un Mundial, aunque las opciones eran bajas. Muchas plazas, y ni siquiera puede llegar a la fase de 12 mejores, sin incluir a las potencias del área, México, Estados Unidos y Canadá.
Fuera del trabajo con el llamado de nuevas caras a la selección, el ciclo de Yunileys Castillo es negativo. Por poner un último ejemplo, la amplia calidad individual de los cubanos sobre los bermudenses tenía que ser patente en el campo, y más, como anfitriones.
Esta es una plantilla que tiene para más. Si la lógica funciona, deberían llegar cambios en la dirección de la selección nacional masculina de fútbol. No hay calendario inmediato, hay tiempo para intentar armar un proyecto con nuevas líneas para crecer.