Por: César Gómez Chacón
Nuevamente, casi un día tras otro, los meteorólogos en Cuba anuncian nuevos records de altas temperaturas este verano de 2023. Un fenómeno mundial, que hace sonar las alarmas de cuán cerca estamos de perder el único planeta inteligente que conocemos.
Pero que suene una alarma no es noticia para los más de once millones de personas que habitan este archipiélago caribeño, constantemente amenazado por fenómenos naturales y enemigos desnaturalizados.
Por el contrario, la temporada veraniega, de julio a septiembre, que coincide con el receso escolar, es la etapa de vacaciones por excelencia en Cuba. Y la playa, las maravillosas playas que atesora esta, “la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto” (el crédito a Cristóbal Colón) son la primera opción.
Famosas por su belleza y tranquilidad, las playas cubanas son el destino perfecto para aquellos que buscan relajarse y disfrutar del sol y el mar de aguas cristalinas, de azul turquesa y arenas blancas, en entornos naturales impresionantes. Desde la paradisíaca Varadero hasta las hermosas costas de Cayo Coco y Cayo Santa María, pero también las cercanas a la capital: Guanabo y Santa María, y muchas otras por todo el archipiélago, los visitantes pueden encontrar dondequiera su pequeño paraíso para pasarla bien.
Hoteles, campismos populares, un viajecito diario a la orilla más cercana, es el mayor anhelo de cualquier familia cubana en estos meses de intenso calor.
Conectarse con la naturaleza es también una opción que en los últimos años ha ganado adeptos nacionales y extranjeros. Cuba ofrece variadas opciones de ecoturismo. Parques nacionales como Topes de Collantes y Viñales son ideales para realizar excursiones, senderismo y observación de una fauna y una flora endémicas, de colores y formas únicas, en su ambiente natural muy bien conservado.
Una red de instituciones estatales y privadas y todos aquellos “nuevos actores de la economía”, que tienen que ver con la industria del ocio, el entretenimiento, la alimentación, el comercio de bebidas y objetos de todo tipo, se lanzan de lleno a ganar la simpatía de los potenciales clientes.
Para el gobierno este #VeranoConAmor, como lo indica la etiqueta oficial de la campaña, es nuevamente asumir el reto de que sus nacionales, pero también los visitantes foráneos la pasen lo mejor posible. De ahí que, como cada año, son múltiples y variadas las opciones recreativas y culturales, incluidas una programación especial en la televisión nacional y en las salas de cine.
Desde festivales y conciertos hasta actividades al aire libre, el país entero se convierte en un destino ideal para aquellos que buscan diversión y entretenimiento durante sus vacaciones.
Uno de los eventos más destacados en la etapa de verano en Cuba es el Festival del Caribe, conocido también como Fiesta del Fuego. Este festival, que se celebra cada mes de julio en la ciudad de Santiago de Cuba, reúne a artistas, músicos y bailarines de todo el país y de diferentes partes del mundo, sobre todo de “esta parte del mundo”, para mostrar la riqueza cultural de la región del Caribe.
El recién finalizado Festival de Cine de Gibara fue una invitación que movió a miles de interesados del séptimo arte hacia esa apartada localidad de la provincia de Holguín en el oriente cubano. Codearse con estrellas nacionales e internacionales y ver lo mejor que sucede en la cinematografía actual de la isla y de otros confines del mundo, es un lujo sin otra joya y oropel que el arte verdadero y el talento.
Por su parte, la Carpa Azul del Circo Nacional anda de recorrido veraniego por varias localidades del país para el disfrute de grandes y chicos. Y la compañía de Teatro Infantil La Colmenita, Embajadora de Buena Voluntad de la Unesco, deja libar sus mejores mieles cada verano cubano.
Otra opción muy popular en la etapa vacacional son los conciertos al aire libre, gratuitos, en plazas y parques por todo el país, donde se presentan los mejores artistas nacionales e invitados internacionales.
Bailar en esta isla del son y el casino, del chachachá y hasta del reguetón, es casi una necesidad del cuerpo y del alma. Lugares como La Tropical y los Jardines del 1830, por poner solo dos ejemplos capitalinos, se unen a las Casas de la Música y a otros salones de baile diseminados por toda la geografía cubana.
Y siempre queda la opción de salir a caminar, con amigos, en busca de la brisa, los atardeceres, una sonrisa cálida y la salida del sol. Sentarse sencillamente con un trago de ron, a escuchar una vieja guitarra, dos maracas y un bongó en cualquiera de los malecones de las urbes y poblados costeros. Es una experiencia única.
Porque este calurosísimo verano 2023, en un país considerado de los más tranquilos y menos peligrosos del mundo, es efectivamente un verano con mucho amor. Cuba baila y se divierte. Aunque no paren de sonar las alarmas ¿O acaso se trata de trompetas en una improvisada conga de carnaval?