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Cuba: inclusión con hechos. Las asociaciones que defienden los derechos de las personas con discapacidad

Cuba vuelve a poner en el centro a las personas en situación de discapacidad. Hoy les proponemos un acercamiento a la labor de las cuatro asociaciones cubanas que defienden, desde cada municipio del país, los derechos, la inclusión y la participación plena de sus integrantes. A propósito del aniversario 19 de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad

Por: Valía Marquínez

En Cuba la defensa de los derechos de las personas en situación de discapacidad es una política de Estado respaldada por estructuras que trabajan desde la comunidad. La jornada por el aniversario 19 de la Convención de la ONU reunió este viernes en la Biblioteca Nacional José Martí a las cuatro asociaciones que lideran este esfuerzo:

La Asociación Cubana de Personas con Discapacidad Fisico – Motora; La Asociación Nacional del Ciego (ANCI); La Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC) y La Asociación Cubana de Personas en Situación de Discapacidad Intelectual (ACPDI).

Todas con un mismo propósito: garantizar inclusión real, oportunidades y participación activa.

Desde la Asociación Nacional del Ciego (ANCI), Jorge Luis Cala Ledesma recordó que se trata de la primera organización de su tipo en el país y que hoy está presente en los 168 municipios.

Su labor va desde la inserción socio-laboral hasta la actividad física y cultural, articulada con otras organizaciones de la sociedad civil. La ANCI insiste en un principio que guía su trabajo: ninguna persona con discapacidad visual debe quedar al margen de la vida del país.

La Asociación Nacional de Sordos de Cuba (ANSOC), representada por Ana María Mejías, subrayó la importancia del Decreto-Ley que reconoce la lengua de señas cubana, paso clave para atender los intereses de la comunidad sorda.

Mientras tanto, ACLIFIM —conducida por su presidenta Mabel Ballestero— destacó sus más de 94 mil miembros en el país, 14 mil de ellos usuarios de sillas de ruedas. Su impacto se ve en el deporte, en la creación artística, en el empleo y en la formación de niños, niñas y adolescentes gracias a iniciativas pioneras como la Escuela Solidaridad con Panamá.

Sus 1 400 estructuras de base demuestran que, incluso en escenarios difíciles, la organización ha logrado unidad, crecimiento y resultados visibles, incluidos los éxitos paralímpicos y en otras citas deportivas.

Por su parte, la Asociación Cubana de Personas en Situación de Discapacidad Intelectual (ACPDI), con su presidenta Mayelín Oliva Rodríguez y el miembro Richard Pérez Álvarez, expuso el trabajo realizado en apenas dos años y medio de fundada.

Sus prioridades pasan por ampliar estructuras, fortalecer habilidades para la vida independiente y asegurar que, después de los 18 años, cada joven tenga continuidad en el estudio o el empleo. La ACPDI trabaja desde la comunidad hacia la nación, apostando por la autonomía y la participación familiar.

Estos relatos confirman que la inclusión en Cuba se construye todos los días: desde los barrios, la escuela y desde cada espacio donde alguien demanda oportunidades y otro responde con compromiso. ANSOC, ANCI, ACLIFIM y ACPDI son parte esencial de ese camino.

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