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CIGB-Mariel: biotecnología de alto estándar 100 % cubana

El centro cuenta con una línea de llenado de 12 000 viales por hora y con otra más pequeña de 3 000 bulbos por hora, para introducir productos que sean de menos valor agregado o menos demandados.

La miembro del Buró Político del Partido y directora general del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), Marta Ayala Ávila, lo tiene muy claro: este complejo permite expandir nuestras capacidades productivas y el conocimiento científico y tecnológico con altos estándares.

Lo cierto es que CIGB-Mariel no es una obra aislada, sino que forma parte de un programa inversionista del sector biofarmacéutico cubano que incluye inversiones en la ZED Mariel, explicó Eduardo Martínez Díaz, presidente de BioCubaFarma.

De acuerdo con la directora general de este enclave, Catalina Álvarez Irarragorri, el proceso productivo se realiza completo, desde el laboratorio de control de la calidad, todo el sistema de almacenaje de materia prima, hasta el producto final.

Sobre las capacidades productivas, explicó que el centro cuenta con una línea de llenado de 12 000 viales por hora y con otra más pequeña de 3 000 bulbos por hora, para introducir productos que sean de menos valor agregado o menos demandados.

ABDALA AHORA, PERO HABRÁ OTROS FÁRMACOS

Lo primero que el complejo producirá será la vacuna anti-COVID-19 Abdala, y para ello la tecnología se transferirá a la nueva planta, que además será la que se someterá a certificación por parte de la OMS, de acuerdo con Eduardo Martínez Díaz.

Teniendo en cuenta sus capacidades de producción, dijo Catalina Álvarez Irarragorri, la planta podría lograr 30 millones de dosis de Abdala en seis meses. «Antes de que se termine el año, debemos introducir la vacuna en la parte de formulación y llenado y estaríamos certificando esa planta por el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed) a principios del año próximo», detalló.

Asimismo, continuó, también estaríamos arrancando la planta del ingrediente farmacéutico activo; los primeros lotes de ajustes se harán en la segunda quincena de diciembre, y luego se introducirán otros productos de la cartera que tiene hoy en desarrollo el CIGB y algunos otros del grupo BioCubaFarma.

El CIGB-Mariel tendrá más encargos, como el de fabricar las nuevas formulaciones del Heberprot-P, medicamento insertado en el programa de atención al diabético en Cuba y reconocido en el mundo entero, debido a que, como afirmó Martínez Díaz, no existe otro que logre evitar la amputación en un paciente con úlceras en grado cuatro o cinco en la escala de Wagner.

Marta Ayala Ávila subrayó que se ha trabajado durante los últimos años en formulaciones en forma de nanopartículas, microesferas, que han ido avanzando y se pretende utilizar para mejorar la liberación del principio activo en la lesión y disminuir la cantidad de aplicaciones, ya sea por la vía local en la herida, o en una combinación de las formas inyectables.

Mas, estos productos no serán los únicos en el complejo, pues Martínez Díaz aclaró que la premisa es que otras empresas de BioCubaFarma puedan transferir tecnologías a esta instalación, a partir de que existen capacidades para varias formas farmacéuticas y la producción simultánea de diferentes fármacos.

Uno de ellos es la vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón CIMAVAX- EGF, del Centro de Inmunología Molecular (CIM), porque la aspiración es que, en un futuro, debido a la demanda que está teniendo, también sea fabricada en este complejo, además de en la planta que existe en el CIM, junto al CIGB.

«Desde aquí se pudieran enviar lotes para las evaluaciones clínicas que se están realizando en EE. UU. y, de alcanzar resultados positivos en esos estudios, hacer los primeros envíos comerciales de CIMAVAX-efg», comentó Martínez Díaz.

De hecho, ya se conoció que CIMAVAX-EGF se encuentra en ensayo clínico para la prevención del cáncer de pulmón, un estudio que está llevando el Instituto estadounidense Roswell Park, el cual forma parte de la empresa mixta, con el CIM, Innovative Immunotherapy Alliance.

El doctor Ernesto Chico, director de esta empresa, consideró la apertura del CIGB-Mariel como una buena noticia, porque permitiría usar sus instalaciones para incrementar las capacidades de producción de la vacuna.

LOS ESFUERZOS Y DESAFÍOS DE LA INVERSIÓN

El centro se encuentra en la fase de calificación de áreas y equipos, contó su directora general, pero la aspiración, reiteró, es arrancar antes de que comience 2022, porque hay que empezar a recuperar, cuanto antes, los 460 millones invertidos, de ellos 147 millones en dólares. De acuerdo con el estudio de factibilidad, fundamentó, esa recuperación es posible en alrededor de diez años. Sin embargo, con el surgimiento de otros productos que podrán fabricarse en la planta ese periodo podría reducirse.

«El plan es tratar de recuperar lo más pronto posible ese monto para contar con dividendos suficientes y continuar la segunda etapa de la inversión», aseguró.

Sobre los inicios del proceso constructivo, la directiva recordó que la aprobación del proyecto coincidió con el aniversario 30 de la creación del CIGB, y ya en diciembre de 2016 comenzaron el movimiento de tierra, pero no todo fue viento en popa en estos 50 y tantos meses. Catalina Álvarez confesó que durante el proceso, las restricciones del gobierno de EE. UU. contra la Isla impidieron la adquisición de equipos, y tuvieron que buscar alternativas que costaron más dinero y tiempo.

Miguel Francisco Prado Muñoz, director general de la Empresa de Servicios Ingenieros Especializados (Esines), de BioCubaFarma y encargada del diseño y conceptualización de la obra, precisó que los dos últimos años de pandemia fueron otro desafío. «La COVID fue uno de los mayores retos que se nos impuso, pero nos reagrupamos y tratamos de que las afectaciones fueran las menos posibles, porque esta obra había que terminarla. Es la continuidad del pensamiento de Fidel, y permite a Cuba y a BioCubaFarma seguir desarrollando la biotecnología y lograr resultados superiores», expresó.

Por otro lado, según la directora del CIGB-Mariel, otras situaciones ahorraron tiempo. Por ejemplo, utilizamos varios sistemas constructivos, pero uno de los más novedosos fue el sistema modular, que permitió construir las plantas en forma de módulo, ensamblarlas, probarlas, desensamblarlas, traerlas y volverlas a ensamblar aquí, a partir del diseño que es totalmente de tecnólogos y proyectistas cubanos. «Esa estrategia disminuyó casi el 50 % del proceso de montaje y calificación en el país, porque ya cada uno de esos módulos venía construido con el cuarto limpio y el equipamiento dentro», destacó.

Así fue como se logró una obra que va a significar mucho para el país, primero porque fue capaz de lograrse en momentos de pandemia y cuando más nos asfixian y, segundo, porque va a fabricar productos del futuro.

«La responsabilidad ahora es más grande, porque hay que lograr certificar la planta, inicialmente por el Cecmed, y continuar las certificaciones internacionales, para poder exportar y convertirla en un rubro importante para el desarrollo de nuestro país», reflexionó su Directora general.

(Granma)

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