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Cuba ante el nuevo memorándum de Trump: ¡Venceremos!

Por: César Gómez Chacón

La firma, este 30 de junio, de un nuevo memorándum del presidente Donald Trump sobre la política hacia Cuba representa una escalada que apuesta nuevamente por la hostilidad, el aislamiento y la presión económica como herramientas para imponer un cambio de rumbo político, contrario a las aspiraciones de la inmensa mayoría de los cubanos.

El memorándum está construido sobre mentiras y tergiversaciones, sobre una narrativa manipulada que distorsiona por completo la realidad del país. Se repiten acusaciones sin fundamento, se omiten hechos esenciales, se caricaturiza a una nación entera. No es nuevo: forma parte de la estrategia de la política injerencista de Estados Unidos contra aquellos Estados que deciden no someterse al mandato de Washington.

El documento es otro y más duro apretón a las tuercas del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba —rechazado por la ONU desde 1992—, y apunta directamente a los renglones más importantes de los cuales depende, en gran medida, el desarrollo del país.

La prohibición a los viajes de estadounidenses, la restricción a operaciones financieras como resultado de la confirmación de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, se suma al ataque a las mundialmente reconocidas misiones médicas en otros países.

Una enfermiza obsesión personal

Detrás de esta nueva atrocidad política se agazapa, sin dudas, la garra del secretario de Estado Marco Rubio. La venganza contra Cuba ha sido siempre el eje central de su carrera política, una enfermiza y bien pagada obsesión personal.

Mientras el mundo enfrenta desafíos verdaderamente urgentes —desde el cambio climático hasta los conflictos armados, pasando por crisis migratorias y pandemias—, Rubio sigue atizando su senda de odio y aislamiento contra Cuba, anclada en intereses privados, mafias electorales y visiones del pasado. Su papel en la definición de esta nueva ofensiva no es un secreto. El nuevo decreto imperial lleva también su cuño personalizado.

Reacciones inmediatas 

Desde La Habana, la respuesta oficial no tardó un segundo. El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, calificó las nuevas medidas como una “agresión económica deliberada”, dirigida a castigar al pueblo cubano. En un mensaje difundido en redes sociales, el canciller señaló que “no hay en estas acciones otro propósito que endurecer el cerco sobre una nación que ha decidido seguir un camino propio”.

Con igual claridad se expresó Carlos Fernández de Cossío, viceministro de Relaciones Exteriores, al señalar que “estas medidas no son nuevas: son viejas fórmulas fracasadas. Lo único nuevo es la insistencia en el error. No lograrán su objetivo porque el pueblo cubano tiene una historia de resistencia y dignidad que no se construyó en tiempos fáciles”.

Por su parte, Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, aseguró que lo firmado por Trump no es una simple medida de política exterior, sino parte de una “estrategia de máxima agresión” contra la sociedad cubana. “Todo lo que ahí se plantea está diseñado para hacer daño. No hay un solo punto que tenga como fin el bienestar del pueblo cubano. Es un documento que intenta provocar desesperación, fractura social, colapso interno”, afirmó.

Viejas fórmulas de una política fracasada

La reactivación de medidas que remiten al período más duro de confrontación bilateral sorprende a pocos. Durante su primer mandato, Trump revirtió varios avances en materia de diálogo y “flexibilización” que se habían iniciado durante la administración Obama. Su retorno al poder en 2025, luego de un señor Biden que nada hizo por mejorar los vínculos con Cuba, vino acompañado del mismo guion, sin matices.

Lo que sí resulta más preocupante es el momento en que estas decisiones se producen. Cuba atraviesa actualmente una situación muy compleja en lo económico, agravada por los efectos acumulativos del bloqueo, la crisis global de suministros, el impacto de la pandemia y otras limitaciones como el déficit de combustible, otro resultado de las sanciones a gobiernos y navieras que históricamente mantuvieron relaciones comerciales con el país antillano.

A ello se suman las más soeces campañas de desinformación y manipulación mediática que, desde el exterior, buscan incentivar el malestar por los frecuentes cortes eléctricos en estos meses de sumo calor, y otras muchas carencias que sufren los cubanos, con el objetivo de lograr el viejo sueño de las sucesivas administraciones estadounidenses: que el pueblo se levante contra la Revolución nacida en 1959.

En este contexto, intensificar la presión externa no solo agrava la situación material de la población, sino que refuerza un clima de tensión regional sobre cuyos riesgos la comunidad internacional ha alertado insistentemente.

Las misiones médicas: blanco político

Uno de los puntos más sensibles del memorándum es el renovado ataque a las misiones médicas cubanas, una de las expresiones más visibles de la cooperación internacional del archipiélago caribeño. Calificadas desde Washington como “formas modernas de trabajo forzado”, estas brigadas han sido reconocidas por decenas de gobiernos del Sur Global y por organismos internacionales como la OMS por su profesionalismo, entrega y eficacia en situaciones de emergencia.

Denigrar este esfuerzo humanitario forma parte de una campaña más amplia, que busca erosionar los pilares éticos de la Revolución y privar al país de fuentes legítimas de ingreso. La narrativa impuesta desde ciertos sectores del poder estadounidense ignora los millones de vidas salvadas gracias a la labor médica cubana en decenas de naciones.

El turismo y la economía familiar

La nueva prohibición —hasta lo absurdo— de viajes turísticos desde Estados Unidos tendrá ya un mínimo impacto. En los últimos años, como resultado de la misma política, el número de visitantes norteamericanos había disminuido casi hasta cero. Una política que afectó especialmente al sector no estatal y a miles de familias que apostaron por formas de gestión privada, como el arrendamiento de viviendas, administración de restaurantes, y la transportación de turistas en los famosos viejos convertibles. Una puñalada al trabajo honesto y el emprendimiento autorizado por el gobierno desde hace ya varias décadas. Miente el memorándum diciendo que quiere ayudar a los cubanos.

El turismo, considerado por años la locomotora de la economía nacional, representa mucho más que cifras. Las visitas de miles de estadounidenses durante la administración Obama demostraron ser una ventana de intercambio humano, cultural, y económico entre ambos pueblos vecinos. Cerrar esa posibilidad cercena el derecho de los ciudadanos del país del norte a viajar libremente.

Una política internacionalmente desacreditada

Las sanciones unilaterales impuestas por Estados Unidos contra Cuba han sido descritas por expertos internacionales como una violación masiva, sistemática y prolongada de los derechos humanos del pueblo cubano.

Ni siquiera gobiernos aliados de Washington han respaldado esa política. El consenso mundial es claro: las sanciones económicas unilaterales son ineficaces para promover supuestos “cambios democráticos” y, por el contrario, provocan sufrimiento y retrasos en el desarrollo de la mayor de las Antillas.

Ni mentiras ni amenazas

Nadie se llame a engaño. El memorándum recién anunciado no es una herramienta de diálogo, sino de más presión. No es una propuesta, sino una nueva amenaza. Y no busca soluciones, sino rendiciones.

Lo que ahora firma Trump empujado por su imberbe Marcos Rubio parece mirar hacia atrás. Pero el pueblo cubano hace mucho rato adquirió el don de observar con luz larga. La soberanía y la dignidad no se negocian. Cuba seguirá defendiendo su derecho a existir con independencia, y a construir su destino independiente con justicia e igualdad.

Aunque por momentos el camino se torne más largo y haya que avanzar cuesta arriba, el país rebelde saltará por encima de odios y bloqueos, porque le asiste la verdad y le sobran los motivos para defender la Revolución y el Socialismo que con tanta valentía ha defendido y defiende la inmensa mayoría de su pueblo.

La verdad, aunque a veces tarde, siempre termina saliendo a la luz. ¡Venceremos!

//dmcm

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